Nunca le dijo la verdad a su familia ni a su pareja. Ahora la tuvo que ventilar al país. Rodrigo Rojas Vade, uno de los siete vicepresidentes removibles de la Convención Constitucional de Chile, quien fingió un cáncer para formar parte de la plenaria, en realidad tiene sífilis. La mentira acabó. Las especulaciones también. No era VIH o una enfermedad renal crónica, diabetes mellitus, retinopatía diabética, fibrosis quística, esclerosis múltiple o hepatitis crónica como trascendió al quedar al descubierto.
Tomás Ramírez, su abogado y ahora también vocero del dirigente de la izquierdista Lista del Pueblo, repitió el argumento de su cliente para mantener el engaño: «Es una enfermedad que tiene un estigma social y de la que no se sabe mucho».
🎬𝐌𝐎𝐍𝐓𝐀𝐉𝐄 𝐘 𝐀𝐂𝐓𝐔𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍: 𝐏𝐄𝐋𝐀𝐎 𝐕𝐀𝐃𝐄
🎬Se sacaba fotos y videos con médicos, se paseaba con sondas en las marchas para simular el cáncer
🎬Contrata al abogado Tomás Ramírez para justificar las mentiras, ni perdón ni olvido
🎬Es sífilis y Bachcet bla, bla🤡 pic.twitter.com/cGuFrOC1Vv— Floreηcia Jacksoη ♕ (@Florencia_Pink) September 16, 2021
Pero sí se sabe. Es una enfermedad de transmisión sexual (ETS) causada por una bacteria que infecta el área genital, los labios, la boca o el ano. Rojas Vade la padece desde el 8 marzo de 2013 junto a la enfermedad de Behcet, que genera inflamación en los vasos sanguíneos y la Púrpura Trombocitopénica Ideopática, un “trastorno que puede llevar a que se presenten moretones y sangrado fácil o excesivo”, debido a niveles bajos de las células que ayudan a la coagulación de la sangre, denominadas plaquetas.
Desde aquel entonces «comienza esta historia» que admite su representa legal en televisión y que ahora está en manos del Ministerio ante una declaración de Intereses y Patrimonio donde se precisa una deuda de 27 millones de pesos (34 000 dólares) por un tratamiento contra el cáncer que nunca existió.
Una deuda complicada
El abogado de Rojas Vade relata que «sus diagnósticos fueron cambiando, desde síndrome disentérico, síndrome emético, reacción adversa a medicamentos, síndrome vertiginoso, entre otros”.
Con esa versión justifica la deuda bancaria, alegando costos de hospitalización, consultas médicas, exámenes y medicamentos, pero La Tercera señala que la denuncia de la mesa de la Convención Constitucional ante la Fiscalía Centro Norte por vulneraciones a la Ley 20.880, sobre Probidad en la Función Pública, lo obligarán a declarar como imputado por el delito de perjurio.
Y tendrá que hacerlo tres veces porque además de la querella de la mesa de la Convención que dirigen Elisa Loncón y Jaime Bassa se suman otras presentadas ante el 7º Juzgado de Garantía de Santiago por el diputado de Renovación Nacional, Tomás Fuentes, y por la candidata a diputada Susana Hiplan, en las que se le atribuye lo mismo.
Sin credibilidad
Con la verdad en la mesa, Rodrigo Rojas Vade perdió su credibilidad sin posibilidad de recuperarla. Para El Mostrador “debe dejar la Convención. Si no lo quiere hacer, que lo insten sus cercanos. Si nadie lo convence, que lo saque el Ministerio Público. Si este tampoco puede, que legisle el Parlamento e invente una salida”.
Si nada de ello resulta, hay que “quitarle el sueldo” porque “el problema no es que haya mentido. Es que fue elegido porque logró engañar a sus electores. Esta ha sido una sinvergüenzura que debe ser castigada para que nunca más un estafador se haga pasar por el representante de los estafados”.
Es un clamor. La última encuesta de Consultores Asociados de Marketing (Cadem) arroja que 86 % considera que Rojas Vade debe renunciar a su cargo y dejar de forma definitiva la Convención, frente a tan solo 9 % que piensa que su renuncia a la vicepresidencia de la entidad es suficiente.
Nadie extraña esta tendencia, considerando que entre sus electores hay quienes vieron en él a alguien que pelearía por sus justas causas. En ellos hay indignación por la gravedad del fraude de que su candidato fingió padecer cáncer.
En la plenaria tampoco lo esperan. La presidente de la Convención, Elisa Loncón, admite que afectó la imagen del órgano y por eso no es “saludable” ni para él ni para los constituyentes tenerlo sentado en su curul.