La presencia de carteles mexicanos en Colombia y su participación directa con el narcotráfico se consolida cada vez más, luego de que en enero el defensor del Pueblo, Carlos Negret, denunciara la influencia y financiación al crimen organizado y disidencias de las FARC por estos grupos extranjeros.
Disidencias de las FARC y mexicanos
PanAm Post habló con Sergio Uribe, politólogo y experto en política antidrogas, sobre la presencia e influencia de los carteles de droga mexicanos en el país y la relación que existe con disidencias de las FARC y el crimen organizado.
Para el experto las disidencias de las FARC no serán los nuevos capos del narcotráfico en el país, estos simplemente continuarán con lo que venían haciendo como parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. “Para obtener el estatus de CAPO de la droga se necesita más que el control territorial, se requiere el control de una cadena y la disponibilidad de contactos para la distribución del producto. Falta ver la evolución de las fuerzas de la actividad”.
Al preguntarle por el interés de los carteles mexicanos en Colombia precisó que el interés es el de apoderarse de las fuentes de producción de la materia prima, lo que confirma varias hipótesis que se vienen manejándo sobre los cultivos de coca.
“La ubicación geográfica de Colombia se favorece sobre la de los otros dos grandes cultivadores y que la desmovilización de las FARC sí ha dejado un vacío en la estructura de distribución de la materia prima (base de coca y posiblemente cocaína). Además, está claro que hay un vacío, el cual se quiere llenar; los mexicanos buscan cómo acomodarse”.
Sobre la posible apropiación de los carteles mexicanos en las rutas, corredores y cultivo ahora sin las FARC, señaló que estos ya controlan las rutas y algunos laboratorios, lo que no controlaban era los cultivos que son la garantía de la materia prima.
Además, destacó que los disidentes de las FARC entrarán a hacer convenios con grupos, como el Guacho disidente en Nariño.
“Es muy probable que la costa pacífica incremente aún más sus cultivos en alianza con los mexicanos. No se pueden adueñar de lo que es de ellos, pero sí buscan fortalecer su posición al controlar los cultivos, quieren convertirse en organizaciones con un control vertical del negocio: el cultivo, el procesamiento, el transporte y la distribución bajo un solo paraguas”.
Al respecto del auge de la cocaína en el país durante el proceso de paz, comentó que el mal llamado “Boom de la coca” es un producto de malos cálculos por parte de las dos partes. “Pues del lado del Gobierno Santos su deseo de firmar una paz con las FARC los llevó a abandonar una política de erradicación y penalización de los cultivos de coca, lo que facilitó el aumento de las siembras. Por otra parte, producto del abandono de las actividades represivas en el campo (recordemos que durante las conversaciones del ‘Caguán’ ocurrió lo mismo, un aumento exponencial de los cultivos) también va a implicar un desbalance en las finanzas públicas por cuanto las inversiones que demandara el sector rural para contrarrestar este crecimiento sobrepasan las capacidades del Estado”.
La estrategia de los narcos mexicanos luego de la desmovilización de FARC
La reciente captura de Jefferson Chávez Toro, alias “Cachi”, da pistas de la injerencia de los carteles mexicanos en Colombia. “Cachi” era quien controlaba grandes extensiones de territorio y fue uno de los hombres más buscados en el país. Según las autoridades, el disidente era el segundo al mando de “Los de Guacho”, grupo conformado por disidentes de las FARC que opera en el departamento de Nariño bajo el mando de Walter Arizala, alias “Guacho”, hombre que usa la frontera entre Ecuador y Colombia para delinquir.
“Cachi” administraba la producción y venta de cocaína en Tumaco, y parte de la frontera con Ecuador donde tenía instalado laboratorios de procesamiento. Desde este lugar se enviaba la droga a Estados Unidos y Centroamérica, según el Ministerio de Defensa.
Por otra parte, la captura de Tito Aldemar Ruano Yandun, alias “Don Ti”, en octubre de 2017, apunta a la misma dirección, y es la financiación del Cartel de Sinaloa, especialmente en la zona de Tumaco, Nariño. Alias “Don Ti”, de acuerdo con las autoridades, enviaba hasta siete toneladas de cocaína mensuales hacia el mismo destino: Estados Unidos y Centroamerica, en alianza con los carteles mexicanos de Jalisco Nueva Generación y de Sinaloa, a cargo de Nemesio Oseguera Cervantes, ‘el Mencho’, e Ismael Zambala García, ‘el Mayo’.
Néstor Humberto Martínez, fiscal general de Colombia, afirmó que el grupo disidente de las FARC comandado por “Guacho” tiene un pie de fuerza de más de 300 hombres, y está “al servicio del cartel de Sinaloa de México”.
De acuerdo con una investigación de InSight Crime, estos disidentes poseen la experticia militar y la experiencia en el negocio de la cocaína para manejar sus propias redes transnacionales, lo que significa poder tejer alianzas alrededor del narco. La presencia estratégica de los mexicanos estaría diseñada mediante la contratación de ingenieros agrónomos mexicanos por parte de alias “Guacho” con la pretensión de acelerar la productividad de los sembrados de coca a nivel local.
En este sentido, los mexicanos estarían detrás de derribar las barreras de intermediarios que antes existían con la presencia de las FARC como guerrilla. La relación directa con las diferentes disidencias y el crimen organizado amplía el margen de ganancia deshaciendo la dependencia anterior para el trafico y manejo de narcóticos.
Esta alianza estratégica permitiría confirmar las denuncias que se vienen realizando sobre que estos grupos de mexicanos están financiando grupos criminales a nivel local, adquiriendo nodos de producción y organizando a su manera despachos de droga internacional.