EnglishCriticar es fácil: encuentra algo que no te gusta y concéntrate en eso. Es más difícil ofrecer alternativas sensatas y prácticas. Hoy haré ambas cosas.
El Gobierno de Puerto Rico está por aprobar un demoledor impuesto al valor agregado (IVA) de 16%, con la finalidad de recaudar dinero y así sanear la insolvencia de la isla. Esto es una pura locura.
Dieciséis por ciento de IVA es lo mismo que tener un 16% de inflación en el primer año, con un potencial aumento en los años siguientes. El IVA es también conocido como impuesto oculto, porque en vez del impuesto sobre las ventas, el cual es sumado después de la compra, el IVA ya viene incluido en el precio.

El problema es que el IVA puede ser aplicado a un importador, a un distribuidor, o a un punto de venta. Es decir, puede fácilmente convertirse en un 16% adicional, al cual se le suma otro 16% en el nuevo precio, y luego otro recargo de 16% sobre el precio al consumidor.
La actual administración ha optado por el camino difícil al exigir impuestos entre empresas (B2B), y el nuevo IVA será aplicado a ellos también.
El consumidor promedio en Puerto Rico verá el valor de su sueldo disminuir en un 16% cuando le toque consumir muchos buenos servicios. Reportes publicados a finales de marzo indican que incluso nuevos hospitales y servicios médicos podrían ser afectados por el incremento de IVA.
De alguna u otra manera, la administración del gobernador Alejandro García Padilla cree que esto aumentaría suficientemente los ingresos como para saldar la actual deuda de Puerto Rico, que es de alrededor de US$73 mil millones. También afirma que el nuevo sistema de impuestos, el cual reemplazaría al actual impuesto sobre las ventas, será bueno para la economía puertorriqueña.
No todo el mundo se traga el cuento.
Problema de gastos
Mi predicción es que si esto es aprobado, será el último clavo en el ataúd de la economía puertorriqueña. Las ventas y la actividad económica caerán drásticamente durante el primer año, derivando en aún más cierres de empresas, desempleo, y disminución de la actividad económica. Todo eso significa menor recaudación fiscal, no más.
Puerto Rico terminará en una peor situación. Entonces, ¿cuál es la alternativa?.
Puerto Rico no tiene un problema de ingresos. Tiene un problema de gastos. La clave para equilibrar el presupuesto y poder mantener la deuda bajo control es dejar de gastar tanto: claro y llano. La porción del presupuesto anual que está siendo destinada a pagar los servicios de la deuda debería ser la base para determinar de cuanto deben ser los recortes.
Mi estimación es que Puerto Rico está gastando entre 25% y 30% de sus ingresos en los intereses de la deuda. Sin embargo, esta cifra podría ser mucho mayor, ya que la isla continúa pidiendo prestado más dinero cada año, incluso tomando préstamos en múltiples ocasiones en un año.
Todos la legislación laboral actual debe ser revisada, y en muchos casos actualizada o derogada: los derechos de los trabajadores no tienen sentidos si estos no tienen trabajo
Puerto Rico tiene que eliminar el servicio de la deuda y la deuda en sí misma. Para poder hacer eso, tiene que enfrentar un recorte de un millardo de dólares (o al menos 10% de el presupuesto) y comenzar a cancelar la deuda.
Pero esta es la parte aterradora: si la isla paga sus intereses y un millardo de dólares de la deuda cada año, tomará 73 años pagar la deuda entera. El Gobierno no podrá crecer significativamente en las próximas décadas.
Por lo tanto, recortar parte del gasto del Gobierno solo es una parte de la solución. Lo siguiente es reestructurar el sistema de impuestos para hacer que sea más fácil para las personas y empresas pagar sus impuestos y reducir así la evasión.
Mayor eficiencia
Para hacer esto, yo recomiendo un impuesto único, sin deducciones, sobre los ingresos de nómina; un impuesto a las ventas (solo en el punto de venta al consumidor, no entre empresas y un impuesto fijo para empresas y corporaciones, incluidos los trabajadores independientes. Los impuestos sobre el ingreso, las ventas y ganancias deben ser fijados en un mismo porcentaje, y todos los demás impuestos y regulaciones deberían ser revocados.
Esto simplifica el proceso, disminuye el costo para las empresas, y ayuda a la economía a crecer. La eliminación de el confuso código fiscal hará feliz a muchas personas, y no habrá más complicaciones individuales con la Hacienda, la oficina de impuestos de Puerto Rico.

La última parte y la más difícil de esta propuesta será reformar las leyes laborales y los sindicatos del sector público. Yo recomiendo terminar con la exigencia de membresía a los sindicatos, tanto en el sector público como en el privado.
Esto no prohibirá la formación de los sindicatos, así como tampoco interferirá con su derecho a negociar un contrato para sus miembros. Solo significa que aquellos que no quieren estar en el sindicato no tienen porqué estarlo, y podrán seguir trabajando mientras que el sindicato se encuentra en huelga.
Todos la legislación laboral actual debe ser revisada, y en muchos casos actualizada o derogada: los derechos de los trabajadores no tienen sentidos si estos no tienen trabajo. En mi punto de vista, las leyes de protección laboral han incrementado el costo de invertir en Puerto Rico, tanto que varios inversores extranjeros han decidido dar la vuelta y marcharse.
Esas son mis recomendaciones para evitar la desastrosa maniobra del IVA en Puerto Rico. De todas maneras, si la administración de Padilla decide seguir adelante y la implementa, no queda otra opción que subirse a una yola e inmigrar a República Dominicana. Al menos, allí el costo de vida es menor.
Traducido por Orlando Avendaño. Editado por Adam Dubove.