Sorprendió un tuit del precandidato presidencial de izquierda Gustavo Petro en el que se califica así mismo como libertario. En esa red social el político afirmó que su mentalidad libertaria impidió que cuando era joven militara dentro del circulo ideológico soviético imperante en la época.
El impase comenzó cuando Petro la emprendió contra Darío Arizmendi, reconocido comunicador, quien es el director de programa radial “6AM Hoy por Hoy” de Caracol Radio, y a quien señala de difundir noticias falsas. Según Petro, Arizmendi afirmó que el candidato presidencial había sido parte de la guerilla de las FARC, “No me meta usted, Dario, en lo que no quiero estar. Deje de calumniar, aunque sea un día en su vida”.
No me meta en las Farc, 40 años despues que me negué a hacerlo señor Dario Arizmendi. Desde joven mi mentalidad libertaria no me permitió ingresar al circulo ideológico soviético. No me meta usted, Dario, en lo que no quiero estar. Deje de calumniar aunque sea un dia en su vida.
— Gustavo Petro (@petrogustavo) February 28, 2018
El Movimiento Libertario de Colombia rechazó el tuit de Petro y lo acusó de cobijarse en una bandera que ni siquiera él entiende.
“Señor Gustavo Petro: Relativiza usted la actividad guerrillera comunista terrorista (FARC, M19). Libertario implica respeto por la propiedad privada, libertad de empresa, Estado pequeño y eficiente, imperio de la ley”, dijo la organización.
¿En realidad Petro es un libertario?
Desde que fue alcalde en Bogotá, Gustavo Petro ha ondeado las banderas del progresismo, lo que algunos llaman liberalismo social o de izquierdas, por su naturaleza de reforma social. Pese a esto, ha atacado la propiedad privada, ha criticado el capitalismo y ha convertido problemas de coyuntura en verdaderas disputas ideológicas. Petro concluyó su administración con un nivel de aprobación del 18 % y su gestión ocasionó que pasara de haber puesto en 2011, por medio de su movimiento político Progresistas, 8 concejales en Bogotá a dejar solo uno en 2015.
En estricto sentido, a Petro no se le ve pisca de ser libertario, pese a las posibles facciones que se puedan desprender de este concepto. Al precandidato, en contraposición de lo que significa ser libertario, nunca se le ha visto defendiendo la propiedad privada, ni estar a favor de los beneficios que otorga el libre mercado, ni abogar por la apertura económica del país, o apoyar una reforma que permita reducir el tamaño del Gobierno o el Congreso, estar a favor de bajar los impuestos, o de la libertad individual. Estas disputas identifican a un liberal/libertario de aquel que no lo es. Con lo anterior, Petro deja en evidencia que no es libertario, pese a que en su programa económico para la presidencia ha señalado que se compromete a hacer las reformas “que el liberalismo histórico incumplió”.
Es así como en 2015, en un tuit informaba que los únicos que habían calificado de manera negativa su gestión en la Alcaldía de Bogotá habían sido los empresarios y comerciantes. Es claro que su programa de Gobierno no pretende tener de lado al sector empresarial.
Solo entre empresarios y comerciantes hay una mayoría que otorga baja calificación al gobierno de Bogotà Humana pic.twitter.com/gaeghDP8Mb
— Gustavo Petro (@petrogustavo) November 7, 2015
Petro identificó uno de los enemigos del libertarismo, el capitalismo de amigotes. Su batalla contra los recolectores privados de basura fue en principio un acto que pretendía atacar este tipo de capitalismo, que en otras palabras vendría siendo capitalismo por fuera de la competencia de mercado. Sin embargo, la solución que implementó fue involucrar a la Empresa de Acueducto de Bogotá, un monopolio público que hasta la fecha ha cosechado estragos, principalmente con la desordenada recolección de basuras en la capital.
A las acusaciones de que Petro es un castrochavista o comunista, que abiertamente le molestan, ha respondido con que “solo somos una vanguardia política sintonizada con el siglo XXI y capaz de sacar a Colombia de su violencia y desigualdad eterna”.
Viviste en los tiempos de Chavez y quizás pensaste que era un payaso. Te engañaste. Viviste los tiempos de un gran líder latinoamericano
— Gustavo Petro (@petrogustavo) March 5, 2013
Ser “libertario”, en palabras de Petro, es establecer un paquete de reformas en el país. Esto va ligado a su ideario de reforma constitucional y económica. La pretensión del dirigente político es erigir este cambio partiendo desde las bases sociales colombianas que de manera incesante acusa de estar impregnadas de pobreza y desigualdad a costa de una clase dirigente local.
En este sentido, ha sugerido que si se realiza una interpretación marxista de Venezuela, estos paradójicamente resultarían capitalistas: “Mmm (…) si utilizaras a Marx para analizar la sociedad venezolana descubrirías que es capitalista”.
Igualmente, ha insinuado un salario real en Colombia, como lo ha hecho Maduro en Venezuela. Escenario que cualquier libertario rechazaría:
En la Colombia Humana se derogará la reforma laboral de Uribe. La reactivación económica comienza por el aumento del salario real y la estabilidad laboral, así se amplía el mercado interno, crece la demanda interna y por tanto la producción.
El programa económico de Petro se basa en fortalecer la banca pública; disminuir las rentas; hacer una reforma tributaria con mayor carga fiscal para los más ricos; hacer saltar sustancialmente el presupuesto de la educación pública; reformar el sistema pensional y fortalecer el mercado interno y latinoamericano. Un libertario discreparía de este programa económico porque básicamente es fortalecer el Estado y cederle gradualmente el control de la economía.
¿Qué es ser libertario?
El libertarismo es una facción del liberalismo que comprende una filosofía política que también integra una visión económica y moral. Promueve la libertad individual, esto significa que cada individuo es dueño de su propia vida y de las implicaciones de sus actos, cuya restricción es el derecho ajeno. Impulsa, así mismo, la libre asociación, la economía capitalista, prefiere que el Estado o Gobierno sea reducido a su más mínima expresión o un ala más radical prefiere que no haya Gobierno, pues considera que no es necesario para la sociedad.
Por lo tanto, la existencia de un marco institucional se hace necesario para que proteja de derecho y de facto la propiedad privada. Para el libertario la libre competencia es indispensable, puesto que al no instituir ningún tipo de barreras de entrada legales para nuevos jugadores en cualquier sector económico, es una de las razones para calificar a un Gobierno como capitalista, escenario que no es contemplado por Petro.
Cabe destacar que el capitalismo atiende a la relación entre el Gobierno y el individuo, y por tanto su origen descansa en principios políticos y no económicos. La asignación más eficiente de los recursos se da con posterioridad al marco institucional que garantiza estos dos principios.
Por ello, a un sistema como el venezolano de Maduro, el cubano de los Castro, el norcoreano de los Jong donde no existen los derechos de propiedad, son socialistas, y a aquellos países donde el Estado otorga privilegios especiales para evitar la competencia, se les llama mercantilistas. Donde se le garantiza la propiedad a todos los ciudadanos, pero existen empresarios y/o sectores económicos con privilegios especiales no es posible la libre competencia. Esto también ocurre en muchos países que contemplan un sistema económico híbrido entre libre competencia e intervención estatal.
Reacciones
El PanAm Post consultó a varios libertarios para conocer su postura sobre la afirmación de Petro de calificarse dentro de este movimiento ideológico.
Para el liberal clásico, Alberto Mansuetti, hay que tener claro la distinción interna que se desprende del termino libertario. Para Mansueti, Petro hace parte de lo que se llama un liberalismo social o de izquierda.
“No me sorprendería que gente cayera en la trampa de Petro. Ahora bien, hay que hacer la distinción entre liberal clásico y libertario. Para mi hay cinco facciones dentro de la ideologia. Existe el liberalismo clásico, el neoliberalismo, el liberalismo social o de izquierda, los libertarios ateos y por ultimo, los libertarios anarquistas”.
Y aseguró que “traer un poco de claridad a la confusión ideológica dentro del libertarismo no hace daño, al contrario, es positivo”.
Por su parte, Daniel Monroy, abogado y experto en temas de análisis económico del derecho, explicó que Petro lo que quiso decir es que él defiende la libertad de disentir de una opinión o una ideología.
“Pero sus acciones señalan una posición contraria a, cuando menos, esa expresión de liberalismo. En efecto, solamente teniendo en cuenta las diferencias de pensamiento que tuvo con algunos de quienes estuvieron en el gabinete cuando fue alcalde ilustran este punto.
Ana Luisa Flechas, en la Secretaría de Movilidad; María Valencia en la Secretaría de Habitat, el mismo Navarro Wolff, todos ellos salieron de la alcaldía por una razón común; y es que de nada sirve disentir de la opinión de otros (que está incluida dentro de la idea libertaria) si es que ese disentimiento te lleva a despreciar al otro. En los casos que menciono, en todos, el mismo Petro apartó de los cargos a los funcionarios porque incluso con razones técnicas disentían de la opinión de él. Eso es lo contrario de autodenominarse ‘libertario’.”
El jurista recordó una carta enviada a Petro por Daniel García-Peña cuando este fue director de Relaciones Internacionales de Bogotá y Petro era el alcalde de la ciudad:
Recuerde la durísima carta que le dirige Daniel García-Peña a Petro cuando aquel se desvincula de la alcaldía. García-Peña denunciaba el autoritarismo de Petro incluso en cuestiones de opinión. En eso no es menos autoritario que otras cuestiones, la carta dice “Un déspota de izquierda, por ser de izquierda, no deja de ser déspota”.
El abogado Alfredo Pertuz, especialista en derecho administrativo, considera que aquel que se llame libertario debe reflexionar sobre el ejercicio de las libertades.
“¿Puede ser alguien libertario si propone extirpar por vía administrativa la propiedad privada? Evidentemente no y ese mismo razonamiento debe ser extendido a las instituciones públicas o gobiernos que vayan en esa dirección, pues es la propiedad privada la vía y excusa real de la libertad; en tanto que es la única forma de comprobar su existencia”.
Y agregó: “Es entonces un imperativo el llamar las cosas por su nombre y poner a los falsos profesas en su sitio, pues ser libertario es amar tanto la libertad, que permitir su concreción es la única opción real”.