Después de los informes positivos que llegaron desde Oxford con sus investigaciones, las buenas sobre la búsqueda de la vacuna del coronavirus no cesaron. El Gobierno estadounidense anunció un pactó con las compañías farmacéuticas Pfizer y BioNTech para producir y distribuir millones de vacunas contra la COVID-19, además, se informó que no tendrá ningún costo en los Estados Unidos.
El acuerdo de entre el Departamento de Salud y de Defensa y las farmacéuticas Pfizer y BioNTech está estipulado por 1 950 millones de dólares. Así que el costo fijado de las vacunas no supera los 20 dólares americanos (19,50), lo que ya supondría una base de precios para otras compañías que también quieran desarrollar vacunas contra la enfermedad.
El Gobierno estadounidense recibiría las cien millones de dosis cuando estas sean aprobadas por la Administración de Alimentos y Fármacos de EE. UU.
El precio fijado por Pfizer tiene en cuenta los requisitos de salud pública durante la pandemia. Las farmacéuticas siguen una norma de dos dosis suministradas para cada uno de sus candidatos a vacunas, un precio que rondaría aproximadamente los 40, dólares, que es casi un 30 % menos de lo que otras empresas cobran por una vacuna contra la gripe estacional, reportó Bloomberg con los testimonios de Sally Beatty, una portavoz de Pfizer.
Este primer costo marcaría una pauta para otras compañías que están analizando cuánto podrían costar sus dosis. Difícilmente una vacuna de similares características podría tener un precio superior o muy superior a los 20 dólares. Pero una dosis que tenga menos efectos secundarios, que no necesite tantas dos dosis o más para su funcionamiento o que esté mejor desarrollada en general sí que puede tener un precio mayor a la de Pfizer y BioNTech.
La empresa del acuerdo, Pfizer, que tiene su sede en Nueva York, está evaluando al menos cuatro vacunas experimentales con la otra farmacéutica del acuerdo, BioNTech de Alemania. Las empresas informaron datos preliminares positivos en uno de sus candidatos a principios de esta semana. La portavoz Beatty dijo que la farmacéutica estadounidense “no dependerá del dinero de los contribuyentes para el desarrollo o la fabricación del candidato a la vacuna”, es decir, Pfizer está asumiendo todo el riesgo de llevar la inyección al mercado.
Estados Unidos, incluso, puede adquirir hasta 500 millones de dosis adicionales, pero Pfizer necesitaría negociar por separado los términos de esas vacunas si el Gobierno norteamericano ordenas más.
Los buenos números de Pfizer y BioNtech por el acuerdo
Las acciones de las farmacéuticas americana y alemana han repuntado en EE. UU. tras el acuerdo: las de Pfizer subieron un 4,1 % en Nueva York el miércoles, mientras que los recibos de depósito de BioNTech saltaron a 8,3 %.
Si bien es imposible calcular con exactitud cuánto serán las ganancias de Pfizer y BioNtech con tener éxito en el desarrollo de la vacuna, la realidad es que aunque el precio de las dosis sea moderado, el beneficio económico será considerable.
Un analista de Bloomberg, Sam Fazeli, comentó que, si la vacuna previene la enfermedad después de su implementación, podría generarse una ganancia inesperada de más de 15 mil millones de dólares para Pfizer. Fazeli analizó que el precio de 19,50 dólares debería ser el más elevado para una vacuna, puesto que en otros lugares pueden tener un costo más económico y la utilización de dos dosis o más de la vacuna de Pfizer y BioNtech podría perjudicar su negocio. Una dosis más efectiva y económica claramente afectaría a ambas farmacéuticas.
El Ejército, clave en la distribución
Desde mayo, el presidente Donald Trump está ordenando la movilización del Ejército de los EE. UU, para distribuir una vacuna contra el coronavirus cuando una esté disponible. Los esfuerzos se centrarán primero en los estadounidenses mayores.
En una entrevista a Fox Business Network, un par de meses atrás, Trump señaló que la tarea de distribuir las dosis era “un trabajo masivo”. Por esa razón, el Ejército estadounidense ya se estaría organizando para empezar con las distribuciones del patógeno cuando tengan la autorización.
Trump siempre fue enfático en señalar que la vacuna estaría para final de año y que la movilización de “fuerzas militares y de otro tipo” serían factores clave para la distribución rápida y efectiva de las vacunas. De nada sirve tener las vacunas si no hay un plan efectivo y certero para distribuirlas, por eso resulta fundamental empezar con la organización de dicho proceso.
Si hay una vacuna para antes de final de año, será la más rápida jamás desarrollada
Un artículo de opinión del profesor Joseph G. Allen, en The Washington Post, rescata que hay seis noticias positivas sobre la COVID-19. «Estos días de incremento de casos, hospitalizaciones y muertes pueden llegar a ser abrumadores. Para poder superar esta situación, es necesario que también le sigamos la pista a los avances positivos», señala el profesor, quien destaca en su último apartado que «los ensayos clínicos de las vacunas parecen estar funcionando, y las empresas farmacéuticas ya han afirmado que podrían estar entregando dosis para octubre».
Meses atrás se recordaba constantemente que el éxito de las vacunas no era seguro, eso quiere decir que es alentador que las pruebas clínicas estén mostrando señales positivas, tal y como informó la Universidad de Oxford y las farmacéuticas Pfizer y BioNtech.
La velocidad con la que los científicos y expertos trabajan para desarrollar la vacuna también es impresionante, por eso se le considera “una carrera”. Además de dinero —el negocio farmacéutico es tremendamente lucrativo— hay vidas y mucho prestigio en juego. No es casualidad que las empresas que muestren resultados positivos en su búsqueda de la cura tengan sus acciones en aumento. Allen destaca que si la vacuna está en menos de un año será “la más rápida alguna vez desarrollada” y por mucho margen.
El profesor también destaca a su colega Juliette Kayyem, que hace mucho énfasis en que las vacunaciones son incluso más importantes que las vacunas porque son las que salvan personas: «Una vez que tengamos una vacuna, lo que sigue es la ardua tarea de la fabricación y distribución», en ese sentido, EE. UU. ya muestra tener un pie adelante llevando un proceso de organización previo que les permitiría a los más afectados por el coronavirus recibir un tratamiento que podría salvarles la vida. Esperemos que esto se replique en el mundo entero.