Socialismo, chavismo, antimperialismo, antifujimorismo, patria grande y conservadurismo social es el cóctel ideológico de Pedro Castillo, el candidato presidencial del partido izquierdista Perú Libre que está en el primer lugar del conteo de votos en Perú. Actualmente cuenta con el 18,29 % de las boletas a favor.
Con esas doctrinas revueltas, el docente de 51 años presume su condición de campesino y rodero para conquistar la Casa de Pizarro. Esa es su estrategia: conectar como “hombre de pueblo”. La misma que lo subió sin éxito a una yegua indomable llamada Aldina, color café, de seis años para llegar a su centro de votación en Cajamara. El equino se amotinó y lo dejó a un par de cuadras.
Por esa y otras razones más su nombre causa preocupación. No solo porque es un aspirante que propone un proyecto estatista para la economía y la sociedad, sino por sus nexos nunca aclarados con el Movimiento por la Amnistía y Derechos Fundamentales (Movadef), el actual brazo político de Sendero Luminoso. Videos en las redes sociales lo exhiben entonando el himno del grupo guerrillero.
PEDRO CASTILLO CANTANDO EL HIMNO DEL GRUPO TERRORISTA SENDERO LUMINOSO, tengo miedo.#EleccionesBicentenario Soto pic.twitter.com/HYuPfP7h3E
— carlos (@carlos10242604) April 11, 2021
Los reportes de la Dirección contra el Terrorismo (Dircote) demostraron los vínculos en 2017, cuando Castillo encabezó las protestas del gremio por reivindicaciones salariales.
“Es un lobo vestido de cordero” afirma Carlos Basombrío, ministro del Interior en aquel momento. Tenerlo en la segunda vuelta evidencia que “el país enfrenta una división”, avizora El País.
Gobierno a lo Maduro
La radicalidad es parte de la oferta del maestro que habla con pausas, voz grave y mirada inquieta. Desde esa parcela vocifera que “Venezuela es una democracia petardeada por intereses norteamericanos, cuyo único fin es apoderarse de sus recursos económicos menguando al pueblo con sanciones criminales”. Su partido se hace eco estas declaraciones en las redes sociales.
Venezuela es una democracia petardeada por intereses norteamericanos cuyo único fin es apoderarse de sus recursos económicos menguando al pueblo con sanciones criminales. https://t.co/MRQm56S8w7
— Perú Libre 2021 (@2021Libre) April 12, 2021
En su plan —inspirado en la dictadura de Fidel Castro y las ideas de Lenin— se considera que “la verdadera libertad de prensa en una sociedad solo es posible cuando se libere del yugo del capital”.
Es la reedición de fórmula chavista. Admite que “una prensa regulada soberana y patriota debe primar sobre el enfoque fujimorista, por el bien de la moral y las buenas costumbres”.
El ideario ortodoxo y extremo es amplio. Incluye además de que el Estado debe impedir el monopolio, evitar el capital transnacional y emanciparse de los “tratados lesivos”. Se propone “rescatar al Estado del secuestro cometido por los grandes intereses”.
Por ello, en nuestro Gobierno, sin duda ni murmuraciones, rescataremos al Estado de este secuestro cometido por los grandes poderes económicos y entregaremos el poder al pueblo.
Llegó la hora de cambiar de raíz esté problema. Tú y yo, podemos hacerlo.
Palabra de Maestro
— Pedro Castillo Terrones (@PedroCastilloTe) February 16, 2021
Una victoria sin futuro
La efervescencia de Castillo por su victoria en la primera vuelta se evaporará rápido porque “Perú no se está girando a la izquierda. Sus partidos reúnen sólo al 30 % del electorado mientras que los partidos de derecha aglutinan el 50% pero esta cifra se ha atomizado entre tres candidatos fuertes Hernando Soto, Fujimori y López Aliaga”.
Así interpreta el abogado Jeffrey Kihien los primeros resultados en entrevista con el PanAm Post. Para el analista, el triunfo de la derecha como fuerza política el próximo 6 de junio —fecha de la segunda vuelta— es viable, pero requerirá de transparencia.
Su teoría parte de que “es extraño que alguien en una semana alcance el porcentaje que muestran los resultados electorales, porque no importa quien vote sino quien cuenta los votos y el legado de Martín Vizcarra abrió el camino a los fraudes”.
De esa manera, Kihien expone que la observación de la próxima medición será crucial, así como también el resguardo de las boletas.
Negociaciones en la ruta
Es un hecho que luego de darse a conocer los resultados oficiales comenzarán otros dos meses de campaña. En esta nueva cruzada se esperan “discursos más afinados y centristas”, para conquistar los votos que inclinarán la balanza.
Con esa estrategia, los dos candidatos en el balotaje garantizarán su gobernabilidad, considerando que “el Congreso está mucho más fraccionado que el anterior”.
Si la derecha gana necesitará un gobierno de coalición, negociar con las diferentes bancadas y eso es más posible ahora que “el enemigo es más visible, es la izquierda radical”.
Pero si la izquierda llega a la Casa de Pizarro, Castillo promete cambiar la Constitución y para ello se necesita el apoyo del Congreso. Si no lo obtiene puede disolverlo alegando desconfianza del gabinete presidencial. En esos términos y escenarios “habrá ingobernabilidad” vaticina Kihien.