EnglishAl igual que en muchas otras jurisdicciones de Estados Unidos, Puerto Rico está jugando con la idea de incrementar el salario mínimo a US$15 por hora, una propuesta del llamado Movimiento por un Salario Vital. Esta última locura de “derechos de los trabajadores”, como muchas anteriores, ignora la realidad, y también ignora la matemática.
La mejor forma de garantizar una mejor calidad de vida para aquellos que trabajan por un salario mínimo es reducirlo junto con los impuestos, además de aliviar las regulaciones.
Elevar el salario mínimo, por el otro lado, funciona solamente como un atractivo eslogan de campaña. Un eslogan que nos perseguirá, incluso si los políticos que lo prometen han sido informados acerca de cómo el salario mínimo afecta a los trabajadores y a la economía.
No obstante, la realidad está por impactarles de lleno de una manera nunca vista en la historia de la humanidad: estamos en los albores de la revolución de la robótica.
Tal como sucedió en los primeros tiempos de internet, estamos en las primeras etapas de un cambio extenso y radical en la robótica. En un período de sólo 15 años, internet —apenas conocida y utilizada en los comienzos de la década de 1990— para mediados de la la primera década de este siglo se había convertido en el motor de los negocios, las finanzas y la política. En la actualidad difícilmente podemos imaginar nuestras vidas sin las redes sociales y otras trampas del mundo conectado.
El mismo proceso se está desarrollando en la robótica. Desde los juguetes robots hasta el proyecto de Amazon de entregar productos mediante drones, o los de uso militar, los robots están emergiendo por todas partes.
Considerando el uso ya común de las maquinas expendedoras automáticas, ¿hasta qué punto los robots superan a los humanos en el sector de servicios?
Quizás la pregunta real es ¿a qué salario los robots superan a los humanos? La consultora tecnológica Gartner estima que, en los próximos 10 años, uno de cada tres trabajos será realizado por robots.
No es necesario hacer cuentas para saber que un salario mínimo de $15 dificultará la contratación de muchas personas, y hará más viable su reemplazo por robots. Esta situación debería lograr en los políticos, por lo menos, un momento de reflexión antes de comenzar a proponer un nuevo aumento del salario mínimo. No transcurrirá mucho tiempo antes de que algún joven jugando en el garaje de su casa con robots abra una nueva empresa diseñada con el objetivo de ofrecer robots de bajo costo para reemplazar a la mayoría de los trabajadores menos remunerados.
Muchos legisladores intentarán prohibir a los robots para “proteger los puestos de trabajo”. Si bien podrían impedir esto por un corto período de tiempo, sólo funcionaría si todo el mundo lo aplicara. Si algún país decide apostar por la tecnología, los demás países no tendrán otra elección más que seguirlo o quedarse atrás.
A medida que los países adopten la róbotica, millones de trabajadores de salario mínimo se encontraran sin empleo, y sin posibilidades de conseguirlo en el nuevo mundo dominado por los robots. Aquellos países o jurisdicciones que se rehúsen a hacer la transición simplemente decaerán, excepto que le paguen a sus trabajadores mucho menos del costo que deben asumir para reemplazarlos por robots.
Hay una manera en la que Puerto Rico puede beneficiarse de este cambio de paradigma. Los funcionarios del área de educación podrían agregar robótica al currículo escolar desde la educación primaria, curso que debería continuar durante la secundaria y ser un requisito para la graduación. Comprender cómo funcionan, se programan y mantienen los robots le brindarán a los niños y jóvenes de Puerto Rico una ventaja en el nuevo orden mundial robótico.