Unas elecciones regionales en Venezuela con la participación de la oposición es un escenario en coagulación. Es algo que se percibe a la vista con el nombramiento de un nuevo Consejo Nacional Electoral que estará integrado por primera vez en 18 años por dos rectores —de los cinco que lo compone— ajenos al chavismo.
Ese intento de equilibrio político la Casa Blanca lo está viendo, pero sobre todo lo respalda, tal como reconoce Julie Chung, subsecretaria interina de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de Estados Unidos, en su cuenta en Twitter.
1/2 The U.S. supports a comprehensive, negotiated solution to the crisis in Venezuela that addresses all aspects of the conditions necessary for free and fair elections. It’s up to Venezuelans to decide whether the new National Electoral Council contributes to this end.
— Julie Chung (@WHAAsstSecty) May 6, 2021
Desde la red social, en dos mensajes puntuales, reveló que “Estados Unidos apoya una solución integral y negociada a la crisis en Venezuela que aborde todos los aspectos de las condiciones necesarias para unas elecciones libres y justas” pero puntualiza que “depende de los venezolanos decidir si el nuevo Consejo Nacional Electoral contribuye a este fin”.
Lo que no responde es si la administración demócrata de Joe Biden considera que el ente lo hará, cuando las designación de los miembros del órgano rector comicial brotaron de la Asamblea Nacional del régimen de Nicolás Maduro electa el 6 de diciembre en unos comicios, hasta ahora, desconocidos por Washington al ser fraudulentos.
Con esa laguna en medio del anuncio, la funcionaria solo precisa que continúa la “presión por los cambios mínimos fundamentales necesarios para elecciones libres y justas, incluido el levantamiento de las prohibiciones a los partidos políticos, la liberación incondicional de los presos políticos, invitaciones a observadores electorales internacionales creíbles y un calendario electoral público”.
En esos términos, lo claro es que el paso dado por las fuerzas políticas en Caracas es tan solo uno y se requieren más, para que Biden pueda darle un mejor contexto a la ambigua estrategia discursiva que deja su vocera.
Jugada con intereses
La trascendencia de esta jugada entre opositores y socialistas dependerá de la voluntad del régimen para respetar el acuerdo, la confianza que genere entre los venezolanos para recuperar la credibilidad del voto y la respuesta de la comunidad internacional. Los desafíos no son menores.
Pero ya “la presencia opositora en el CNE es fruto del esfuerzo de algunos sectores de la sociedad civil y de la oposición y del chavismo más moderado”, analiza El País que pese a la ilegalidad de origen del Legislativo evaluó las postulaciones y eligió un nuevos rectores para manejar los procesos electorales por siete años. Un periodo largo y con un calendario movido que incluye la elección de gobernadores y alcaldes este año, así como un posible nuevo intento de revocatorio al mandato de Nicolás Maduro en 2022.
Las jornadas y la conformación del nuevo CNE despiertan interés o abren espacio a las expectativas porque la presencia de los dos magistrados opositores —Enrique Márquez y Roberto Picón— colaron en el poder al llamado Foro Cívico, integrado por la coalición de organizaciones sociales promotoras de una “tercera vía” apartada de la oposición que lidera Juan Guaidó, quien opta por la comunidad internacional para pedir elecciones presidenciales y legislativas libres.
Sin embargo, la configuración aparentemente plural del nuevo Consejo Nacional Electoral abre para Foro Cívico “un nuevo ciclo en la historia de una institución cuyo cuestionable desempeño minó la confianza en el voto”, señaló en su comunicado y en sus redes sociales.
➡️ Desde el @ForoCivicoVzla creemos en el voto como nuestra mejor y más legítima herramienta de lucha, por ello saludamos el nombramiento de un #CNEPlural como primer paso de una travesía por etapas, y que requiere del compromiso y trabajo de todos los venezolanos pic.twitter.com/mWaR2kBvcl
— Redac (@REDAC_DDHH) May 6, 2021
Sin apuros
“No es el mejor CNE pero es uno preferible” divulga sin tibiezas el medio español. ¿Quién en desacuerdo? cuando el hecho se inscribe en una corriente de concesiones y de señales del régimen al exterior para superar el aislamiento que afronta.
Hablar de esperanza, cambio o salidas es prematuro frente a una dinámica polarizada entre la élite política cuyo resultado es, con frecuencia, la frustración colectiva.
De momento, “se trata de una rendija más bien pequeña”, asegura BBC Mundo porque la llamada Plataforma Unitaria encabezada por Guaidó rechaza la negociación debido a que está “hecha de espalda y sin la participación de la de la gran mayoría de los factores legítimos democráticos y las negociaciones parciales responden a la estrategia de Maduro de tratar de producir fracturas en las filas democráticas y en la comunidad internacional”.
Una imposición del régimen sin garantías busca blanquearlos y dividir. El rol de un CNE independiente es fijar cronograma que incluya presidenciales. Imposible para ese CNE.
Nuestra labor: unificar y lograr un acuerdo integral, junto al mundo, que garantice la solución real. pic.twitter.com/9gqrJGENnM
— Juan Guaidó (@jguaido) May 6, 2021
Los congresistas estadounidenses Debbie Wasserman Schultz y Mario Diaz-Balart, miembros del Caucus de Democracia de Venezuela coinciden con esta postura de Guaidó y creen que la designación de un nuevo CNE es “una intención del régimen de Nicolás Maduro para aferrarse al poder” ¿Tendrá capacidad de la comunidad internacional para los matices? Se sabrá. Y pronto.