La semana pasada fue anunciado que el bar “Berlín” de la ciudad de Rosario (Argentina) se transformará en un museo-bar homenaje a Ernesto ‘Che’ Guevara. Encabezan la iniciativa el propietario del local, el partido político Ciudad Futura y la organización villera La Poderosa.
Desde la Fundación Internacional Bases venimos denunciando hace años el culto que se hace en su ciudad natal a esta figura homicida y autoritaria.
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Así, por ejemplo, nuestra campaña “Remuevan los homenajes al ‘Che’ Guevara” llevada a cabo en 2017 suscitó el interés de la prensa local, nacional, latinoamericana y mundial con menciones, notas de opinión y entrevistas en medios como Newsweek (Estados Unidos), The Economist (Reino Unido), El País (España) o el Asahi Shinbum (Japón).
En 2018 nos opusimos a que la línea de trolebús “Q” tuviera la imagen del asesino para celebrar el 90 aniversario de su natalicio.
Más cerca en el tiempo hemos propuesto comprar la casa natal del Che en moneda cubana y no en imperialistas dólares americanos como piden sus propietarios.
El Che: un asesino
El régimen comunista instaurado en Cuba por Guevara y su jefe Fidel Castro gobierna en forma dictatorial desde hace más de seis décadas. La “revolución” ha cometido más de once mil asesinatos. Algunas ejecuciones, de hecho, fueron llevadas a cabo por el Che Guevara personalmente.
Casi ochenta mil personas han perdido la vida intentando escapar de la isla mientras que las intervenciones militares cubanas en el extranjeros dejaron catorce mil fallecidos.
El terrorismo de Estado cubano persigue a intelectuales, personas LGTBQ+ y disidentes. Tan sólo la rebelión de Escambray dejó más de cinco mil muertos (en su mayoría campesinos, mujeres y niños). Su brutalidad ha generado casi un millón setecientos mil exiliados que aún esperan justicia.
Por su parte, los más de once millones de cubanos encarcelados en la isla sobreviven en la pobreza más miserable, luchando por conseguir leche, con pésima salud y condiciones de vida deplorables.
La industria del Che
Ignorando todas las evidencias en su contra, tanto la municipalidad de Rosario como el Gobierno de la Provincia de Santa Fe motorizan desde hace años una espuria “industria del Che”. Esta va desde poner una estatua en una plaza hasta nombrar un viaducto u ofrecer un recorrido en la web de la municipalidad.
Sin embargo, el proyecto de este museo-bar parecería representar un cambio sugerente. En esta oportunidad no sería el estado populista quien impulsa el proyecto sino el propietario de un comercio asociado con otros privados. ¿Estaremos en presencia de un verdadero emprendimiento guevarista privado?
En efecto, así como algunos venden remeras o fotos del revolucionario, políticos locales, una ONG y el dueño de un inmueble se están asociando para aprovechar que Rosario sea el lugar de nacimiento de Guevara y explotarlo comercialmente.
Las declaraciones del concejal rosarino Juan Monteverde (Ciudad Futura) dejan incluso entrever un elogio a la iniciativa privada. “Estamos cambiando la historia, ninguna gestión del Estado lo hizo”, afirmó el edil en la presentación del museo-bar.
Hablando como el CEO de una startup, Monteverde también declaró que “el objetivo es que haya distintas unidades económicas con distintas formas de gestión. Lo llamamos un consorcio de cooperación donde se nuclean proyectos de distinta naturaleza, como por ejemplo, una cooperativa de trabajo, un ente público o movimientos sociales. La idea es que haya representación plural y que los proyectos se autosustenten”.
Glorificar a un criminal violador de derechos humanos quizás sea una hábil, aunque carente de principios, estrategia de marketing de la muerte. Con otros protagonistas, Ciudad Futura lo llamaría “capitalismo salvaje”.
Empresaurios
En cualquier caso, coloridos conceptos de management como “consorcio de cooperación” no deben sin embargo ocultar que Monteverde también quiere para su startup “proyectos con entes públicos”. Esto resulta preocupante dado que remite a las peores prácticas del empresariado rentístico y anticompetitivo que tanto daño le ha hecho al país. El museo del Che no piensa en la “Patria Grande” sino en la “Patria Contratista”.
Si el modelo de negocios del bar-museo sólo puede “autosustentarse” con base a prebendas con el estado, el emprendimiento guevarista vuelve a caer en los vicios de la industria del Che: ser un producto viable solamente por estar subsidiado.
Desgraciadamente, el partido Ciudad Futura tiene antecedentes al respecto. En 2021 y con los comercios rosarinos destruidos por la pandemia y los confinamientos, los concejales de dicho partido no dudaron en conseguir una exención de la Tasa General de Inmuebles (TGI) para “Distrito Siete”. D7 se trata de un “espacio cultural” muy vinculado a las actividades proselitistas de Ciudad Futura.
Resulta insultante que quien remitió el pedido para eximir a D7 del pago del impuesto municipal explicara que lo hacía “en virtud de encontrarnos impedidos de desarrollar nuestras actividades desde el inicio de la pandemia y de la dificultad de afrontar el pago de dichos conceptos”. Tal era la situación de todos aquellos a la gastronomía y al entretenimiento de la ciudad.
A Ciudad Futura este hecho no pareció importarle mucho. La solidaridad empieza (y termina) por casa.
Ostberlin
Es totalmente irónico que el bar que se convertirá en museo se llame “Berlín”. Pocas ciudades pueden narrar en carne propia la barbarie de la ideología del Che Guevara como la capital alemana. Pues como explicaba Jean-François Revel, “lo que marca el fracaso del comunismo no es la caída del Muro de Berlín en 1989, sino su construcción en 1961”.
Otra casualidad lastimosa es que entre quienes quieren crear el museo se encuentre La Poderosa, una organización villera de base.
Puede que estas coincidencias revelen un presagio: la ciudad futura del Che Guevara no es más que un Berlín Oriental favelizado.
Este artículo fue publicado inicialmente en FunadciónBases.org
Federico N. Fernández es presidente de la Fundación Internacional Bases (Rosario, Argentina) y del Comité Organizador del Congreso Internacional “La Escuela Austríaca de Economía en el Siglo XXI”, que se realiza en Europa y América Latina alternativamente.