Por la mitad de su valor compran los dólares perforados, borrados, manchados, rayados, descoloridos o quemados en las calles de Venezuela. Ese es el nuevo negocio que irrumpe en el país ante la imposibilidad de cambiar la divisa extranjera en sus instituciones bancarias.
La insólita práctica comercial emerge ante el rechazo de los comercios de recibir billetes norteamericanos deteriorados. Así lo divulgó la Voz de América, en un video donde se evidencia el canje informal.
Según El Estímulo, “con el auge del dólar como moneda de uso común también se incrementaron las precauciones con respecto a los billetes en circulación”. En Caracas, los bodegones y negocios imponen restricciones a la hora de recibir la divisa verde en efectivo al exigir a sus clientes que estén sin deterioro alguno.
En Lechería, Valencia, Maracaibo y Puerto Ordaz se repite el escenario donde una “inspección ocular” es determinante.
Cuidándose de no perder
Los motivos para rechazar los dólares maltratados varían, señala El Estímulo. Algunos comerciantes adoptaron la medida para evitar conflictos con los clientes que refutan el vuelto de una compra con un “billete feo”.
Otros alegan que a la hora de depositarlos en un banco del exterior, enfrentan trabas al entregarlos y para otros solo dicen que es una cuestión estética. Sin embargo, la Reserva Federal de Estados Unidos cataloga como un billete “no apto” solo si presenta un hueco de más de 19 milímetros cuadrados (aproximadamente el tamaño de una aspirina) y si los formatos de cinco, diez y veinte dólares datan de 1996 por su antigüedad.
Un negocio en auge
En Venezuela la necesidad de emprender se mezcla con creatividad y viveza criolla en un negocio que devela que “siempre hay alguien que saca partido de la circunstancia adversa”, asegura El Estímulo.
Ya en las redes sociales hay “empresas” con publicidad paga en Instagram, promocionando su servicio que se orienta en “cazar billetes feos” por un valor menor.
“Así como hay gente que busca comprar dólares para mandar a sus cuentas en el exterior, otros compran en efectivo para hacer sus negocios”, relata el medio.
En esa permuta, los billetes de grandes denominaciones se compran por un valor más cercano a los publicados por los indicadores en redes sociales pero en el caso de las bajas denominaciones se pierde más en el cambio porque son los de “mayor rotación en el país y de los que más cuesta salir”.
Lo que ocurre con los billetes en mal estado adquiridos no está claro, afirma El Estímulo, pero deberían en medio de su circulación llegar hasta la Oficina de Grabado e Impresión de Estados Unidos (U.S. Bureau of Engraving and Printing en inglés) para ser reemplazados.
El afán de Maduro
Al margen de la situación, la meta de este año de Nicolás Maduro es “una economía nueva, una economía distinta y dinámica”. Para decirlo, alzó la voz y se ajustó los lentes en la Asamblea Nacional. Está decidido. Desde ahora quiere dólares circulando por todos lados, en los mercados populares y centros comerciales, en los bancos y en digital pero de forma “legal”.
En tres horas de memoria y cuenta de su gestión anual, anunció que la banca venezolana ofrecerá cuentas en dólares que estarán afiliadas a una “tarjeta de economía digital” para comprar y vender en bolívares, informó El Nacional.
Será “una conversión para un proceso de recuperación sostenida de la moneda nacional”. Admitió también el uso de las transacciones en dólares para comprar desde inmuebles hasta un café.
Un camino abierto
Con este anuncio, El Impulso sostiene que la dolarización que vive Venezuela desde hace unos años continuará abriéndose camino este 2021 con el beneplácito parcial del régimen.
Para Luis Arturo Bárcenas, economista senior de la firma Ecoanalítica citado por el medio, si bien lo dicho por Maduro no implica algo nuevo, sí apunta hacia un “cambio de postura”.
Estima también que se propiciará una desigualdad mayor con la dolarización, analizando que aunque representa una válvula de escape, la divisa no estará disponible para todos.
Sin embargo, Zelle es el servicio de transferencia de dinero utilizado por los venezolanos, propiedad de un grupo de siete bancos de Estados Unidos que hasta ahora lidera las transacciones en el país.
Este servicio funciona para compras en dólares y con ella se puede adquirir desde un chocolate, un nuevo par de zapatillas y medicinas, a raíz de los controles impuestos por el régimen que desencadenaron un mercado negro.