Comprender la realidad institucional de Venezuela resulta muy complejo. En teoría, hay un desvanecido gobierno interino presidido desde 2019 por Juan Guaidó que se aferra a un delgado hilo constitucional que ya no lo sostiene. En la práctica, el régimen usurpador de Nicolás Maduro sigue teniendo el control del país. Así lo confirman los médicos, maestros y demás venezolanos que salen a protestar. Nadie reclama ayuda a Guaidó porque nada puede hacer. La situación es similar en el Poder Legislativo: existe una Asamblea Nacional electa en 2020 bajo el control del chavismo con escaso reconocimiento, mientras la AN de 2015 sigue sesionando como una Comisión Delegada. Y en el Poder Judicial la historia se repite.
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Ante esta situación y la convocatoria a unas primarias por parte de la oposición para participar en las próximas elecciones presidenciales con el mismo sistema electoral tan cuestionado, PanAm Post conversó con el magistrado Miguel Ángel Martín, quien presidió el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela en el Exilio. Este es su diagnóstico de la compleja situación: “Hay un vacío de institucionalidad en Venezuela. Dentro y fuera de Venezuela. Tenemos un problema de representación. En primer lugar porque dentro de Venezuela todos los poderes están usurpados, están desinstitucionalizados por completo. Y el vestigio de lo que quedaba fuera, que intentó buscar una manera de lucha por la libertad, fracasó”.
En cuanto a la salida, plantea que habría dos posibilidades: una transición forzada o pactada. “Aquí se está trabajando una transición pactada dentro del mismo chavismo con un sector de la oposición”, asegura el expresidente del TSJ de Venezuela en el Exilio. Y es aquí donde sale a relucir la cohabitación de la que habló el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, en un reciente artículo de opinión.
Miguel Ángel Martín aclara en este sentido que “el término cohabitación no es muy agradable pero está dentro de la semántica”, lo que implicaría entonces optar por la transición pactada pero dentro el marco jurídico, sin olvidar que hubo delitos de lesa humanidad y violaciones a los derechos humanos. “Ahora, si se hace un pacto de gobernanza con el chavismo sin justicia entonces no es cohabitación, es complicidad”, sentencia.
Para Martín, las próximas elecciones en Venezuela son clave. Su pronóstico es que solo hay “dos años años para construir una nueva forma de hablarle a la gente, para transformar el poder en democracia con las personas correctas”. Admite que “no es fácil”, pero subraya la necesidad de una “contrapartida” que permita la creación de “una representación legítima de la ciudadanía, porque la gente no cree ni en el chavismo ni cree en el sector opositor. Eso es una verdad, no es estar jugando a la antipolítica”. De lo contrario, estima que habrá “20 o 30 candidatos en las primarias, y después de las primarias va a haber descontentos y va a haber 50 candidatos frente a Maduro”.
Lo esencial es que “surja la posibilidad de que se produzca una presión social, porque la presión social puede producir un hecho desencadenante que logre la democracia. De resto es una transición pactada, que no va a construir ni conseguir la democracia, a lo mejor conseguirá tranquilidad”.