EnglishSi has estado siguiendo el último episodio de la crisis (artificial) de la inmigración ilegal en la frontera, puede que te estés poniendo un poco nervioso, si es que ya no estás simple y llanamente enojado. El gobierno de Obama, a través de su habitual doble discurso, está llevando a cabo directamente el derrocamiento del sistema constitucional de Estados Unidos en este momento. Es un acto de alta traición y nada más.
La inmigración es el tema en el que difiero fuertemente de mis amigos libertarios. Si bien esto se debe a muchas razones, puede que la más importante sea que la inmigración ilegal está siendo utilizada para transformar el sistema constitucional de EE.UU. y para eliminar los derechos de voto de los conservadores originalistas y libertarios. Se está promoviendo para que el Partido Demócrata gane millones de votantes, algunos de los cuales podrán votar ilegalmente y en contra de políticas fiscalmente conservadores o libertarias. Sus votos son la razón por la que los demócratas se oponen rotundamente a la credencial del elector.
Mientras que nosotros los libertarios hablamos de fronteras abiertas, de terminar las políticas de bienestar social, y criticamos acertadamente el nacionalismo, ignoramos los efectos prácticos de la inmigración ilegal. Hoy en día tenemos programas de bienestar social que son ofrecidos (a costa nuestra) a personas que no tienen derecho legítimo a entrar a nuestro país. A estas personas, entre ellas muchos niños, es probable que se les permita quedarse en el país. En algunos estados se le concederán licencias de conducir a los inmigrantes ilegales, y con el tiempo se les permitirá votar.
Y ellos exigirán más de nuestro gobierno, no menos. Por lo general, votarán por políticas socialistas. Van a utilizar la fuerza de nuestro propio gobierno para quitarnos aun más libertad.
El que seamos una nación de inmigrantes no es lo que está en discusión. La inmigración en la primera parte del siglo pasado no garantizaba al inmigrante todo tipo de programas públicos financiados por el contribuyente estadounidense. Ene esa época solo existían un puñado de programas de esta índole, nada comparable con los programas de billones de dólares de hoy en día.
Y esto tiene que ver con mi artículo anterior acerca de negociar con un ladrón. El ladrón nunca estará satisfecho. Si las fronteras nacionales son el derecho de cerrar y bloquear nuestra puerta de entrada, y nosotros como libertarios creemos en el principio de no agresión, ¿por qué entonces estamos de acuerdo con la idea de que millones de personas entren ilegalmente a nuestro país? ¿Por qué íbamos a permitirles aprovechar el dinero que nos ha robado a nosotros el gobierno para exigir más programas de bienestar social, y que voten por aquellos que ampliarían el poder del gobierno indefinidamente?
¿En qué punto se hace vigente el derecho a la autodefensa?
Vayamos al grano y veamos lo que está sucediendo realmente aquí: agentes del gobierno están alentando a la gente a venir a los Estados Unidos con la promesa de amnistía para los menores de edad. En una típica estrategia “Cloward y Piven“, apuntan a abrumar y colapsar tanto el sistema de inmigración como el de bienestar social. Aunque los paleoconservadores y libertarios continuarán pidiendo recortes en los programas de bienestar social, los partidarios de la inmigración ilegal tildarán esos recortes de “atroces e inhumanos”. Presionarán por ampliar el estado de bienestar aludiendo a la “crisis humanitaria” creada por el mismo gobierno por razones partidistas.
Los hispanos en los Estados Unidos, que ya apoyan a los demócratas sobre los republicanos por un margen de dos a uno, apoyarán mayoritariamente al próximo candidato presidencial del Partido Demócrata. Si bien muchos de estos inmigrantes están siendo enviados a diversos lugares, la mayoría se quedará en Texas y Arizona, aumentando fuertemente los votos a favor del Partido Democrática y arrebatando estos estados a los republicanos. Esto hará que sea imposible para un candidato republicano ganar la Casa Blanca sin hacerle el juego a estos votantes demócratas, y por lo tanto destruirá lo poco que queda de paleoconservatismo y liberalismo en el Partido Republicano.
Esto no es más que un desprecio criminal por nuestro sistema constitucional. Es usar la autoridad del poder público para beneficio partidista, al igual que el Servicio de Impuestos Internos (IRS) utilizó su autoridad para perseguir a grupos conservadores. Esto es ya una práctica habitual en la Casa Blanca.
Yo rara vez me quejo de algo sin ofrecer una solución, así que aquí está:
- El presidente Obama debería ser destituido ahora mismo y acusado por cargos de traición. El vicepresidente Biden también.
- El nuevo presidente debe declarar un estado de emergencia y la ley marcial a lo largo de la frontera.
- El ejército de EE.UU. debe replegarse del mayor número de lugares en el extranjero como sea necesario para asegurar la frontera sur y hacer cumplir las normas sobre inmigración aplicadas por el nuevo presidente.
- Todos los inmigrantes ilegales, sin importar su edad, su ubicación actual o su status legal, deben ser inmediatamente deportados al país desde el que hicieron su entrada inicial, sin importar si este es su país de origen. Todo funcionario público que brinde ayuda y consuelo —que sea cómplice después del hecho— debe ser detenido y procesado inmediatamente.
Ninguna de estas propuestas van a implementarse, pero alguien tiene que ponerlas sobre la mesa. Lo que ocurrirá es que Estados Unidos dejará de existir como una república constitucional dentro de los próximos cinco a 10 años, lo cual nos arrastrará a una crisis económica global que cambiará el mundo tal como lo conocemos.
Tenga preparada su estrategia de salida.