EnglishEn enero, entraron en vigor alrededor de 40.000 nuevas leyes —federales, estatales y municipales— en los Estados Unidos. A pesar de que es desde ya una cantidad con la que es imposible mantenerse al tanto, palidece en comparación con el número total de leyes vigentes en todo el país. ¿Cuántas son? Nadie lo sabe realmente.
El Departamento de Justicia de EE.UU., la agencia encargada de hacer cumplir las leyes penales a nivel federal, trató de averiguarlo en la década de los ochenta. Fracasaron. En 1982 ya habían al menos 50 tomos distintos y 23.000 páginas de legislación federal solamente en el campo penal. Esto no incluye las regulaciones, las leyes no penales, leyes civiles o cualquiera de la miríada de leyes estatales y locales.
Durante la presidencia de Ronald Reagan, el Departamento de Justicia trató de poner de relieve el hecho de que se necesitaba desesperadamente una reforma seria del código penal. Sin embargo, fue imposible convencer al Congreso al respecto. Han habido muchos intentos posteriores para tratar de llegar a un número exacto, pero todos han fracasado.
¿Qué es lo que está fallando en todo esto?
Para empezar, nadie en ningún nivel del gobierno conoce todas las leyes; ni la policía, ni los jueces que hacen cumplir la ley, ni los fiscales que encarcelan a la gente con la ayuda de esos mismos jueces, ni siquiera los abogados que defienden a los acusados. Ni uno solo de ellos conoce todos los aspectos de cada ley. Así que si alguna vez te enfrentas a un juicio penal o civil, ten fe; existe la posibilidad de que haya una ley por ahí que el juez desconozca y que puedas usar a tu favor. Pero también puede haber alguna que pueda ser usada en tu contra. La Funación Heritage llama a este fenómeno “sobrecriminalización“.
El hecho es que, sin saberlo, tú o tus hijos podrían ser arrestados, juzgados y condenados fácilmente por un crimen que ni siquiera sabían que existía. ¿Es así como debería funcionar una sociedad libre?
Con todo esto en mente, tal vez es hora que consideremos algunas enmiendas legislativas a nuestra Constitución. A continuación, algunas sugerencias:
- Todas las leyes aprobadas por el Congreso, los estados o jurisdicciones locales, deben ser aplicables a los legisladores que las aprueben y a los funcionarios del ejecutivo que las ratifiquen.
- Los órganos legislativos de los Estados Unidos deben mantener una contabilidad completa de todas las leyes y hacerlas disponibles por vía electrónica y a petición del público.
- Todas las leyes deben caducar automáticamente cada 10 años. Para que una ley pueda ser prorrogada por un período de 10 años, debe ser leída en voz alta y debatida de nuevo durante al menos una hora completa, y cada extensión sólo puede durar un período de 10 años.
- Cada legislador en cada cámara legislativa sólo podrá presentar un proyecto de ley para su consideración cada sesión, excepto en tiempos de guerra o de emergencia declarada, en cuyo caso el liderazgo en la cámara o el consejo respectivo podrá añadir leyes adicionales, según sea necesario. Estas leyes sólo pueden mantenerse en vigor durante la duración de la crisis o por un período de cinco años, lo que ocurra primero. Los representantes que presenten más de una ley al año, perderán 10% de su salario de ese año. Aquellos que presenten más de tres proyectos de ley al año perderán toda su compensación anual.
- El contenido de cada proyecto de ley debe ser coherente con el tema del proyecto de ley. El proponer más de 20 proyectos de ley en una sesión legislativa en el Congreso, 10 en cámaras estatales, o cinco en cualquier gobierno de ayuntamiento, condado o parroquia, hará que todos los miembros y el personal del organismo pierdan la totalidad de su compensación para esa sesión.
No soy abogado, pero estoy seguro de que con unos pocos edictos estas cinco restricciones legislativas podrían ser fácilmente añadidas a la Constitución y hacer que las cámaras legislativas pongan los pues sobre la tierra. También darían lugar a la derogación automática de leyes arcanas de décadas de antigüedad, y obligarían al Congreso a reconsiderar cosas como Obamacare, la Seguridad Social, la FDA y muchas otras agencias y programas que necesitan una revisión urgente. Además, podría finalmente darnos a todos la oportunidad de conocer lo que dicen realmente las leyes y lo que significan.
Sólo hay un problema: Un cambio de este tipo requeriría la aprobación de las 38 legislaturas estatales para implementar la enmienda. Algo me dice que no serían demasiado entusiastas al respecto.
Traducido por Alan Furth y Daniel Duarte.