La ruta está escabrosa para la consulta pública que promueve el presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó. Faltan tres semanas y la apatía prevalece.
La invitación a participar de forma presencial, virtual o itinerante este 6 de diciembre para rechazar las elecciones parlamentarias convocadas por el régimen de Nicolás Maduro, carece de atractivo para personalidades influyentes.
“Lamentablemente, aún no podemos contar con valiosos actores, que de pronto parecieran más inclinados a que la inercia nos lleve a una suerte de punto muerto”, cuestiona el analista y periodista Miguel Ángel Rodríguez.
El periodista centra el problema en que la consulta ha sido “víctima de algunos comportamientos de compañeros del estamento partidista opositor” y admite como “insólito” que la gran dificultad a combatir es “la falta de unidad para seguir dándole la batalla al régimen hasta derrotarlo”.
“¿Hasta cuándo van a demorar su incorporación a la consulta popular, ellos y ellas, de los grandes nombres, con la excusa de que este evento es una treta de Guaidó?”, se pregunta Rodríguez mientras reconoce que “se necesita su concurso más determinante”.
Las dudas para integrarse al impulso de la consulta radica en las sospechas de que quienes se unan se conviertan en “imbéciles títeres”.
Caminos complicados
“Esta consulta no va a tener éxito”, augura la Voz de América por la situación de la pandemia, la división de los partidos, el malestar de la población refugiada en la antipolítica y la baja credibilidad de Guaidó.
El medio la ubica en “una encrucijada” al calificarla como una “iniciativa positiva, pero pálida” y compara esta consulta con el proceso opositor del 16 de julio de 2017, que no tuvo el apoyo del Consejo Nacional Electoral.
Aunque 7,5 millones de venezolanos participaron dentro y fuera del país, el politólogo Ricardo Ríos dice que “la consulta fue un hito político sin precedentes, pero no se pudo transformar en hechos políticos que modificaran el estamento jurídico político”.
Clero indiferente
Del pensamiento, palabra, obra y omisión de la Iglesia Católica en Venezuela, abunda lo último.
Hasta ahora, el apoyo del clero se ha reducido al Obispo Emérito de Los Teques, Monseñor Ovidio Pérez Morales, quien desde el Alto Consejo Ciudadano expresa su respaldo sin sumar a más líderes de la Conferencia Episcopal.
La jerarquía católica ha interpelado a la dirigencia política tras la decisión de abstenerse de participar en las legislativas convocadas por el régimen porque aseguran que “abstenerse no basta”.
Ángel Álvarez, ex director del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad Central de Venezuela, apunta en el Diario de Cuba que “si un líder invita a los votantes a participar o dejar de hacerlo, debería tener un plan de al menos dos pasos más allá del mero acto”.
Sin aceptación en la población
El desgaste de la figura de Guaidó es clave en el proceso. Según un estudio de la firma Datincorp de tener 50% de reconocimiento ahora cayó a solo 16% apunta el Washington Post.
“No hay nada novedoso ni claro en esta propuesta que Guaidó ha invitado a revisar para lograr una ruta unitaria. El alcance de su llamado se verá en los próximos días”, reseña el medio.
Proyecta, además, que “si nada cambia, la situación de Venezuela va hacia un alargamiento de la crisis política, con un dominio del chavismo”.
El tiempo sigue corriendo y avisan que “aunque los milagros existen y siempre surgen imponderables, no hay indicios de que las fuerzas democráticas puedan encontrar un camino realista en el corto plazo para lograr un cambio”.
Más estrategia
Para Abraham Lowenthal y David Smilde, especialistas en política e historia Latinoamericana del New York Times, “la oposición democrática al régimen autoritario de Nicolás Maduro necesita basar su estrategia y táctica en una comprensión de las realidades concretas, libre de autoengaños”.
En su artículo publicado en el NYT, ambos coinciden que “un gobierno altamente autocrático no puede ser derrocado solo porque es ampliamente reconocido como ilegítimo, ni siquiera por ser muy impopular, sino solo cuando hay apoyo nacional para una fuerza alternativa creíble”.
Subrayan que “los sectores fragmentados de la oposición deben enfatizar lo que los une y subordinar las ambiciones individuales a los objetivos colectivos”y eso solo es posible “con una visión llamativa y unificadora que le ofrezca esperanza a la mayoría, así como métodos de participación y beneficios prácticos”.