EnglishLa más famosa bloguera y crítica del gobierno cubano se presentó ayer en la Universidad de Miami, frente a aproximadamente 70 asistentes y medios de comunicación. Invitada por el Instituto de Estudios Cubano-Norteamericanos, Yoani Sánchez compartió sus reflexiones sobre la vida en la isla y los desafíos que enfrenta allí dadas las “amistades peligrosas” que mantiene con disidentes.
La bloguera expuso en el marco del programa de Estudios Cubanos de la Universidad de Miami. La clase sin embargo, a cargo del profesor José Azel, fue abierta a todos los estudiantes del campus. La actividad despertó particular atención entre los estudiantes de la carrera de Periodismo, quienes mostraron mucho interés en la figura de Yoani como modelo dentro de un contexto de rápida evolución de los medios. Durante una hora, Sánchez fue entrevistada por Azel e interpelada también por los asistentes.
Al comenzar su charla, aclaró que si bien las definiciones de bloguera o simplemente opositora, no le molestan, ella prefiere ser llamada ciudadana. “[Ciudadano] es una palabra que ha sido borrada por décadas del país. Ciudadanos solo nos dice el policía cuando nos va a llamar la atención. Normalmente somos compañeros, milicianos. Pero ciudadanos es una categoría que se usa muy poco. Por eso me gusta, porque es reivindicar el término, es decir ‘cuidado, yo soy un individuo con derechos’.”

Un tema importante en la charla fue la tecnología, los usos en la isla y sus costos. Yoani aseguró que Twitter, junto al blog, representó un cambio y una gran revelación en su vida. A pesar de que el acceso a las redes sociales y a Internet en general es extremadamente limitado en Cuba, se las ha ingeniado para alcanzar 527.000 seguidores en Twitter gracias al uso de celulares, servidores internacionales y la ayuda de muchas personas fuera del país.
De todas formas, Sánchez sostiene que la censura es solo el comienzo de una larga lista de desafíos que los cubanos enfrentan a la hora de luchar por la libertad de expresión a través de Internet. Incluso si la clase dominante cubana permitiese el uso de redes sociales, la ciudadanía es tan pobre que difícilmente podría acceder a computadores y tecnología para utilizar Internet, así como a una conexión de calidad.
El tema está estrechamente vinculado a la doble circulación monetaria en la isla. El peso cubano convertible, que Yoani denomina un “fantasma del dólar”, aleja a los ciudadanos del acceso a la tecnología. “El acceso al peso convertible es vital en Cuba (…). Sin pesos convertibles, tienes una vida más que miserable.” La tecnología se consigue en el mercado ilegal y solo en esta moneda; una computadora ronda los 500 pesos convertibles, mientras que el salario medio mensual cubano ronda los 25. Los que pueden acceder entonces son pocos, y mayoritariamente es solo la población blanca.
Pero además de esta diferencia entre población blanca y negra referida al acceso a la tecnología, Yoani asegura que la distinción entre las personas mayores y las jóvenes es muy marcada, pero se torna fundamental para que el cambio se produzca en Cuba. Junto a un contexto de miedo, el monopolio de la información es quizás el mayor obstáculo para un movimiento de cambio, pero esa curiosidad de la juventud de acceder a la tecnología, aunque sea de forma lúdica, empuja el cambio. Son las personas jóvenes las cuales notan el fracaso del modelo cubano para mejorar la calidad de la vida en el país, pero aún poseen pocos medios para expresar su frustración. Además de la tecnología, la falta de espacio para partidos políticos y disidencia no es menor.
Ante la pregunta de uno de los asistentes de si Sánchez tenía miedo de volver a Cuba, particularmente dada la popularidad que posee ahora, ella sostuvo que tuvo roces con el gobierno cubano antes. Esos “roces” incluyen un secuestro violento a fines del 2009. Pero asegura que los viajes la protegen: ya no hay acercamientos físicos hacia su persona, si bien se fortaleció el “paredón mediático”, la campaña de desprestigio que el gobierno cubano lanza contra ella y su familia de forma diaria. No se desanima, pues cree que hay muchos cubanos en situaciones peores – presos, incluso fusilados – y asegura que “debemos tratar que la protección que tenemos algunos se estire como un tapiz [sobre toda la sociedad]”.
Brenda Fernández, quien abandonó Cuba cuando tenía dos años de edad y volvió recientemente para visitar su país, era una de las estudiantes de Comunicación que presenciaron la charla. Su atención fue particularmente atraída por los comentarios de Sánchez sobre las desigualdades a través de las generaciones en Cuba. Está de acuerdo también con la idea de que la escasez de tecnología es un “bloqueo al acceso a la comunicación” y la explicación fundamental de por qué no hay más protestas contra el gobierno.
La principal preocupación de Fernández era cual era la visión de Sánchez sobre aquellos que eligieron dejar Cuba y despedirse de su Patria. “Ella puede sentir que las personas que dejan Cuba, de cierta forma, han perdido la fe en su país, su lugar de nacimiento. Pero, al mismo tiempo, es comprensible que si hay oportunidades afuera, y falta de oportunidades dentro de él, uno pueda fomentar ese sentido de comunidad e identidad en otro lugar.”
A pesar del poco apoyo de su familia en relación a su visita a Cuba, Fernández segura que ella todavía quiere mantenerse en contacto con sus raíces cubanas, entenderlas y mantenerlas. “Actualmente, estoy mucho más inclinada a ir y visitar Cuba, mi familia, el lugar de donde vengo, en vez de escuchar tanto sobre la ‘historia de Cuba’.”
Traducido por Sofía Ramirez Fionda.