Convertir al dólar en la moneda circulante de la economía en Venezuela no es una decisión unilateral que puede tomar el régimen de Nicolás Maduro. Para la transformación se requiere la autorización de las Reservas Federales de Estados Unidos asegura VOA.
El trámite representa una gran espina para las intenciones del dictador porque “vistas las relaciones diplomáticas y el no reconocimiento de Maduro por parte de Donald Trump, esto es prácticamente imposible” señala el portal.
Además de la aprobación de Washington “dolarizar requeriría modificar la Constitución de Venezuela”, cita el medio.
Y aunque todavía ronda la incertidumbre sobre quién ocupará la Casa Blanca, las esperanzas para el chavismo de avanzar a su dolarización precisaría alianzas con el demócrata Jhon Biden, si este es nombrado.
La ilusión de Maduro es que sus incendiarias relaciones con EEUU den un giro con el demócrata, quien oxigenó su deseo tras planear en la campaña que no estimaba “desmantelar” las sanciones sino establecer “sanciones inteligentes” divulgó Infoabe.
Pero el tiempo corre junto a las ansias de Maduro por encontrar contención a su crisis financiera que ya se frustró con el reciente intento de instalar cajeros automáticos en el país.
“Las discusiones ocurren —además— en un contexto de devaluación agresiva del bolívar, hiperinflación durante 36 meses continuos y la utilización, cada vez más frecuente, del dólar como método de pago en comercios venezolanos” apunta VOA.
Una cámara salvavidas
Implementar una cámara de compensación le abonaría el camino a Maduro para lograr su cometido. Según VOA este sistema tendría a su favor el Convenio Cambiario Número 1, que permite desde 2018 abrir cuentas en divisas.
También contaría con el respaldo del Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat) y la Ley del Impuesto al Valor Agregado que permiten el cobro y facturación en divisas de forma legal.
Destaca que “con esta cámara de compensación, ya no solo sería la posibilidad de depositar unos dólares en Maturín y retirarlos en Caracas pagando el 1 por ciento (al banco), sino que pudiera transferirse desde un ‘banco A’ a un ‘banco B’ dinero que pudiera ser efectivo en los plazos que establezca la cámara”.
A su juicio, esto “abriría el compás de la dolarización en Venezuela” pero no terminaría de serlo del todo.
Transferencias a la vista
La activación de “un sistema de transferencias interbancarias en divisa estadounidense significaría un proceso de dolarización financiera” además habilitaría a los banco la entrega de créditos en dólares destaca VOA.
También se reactivarían las casas de cambio, especialmente en la zona fronteriza, donde la mayoría de las operaciones se realizan con divisas.
Los beneficios están a la vista para Maduro quien podría “sacarle algo de provecho” al nuevo sistema, proyecta VOA.
Juntas pero no revueltas
La trasformación monetaria hacia una dolarización financiera abriría espacio a un “sistema biométrico” que manejaría de forma simultánea bolívares y dólares estima el análisis de VOA.
Las desigualdades económicas en Venezuela así lo imponen, tomando en cuenta que “existen quienes reciben recurrentemente algún tipo de remuneración en dólares, que no supera el 15 por ciento de la población, y, por otro lado, está entre 75 y 85 por ciento de los venezolanos que recibe eventualmente algún pago en dólares”.
Ello convierte la iniciativa en “asimétrica” y “desordenada” asegura el medio que no prevé un aumento en el ingreso real de la población porque “no hay ninguna evidencia de que la productividad del país vaya a crecer en 2021”.
La permanencia del bolívar como moneda de curso y legal continuaría en curso. Su circulación permite completar operaciones que no se pueden hacer en moneda extranjera y el Ejecutivo perdería la capacidad de emitir dinero para cubrir el gasto público.
Queda esperar si las reuniones con cinco entidades bancarias favorecerán los planes del régimen, apunta Semana.