La postración del bolívar frente al dólar llevó al régimen de Nicolás Maduro a ordenar impuestos a las operaciones cambiarias que se efectúen en Venezuela. La iniciativa constituye un intento por detener la devaluación de su bolívar que ya no es nada “fuerte”.
La meta es regularizar el uso de divisas en la banca nacional. La medida implicará además realizar modificaciones en la Ley del Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras vigente a fin de adaptarla a los nuevos parámetros.
La vicepresidente y ministra de Finanzas del régimen, Delcy Rodríguez, informó en Twitter que «las transacciones en divisas dentro de una entidad financiera pagarán un impuesto transaccional superior al Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras de las operaciones en bolívares”.
4/5 Por otro lado, las transacciones en divisas dentro de una entidad financiera pagarán un impuesto transaccional superior al Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras de las operaciones en Bolívares. A los efectos se reformará la ley respectiva.
— Delcy Rodríguez (@drodriven2) November 25, 2020
La alícuota del Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras (IGTF) para operaciones en bolívares se ubica en el 1 %. Se prevé que será el doble para las hechas en moneda estadounidense, afirma Descifrado.
Un disparate económico
Con la medida el chavismo pretende “incrementar las opciones para realizar operaciones cambiarias de divisas a moneda nacional” y para ello habilitarán “aliados comerciales” de las casas de cambio para incrementar el número de “prestadores de servicio”.
Para lograr su cometido, el régimen se reunió en el Banco Central de Venezuela (BCV) con representantes de las entidades financieras. En el encuentro se acordó designar a la Superintendencia de Bancos (Sudeban) como el ente que será responsable del aumento de los límites de las transacciones con tarjetas de débito y transferencias electrónicas, tanto para personas naturales como jurídicas.
La institución además deberá vigilar que esos límites se “actualicen continuamente para que quienes tengan recursos en bolívares puedan usarlos fácilmente».
El plan socialista proyecta “disminuir el incremento del dólar o la depreciación acelerada del bolívar en la última semana”, afirma La Patilla, considerando que la cotización no oficial de la moneda estadounidense rompió la barrera del millón de bolívares.
Pero la aspiración es inútil para impedir el avance de la moneda extranjera sobre la nacional. De nuevo se equivocan y los especialistas lo confirman.
“Lo que está anunciando Delcy Rodríguez es que están intentando favorecer al bolívar como medio de intercambio, pero el problema no es ese, sino la reserva de valor, es decir, la gente entiende que el bolívar pierde valor. El tema de fondo a resolver es ese y no se está resolviendo”, afirma Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica en Unión Radio.
Impuesto para presionar
“Dos por ciento” de impuesto es el valor que deberán asumir quienes opten por esta vía para sus negocios, estima Héctor Orchena, consultor y auditor tributario, quien en declaraciones a La Patilla enfatizó que ese es el monto que rige, según su experiencia, a las grandes transacciones financieras.
Las ventajas para la desastrosa economía de Maduro son “hipotéticas en un contexto donde su propia economía está colapsando y el bolívar acaba de perder todo su valor, ya no funciona como un medio de pago dentro de Venezuela” destaca VOA.
Aunque “el dólar se promueve internamente para la actividad económica diaria” una transición del bolívar al dólar mientras no se estabilice el bolívar y se recupere la confianza en el mismo dificulta un aumento de “apetito comercial”.
Una copia latina
Lo que sucede en Venezuela es “similar a la que ocurrió a mediados de los años noventa en países como Perú y Bolivia, donde la hiperinflación desquició la economía” recalca Prodavinci.
Maduro se orienta a ese escenario y un “paso crucial para la profundización de la dolarización es que al menos la mitad de los depósitos y créditos del sistema financiero estén en dólares y la banca venezolana abrió la puerta”.
El devenir económico luce peligroso. Rafael Ramírez, expresidente de Petróleos de Venezuela, lo concibe así porque “la dolarización es la expresión más concreta del desastre en la administración de la Hacienda Pública”.
A su juicio, “un dólar fuerte y omnipresente en la vida diaria del venezolano, es el resultado de la claudicación de la responsabilidad de dirigir la economía”.
La banca como cómplice
La banca venezolana se divide en este momento en dos. Por un lado está “un grupo de entidades financieras que tienen cuentas que permiten transferir y efectuar pagos a través de internet o el teléfono celular a clientes del mismo banco, que también tengan cuenta en moneda extranjera”, asegura Prodavinci.
Por otro lado, están “otros bancos pequeños, flexibles y dispuestos a arriesgar para ganar cuota de mercado, como Bancamiga, que ofrece un menú variado como cuentas en dólares con tarjetas de débito que funcionan para pagar en cualquier comercio del país y del exterior”.
Esas mismas entidades facilitan el “retiro de efectivo en cajeros automáticos de otros países y transferencias en dólares desde una cuenta en Venezuela a una cuenta de otro banco en el extranjero y viceversa”.
El medio además prevé que “en breve, habrá tarjetas prepagadas para compras por internet en plataformas como Amazon o Netflix”.
Si bien las sanciones de Estados Unidos provocaron que la mayoría de los grandes bancos norteamericanos y europeos dejaran de servir de puente para transferir fondos desde Venezuela, Prodavinci afirma que pequeñas entidades financieras como Andcapital Bank, Facebank y Compass Bank están actuando como corresponsales de bancos en el país.
Y la alianza entre Advanced Mobile Payment y Bancamiga ya ha dado frutos. La fusión permitió la distribución de 50 000 puntos de venta en el país que aceptan pagos en dólares.
Entre los datos del portal resalta también que “bancos venezolanos evalúan utilizar sus sucursales en el exterior como puente para ofrecer transferencias, pero por ahora priva la prudencia”.
Y la cautela se debe a que “si un organismo o persona sancionada por el Departamento del Tesoro americano hace una operación a través una sucursal en el exterior, ese banco sería multado”.