A tan sólo nueve días de la llegada de Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos sus primeros pasos con Venezuela parecen estar ya marcados. La prensa internacional avizora una negociación en la que las sanciones impuestas por la administración de Donald Trump quedarían atrás a cambio de unas elecciones supuestamente libres y transparentes.
Los asesores de Joe Biden se “preparan” para pactar con Nicolás Maduro elecciones “libres” a cambio de revisar las sanciones económicas, divulga El Mundo. Este escenario también lo maneja Financial Times al afirmar que el régimen venezolano “espera que Joe Biden alivie las amplias sanciones estadounidenses”.
Los medios lo suponen desde que a las pocas horas de proyectarse los resultados de las elecciones en Estados Unidos, Maduro expresó en un tuit que Venezuela “siempre estará lista para el diálogo y el entendimiento con el pueblo y el Gobierno de Estados Unidos”.
Biden ha sido crítico. Se ha referido a Maduro como “dictador”. Sin embargo, su política exterior hacia Venezuela puede llegar a ser tan complaciente como la de la administración de Barack Obama, en la que Biden era el vicepresidente.
Funcionarios con planes
Juan Sebastián González, quien será el nuevo director de Asuntos Hemisféricos en el Consejo de Seguridad Nacional, es decir, el hombre a quien Joe Biden escuchará a la hora de definir qué hacer en la región, considera necesario “un nuevo enfoque de cara a la crisis de Venezuela”, indica Infobae.
Así parece. Según analiza El Mundo, el nuevo mandatario de la Casa Blanca “apostará a un esfuerzo diplomático multilateral. Nada de decisiones agresivas, al contrario, serán calculadas y con un propósito claro de presionar por señales de cambio y las sanciones no serán levantadas hasta que no se acuerden un mínimo de condiciones”.
El objetivo del demócrata, declara González, es “promover una región segura, democrática”. Su política asume que las sanciones unilaterales satisfacen la rabia frente a las injusticias que sufren los venezolanos pero son ‘infuncionales’ en la ausencia de una estrategia diplomática.
A cuidarse las espaldas
Sentarse con Maduro o intentarlo requiere estrategias por parte de Biden. Primero debería hablar con la Unión Europea y el Vaticano antes de “caer en la trampa de la negociación” señala el senado republicano Marco Rubio en Mega TV.
Si no lo hace, el ganador en el proceso sería el dictador, quien a su juicio compraría tiempo y socavaría a la oposición. Sospecha que el plan de Biden es “volver a la política de la era Obama”. Está claro en que “todas las personas que han entrado en negociaciones con ese régimen han quedado desprestigiadas”.
Una realidad sin magnificar
El senador no exagera. El régimen bolivariano incumplió los acuerdos alcanzados en 2016 con los diplomáticos del Vaticano, así como tampoco avanzó en los diálogos iniciados con el opositor Henrique Capriles bajo el auspicio de la Unión Europea (UE).
En 2019 pateó las negociaciones en Oslo y Barbados para imponer una falsa Mesa de Diálogo Nacional con una “oposición” a la medida.
Lo que vendrá serán “conversaciones y negociaciones que tendrán como objetivo formal y aparente lograr una salida electoral a la crisis pero su verdadero objetivo será atender los problemas que Maduro genera a otros países, como la migración, y mejorar las condiciones de vida en Venezuela”, pronostica el dirigente opositor Ramón Muchacho, exiliado en EE. UU., citado por El Mundo.
Su pesimismo se basa en que “Maduro nunca jamás, por ningún motivo, entregará el poder”. Y aunque así fuera, por su lado, él intenta atraerlo con señales de conciliación. Invoca a su famoso diálogo, plantea reabrir negociaciones a través de Noruega e incluso ha insinuado que contará con su principal aliado en Europa para cumplir su cometido, el expresidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.
Europa se relaja
Pero mientras llega el momento de la transición en Washington, los mandatarios Jair Bolsonaro y Benjamin Netanyahu, de Brasil e Israel, respectivamente, luchan por adaptarse a la presidencia de Joe Biden. Otros líderes liberales se sentirán aliviados por el cambio de liderazgo en Estados Unidos, asegura Financial.
Angela Merkel en Alemania es una de ellas, así como Justin Trudeau en Canadá, asegura El Mundo. Ambos tuvieron relaciones difíciles con Trump. Y ellos, junto al bloque europeo “les preocupaba que una segunda administración Trump retirara a Estados Unidos de la OTAN e intentara socavar a la UE” apunta el medio.
Eso significa que en Bruselas y Berlín hay suspiros. Pero los gobiernos de Japón, Australia y Taiwán que apreciaron la línea de Trump con China están a la expectativa frente al cambio de mando en Washington.