De niño, Gianluca Constantini solía dibujar imágenes que lo desconectaran de la realidad, y creaba sus propios mundos. Sin saberlo en ese momento, el famoso caricaturista e ilustrador italiano comenzaba un viaje en el que iba a llamar la atención sobre las injusticias de este planeta, sin importar el país, el idioma o la causa.
“Mi objetivo personal es denunciar las violaciones de derechos humanos, y exponer a quienes tienen el poder y toman decisiones”, dice Constantini, cuyos trabajos han sido exhibidos en museos y centros de arte en todo el mundo, desde París a Buenos Aires.
[adrotate group=”8″]
Sin embargo, ha sido fuera de los centros de exhibiciones convencionales donde este artista, convertido en activista, ha logrado el mayor reconocimiento. Más de 41.500 seguidores esperan sus creaciones cada día en Twitter.
“No debemos mal interpretar las caricaturas políticas o confundirlas con la sátira. La sátira web no me interesa en lo absoluto. Ahora parece que no pueden separarse las caricaturas políticas de la web, y las redes sociales”, dijo el artista.
Pinceladas de realidad
Nacido en Ravenna, en 1971, en el mismo lugar donde atracaba la flota naval del Imperio Romano y donde nació la Italia bizantina en la Costa Adriatica, Constantini describe su prematuro descubrimiento del arte italiano como una “inevitable ocupación del alma”.
“Realmente me impactó haber crecido en Italia, porque el arte te rodea y es la expresión del ambiente, la arquitectura, [y] la pintura. El arte es invasivo en cualquier situación”.
Semejante invasión llevó a un Constantini, de 17 años, a capacitarse en estudios de arte clásico y mosaicos en el Instituto Estatal de Arte del Mosaico y en la Academia de Bellas Artes de Ravenna.
“Dibujar se convirtió en mi vida”, explica Constantini.
Influenciado por otros artistas, como el dibujante serbio Aleksandar Zograf, el ilustrador de comics Felipe Hernández Cava y el activista chino Ai Weiwei, Costantini se ha concentrado en varios grupos de protestas, como los movimientos Occupy en Estambul, Hong Kong, y El Cairo.
Destaca sus trabajos sobre la apropiación de tierras en Tanzania, el conflicto palestino-israelí, y el tiroteo de Charlie Hebdo entre los logros que más lo enorgullecen.
“Selecciono las regiones al azar y por intuición. Simplemente me atraen las cosas que no conozco. Y al dibujarlas, me adentró en la historia, y así puedo sentir si necesito seguir dibujando o detenerme”, confesó.
Utilizando el arte para expresar lo que las palabras no logran transmitir, la técnica de Costantini varía de acuerdo con la narrativa de la historia y la urgencia de la situación.
La mayoría de los dibujos que publica en Twitter le lleva, en promedio, unos 20 minutos completarlos. El dibujante evita usar lo menos posible software de edición, recurriendo solo al Adobe Photoshop para colorear los dibujos.
“No necesito una atmósfera [para dibujar]. Puedo hacer lo que hago en todas partes. Lo indispensable es tener una mesa, papel, lápices, tinta oscura, [y] una computadora o un teléfono inteligente”, explica Costantini.
Para encontrar un equilibro entre las crudas pinceladas de la realidad y una estética atractiva, el caricaturista se inspiró en el libro de Ernest Friedrich Guerra contra la Guerra (1924), que captura el grotesco y devastador impacto de la Gran Guerra en la vida humana.
“Fue una de las primeras veces que vi que mis dibujos podían transformarse en un instrumento de denuncia, y que al mismo tiempo me permitían hacer algo agradable estéticamente”.
“No permaneceremos callados”
Para Costantini, cubrir el continente americano no ha sido una tarea fácil. Aunque los dibujos sobre este hemisferio comenzaron en 2004, durante las guerras de Irak y Afganistán, esa región no es discutida habitualmente en Italia.
Uno de los desafíos más grandes que enfrentó, además de la distancias geográfica, ha sido poder comprender a los actores y asuntos de la región, como la protesta por la Copa de las Confederaciones en Brasil durante 2013, y la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa en México.
“Volví a este tema con la muerte del fotoperiodista mexicano Rubén Espinosa. Algunos me comenzaron a escribir: ‘Has contado su historia. ¿Por qué no cuentas la historia de él?’ Cada historia esta concatenada con la próxima”, dijo al respecto.
Con el objetivo de desafiar la apatía política en América, Costantini alienta a la gente a buscar información. A los ciudadanos deberían importarle esos asuntos, explica, porque “aquellos que intentan decir la verdad son asesinados”.
“Durante una cena, mi esposa me dijo que yo era un qualunquista. Me sentí tocado, pero al mismo tiempo descubrí que era verdad. Tanto que mi primer compilación de dibujos fue publicada bajo el titulo Diario di un Qualunquista“, expresó el caricaturista.
“Si podría transmitir un mensaje, sería el de [Hans y] Sophie Scholl, integrantes del grupo anti-nazi La Rosa Blanca”, afirma. “No permaneceremos callados”.