La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) –donde convergen los partidos de la oposición venezolana– se queda sin patas. Las indefiniciones y divergencias entre las organizaciones que adversan al régimen de Nicolás Maduro para tomar una decisión de cara los comicios regionales del 21 de noviembre provocaron la renuncia de la directiva de esta instancia.
Con la renuncia de Ramón José Medina y José Luis Cartaya, presidente y secretario general, respectivamente, el colapso es inminente a tan solo cinco días para que venza el lapso de formalización de las postulaciones ante el Consejo Nacional Electoral (CNE). Ambos coinciden en que el “breve plazo” que resta es insuficiente para seleccionar de manera oportuna las candidaturas conjuntas.
Es un mensaje para Juan Guiadó, quien divaga en un nuevo proceso de negociaciones con el chavismo en México con la falsa ilusión de un “Acuerdo de Salvación Nacional”, mientras en el país implosiona la organización capaz de dirimir las diferencias entre los aspirantes de las distintas toldas a través de los tres mecanismos tradicionales establecidos en su reglamento: consenso, encuestas y primarias.
Consecuencias inciertas
¿Qué pasará ahora? Designar a los sustitutos de Medina y Cartaya es lo que sigue. Ellos dejaron a disposición el usuario y la clave del Sistema de Postulaciones. Es una entrega que deja en manos de otros la responsabilidad de inscribir abanderados en medio de un escenario donde no hay pactos en torno a ninguno de los nombres que ya andan en una campaña anticipada en terreno y en redes sociales.
Los conflictos con este panorama se recrudecerán. La situación se pudo evitar. La Mesa de Unidad Democrática lo advirtió hace dos semanas cuando apareció con “la lógica de recuperar o plantear la legitimidad de una instancia como la MUD para resolver las diferencias” y así evitar que los “polizontes” o “free riders” que querían emplear el símbolo de “la manito”, que en su momento dio resultados a la oposición, saquen provecho particular.
Un escenario turbio
El asunto es peliagudo. Si bien la MUD nació como un “actor político” facultado para manejar las diferencias sobre candidaturas, dada la incapacidad de los grupos de la oposición para acordar una estrategia común o definir alguna propia que tenga consistencia, la MUD –o lo que su simbología representa– probará si gana el reconocimiento de los grupos de la oposición y se genera un proceso en los hechos similar al de 2008, cuando trabajó en función de candidaturas unitarias para las regionales de ese año.
Pero el escenario no es el mismo. Desde febrero de 2019 Juan Guaidó se juramentó como presidente interino, debido a la ilegitimidad de las elecciones en las que Nicolás Maduro se declaró reelecto. El objetivo era lograr el “cese de la usurpación”. De igual menara, tanto Guaidó como la comunidad internacional declararon como nulos los comicios en los que se eligió la Asamblea Nacional chavista que designó el actual CNE que convocó a estas elecciones regionales. Por lo tanto, el evento electoral pautado para noviembre también carecería de legitimidad, de acuerdo con los argumentos planteados hasta hace poco por Guaidó. La firma del memorando de entendimiento en México representa una capitulación que pone fin al Gobierno interino. Esto no solo ha generado discrepancias internas sino también una natural apatía entre los votantes decepcionados y confundidos con tantas contradicciones.
Errores “infinitos” del G4 y escasas expectativas
Las expectativas son pocas si se toman como referencia las declaraciones del excandidato presidencial Henrique Capriles, quien reconoce las pretensiones de imponerse “porque sí” entre aspirantes que se multiplican. Vale recordar que la decisión de participar o no en estas elecciones y las condiciones en caso de acordar la participación se definirán en las negociaciones que apenas comienzan en México, pero el comportamiento de Capriles ha estado al margen de estas conversaciones, pues ya él anunció que votará en estas elecciones e hizo un llamado a la participación por su cuenta.
El escenario que apunta a un nuevo fracaso cobra sentido con la lectura del politólogo Luis Aguilar, quien atribuye la renuncia de las cabezas de la MUD a evitar “salpicarse” de los errores del G4 –coalición que reúne a Acción Democrática, Primero Justicia, Voluntad Popular y Un Nuevo Tiempo– y que tampoco se pronuncia cuando el reloj corre en contra. Así lo afirmó en su cuenta de Twitter.
Ramon Medina y José Cartaya directivos de la MUD no quieren ser salpicados por los infinitos errores del G4.
Barril sin fondo!! pic.twitter.com/hpbtWNJe84
— Luis Aguilar (@LuisAguilarVe) August 24, 2021
Periodo de maniobra
El domingo 29 de agosto vence el proceso de las postulaciones y comienza el período de modificaciones que transcurrirá entre el 8 y 22 de septiembre. Es un lapso que permite maniobras a lo interno de la oposición.
En este momento, con el calendario electoral encima, es un hecho que una avalancha de candidatos se inscribirá ante el CNE para luego ir evaluando la pertinencia de sus aspiraciones en el camino. El cronograma no les deja otra opciones a quienes decidieron sentarse nuevamente a negociar con el régimen, pues las fechas pautadas por el árbitro electoral impuesto por el chavismo van un paso adelante en comparación con el calendario de reuniones en México, lo que ejerce una presión adicional a la debilitada oposición que inició este proceso en total desventaja.
De esta manera, los candidatos cercanos al G4 y los del grupo de Capriles aseguran participación sin tener que acordar el uso de la tarjeta que llegará a la cita electoral –si lo hace– con su siglas desgastadas u ocupadas por otra ola de “alacranes”.