EnglishDieciocho meses. Ese es el tiempo que transcurrió desde que la empresa de ambulancias aéreas Aeromed cobró por última vez los servicios prestados al programa puertorriqueño “Mi Salud“, una deuda que alcanza los US$4,6 millones.
Como resultado, se está cerrando el único servicio de ambulancias aéreas de Puerto Rico. Los heridos en graves accidentes, que no puedan ser transportados en ambulancia lo suficientemente rápido como para salvar sus vidas, morirán.
No van a morir porque la tecnología no existe. No van a morir porque no hay voluntad para salvarlos. Morirán porque el Gobierno de la mancomunidad, bajo la actual administración de Alejandro García Padilla, ha fracasado por completo gestionar su territorio.
Este hecho no puede ser descartado como un simple error; ni puede ser descartado como responsabilidad de la administración anterior de Luis Fortuño.
Alejandro, esto es responsabilidad tuya.
Cuando el exgobernador Fortuño intentó abordar el problema de un Gobierno sobreendeudado y buscó hacer un recorte, fue atacado desde todos los flancos. Las calles se inundaron de protestas, hubo varias huelgas (algunas de ellas ilegales); y los medios se lanzaron a un salvaje frenesí. Incluso el entonces candidato Padilla se unió a las protestas de los sindicatos.
Él dijo que bajo su administración no habría despidos. Es verdad. En cambio, simplemente se rehusó a pagar un un servicio de emergencias esencial.
Comprendan esto, soy un libertario conservador que aboga por un Gobierno limitado y cree firmemente que el Estado debería tener unas pocas funciones básicas. La respuesta frente a emergencias es una de ellas.
Para agravar su incompetencia en el manejo de la crisis financiera de la isla, el gobernador ha metido la pata en la contratación de un administrador para supervisar las reformas de la muy endeudada Autoridad de Energía Eléctrica de Puerto Rico (AEE). Los antecedentes de Lisa Donahue sugieren que los despidos masivos están por llegar a la compañía eléctrica, y los sindicatos ya han comenzado a amenazar con huelgas. El gobernador indicó que Donahue no tendrá poder alguno, y que él será quien tome las decisiones.
Supongo que está diciendo que él ordenará los despidos que deben hacerse, pero prepárense para escuchar: “¡Fue la culpa de ella!”
No hay manera de exagerar la crisis en Puerto Rico hoy.
Más temprano esta semana, El Nuevo Día informó que las ventas de casas en la isla se desplomaron de 13.403 en 2006 a tan solo 1.654 este año, lo que representa una caída de casi el 85%. Más de 300.000 puertorriqueños se han ido desde entonces, y algunas estimaciones auguran que otros 500.000 se irán en los próximos años.
La recaudación fiscal ha caído, un punto crítico considerando la monumental deuda de $70 mil millones (o excediendo los $100 mil millones según algunos estudios, más del 100% del PIB). Esto a pesar del esquema draconiano de impuestos y suba en la tarifas de servicios que pocos pueden afrontar. Agencias estatales enteras no han podido asumir el costo de sus facturas de servicios públicos.
Aún así, el Gobierno pretende contratar por $1 millón al año a un supervisor que lleve a cabo lo deberían hacer los que están en el poder, si tuvieran el coraje para hacerlo.
Los políticos y los partidos políticos le han fallado al pueblo de Puerto Rico. La política como de costumbre, es la política del abismo.
Nota del Editor: luego de la publicación de este artículo, el Gobierno de Puerto Rico anunció que utilizaría los helicópteros de la Autoridad de Energía Eléctrica hasta el restablecimiento del servicio.