Patriota, referente y luchador; fueron los adjetivos con los que describieron a Medardo Mairena varias personas de Nicaragua con las que he conversado los últimos días sobre un ensayo que estoy escribiendo “la oposición nicaragüense”. Hasta ahora, por lo que se puede notar en el testimonio de las personas, Mairena es una de las figuras que sí le está haciendo frente al régimen de Ortega y al sandinismo como movimiento e ideal político.
La situación de Nicaragua, particularmente, es un caso que nos golpea a muchos venezolanos porque enfrentamos males similares, con sus diferencias ciertamente, pero muy parecidos. Y conversar con protagonistas cercanos al tema y que han sufrido la persecución de un régimen, similar al chavista, el sandinista, es enriquecedor e importante para entender cómo funcionan estos regímenes de naturaleza marxista-socialista de izquierda radical.
Mairena es líder del Movimiento Campesino, un movimiento de gente humilde y trabajadora que irrumpió en el año 2013 para luchar contra el atropello de la tiranía sandinista, que aprobó un proyecto de ley para construir un canal interoceánico en Nicaragua. Este movimiento, según denunciaron y siguen denunciando los campesinos, tenía el fin de expropiar tierras y ultrajar el derecho a la propiedad privada de miles de ciudadanos nicaragüenses.
Fue así como el movimiento campesino nació y, a posteriori, se convirtió en una de las principales fuerzas políticas de Nicaragua, siendo uno de los pocos movimientos opositores que aún cuenta con cierto estima y confianza desde la ciudadanía. Básicamente, porque el campesinado no forma parte de la política tradicional y tampoco comulga con los ideales progresistas de izquierda como sí lo hacen varios sectores de la “oposición” de Nicaragua.
A Mairena también lo señalaron como un hombre que aboga y vela por la libertad, y siempre vale la pena escuchar a personas que luchan por la libertad pese a que son perseguidos por fuerzas que van en contra de ella.
¿Cómo fueron los inicios de la organización del Movimiento Campesino y cómo fue ese desarrollo de la lucha contra el proyecto de ley del canal interoceánico impulsado por Ortega y el empresario chino Wang Jing?
Nosotros nacimos en el 2013, a raíz de que el régimen hizo una ley conocida como 840, con el fin de expropiar nuestras propiedades con la excusa de, supuestamente, construir un canal interoceánico por Nicaragua. Según estudios íbamos a ser desplazadas más de 300 mil personas, eso significaba ir a la calle sin derecho a nada.
Los campesinos nunca estuvimos organizados en nada, porque siempre nos dedicamos a trabajar la tierra, esa ha sido nuestra costumbre y tradición. Una vez se empezó a hablar de esa ley, no dudamos de que la intención por parte de Ortega era mala, porque ya en la década de los ochenta hubo una guerra, cuando Ortega estuvo en el poder, llegó a confiscarle tierra a diferentes productores.
Al ver esa ley uno notó que venía con las mismas mañas de siempre y ahí es cuando tomamos la decisión de organizarnos para defendernos y buscar la derogación la ley 840. Nosotros jamás fuimos consultados ni se nos tomó en cuenta para aprobar esa ley; ni siquiera se nos preguntó si estábamos de acuerdo con la idea construir un canal interoceánico por nuestro país, y fue así como hicimos el proceso de organización. Antes del tema político nosotros hicimos todo el proceso legal.
También hubo mucha gente afectada por esta ley como las de proyectos hidroeléctricos, proyectos mineros y los propios indígenas que, por otro lado, estaban defendiendo los recursos naturales. Así que no solo fueron campesinos los organizados, sino también gente que se veía perjudicada por este proyecto y con las que nos identificamos. Hicimos manifestaciones por diferentes partes del país, antes del 2018 ya habíamos hecho 97 marchas y también hicimos distintas gestiones legales para defender nuestros derechos como iniciativas ciudadanas de ley que, pese a que recolectamos 28 000 firmas y el número necesario para impulsar una iniciativa es de 5 000, la Asamblea Nacional no le dio importancia e igual nos cerró las puertas.
Metimos un amparo al sistema de justicia, pero allí se encargaron de retrasar todo durante ocho mesas, e igual que la Asamblea dijo “no a lugar” y, posteriormente, llegamos a la siguiente fase de protestas en 2018.
Coménteme sobre las manifestaciones del 2018
Cuando los jóvenes salieron a defender a los señores de la tercera edad, por la reforma del seguro social, fue cuando empezó la masacre hacia la juventud del país. Nosotros salimos en defensa de ellos y, al final, me tocó ser uno de los secuestrados políticos por el régimen de Ortega. Todo esto a raíz de que, en mayo del 2018, estuvimos organizando a los campesinos para apoyar a los jóvenes en las manifestaciones. Posteriormente, el régimen se vio acorralado y llamó a un diálogo, que es la táctica política de todo régimen.
Flexibilizaron un poco con la intención de oxigenarse, pero para reprimir al pueblo después. La tiranía llamó al diálogo nacional, nosotros fuimos convocados por la conferencia episcopal con la intención de encontrar una solución a la crisis sociopolítica que estábamos viviendo; obviamente el pueblo estaba totalmente decidido y en las calles, nosotros creímos —en algún momento— que podíamos lograr una salida del régimen. Pero después fuimos vapuleados, pedimos la salida del poder al régimen y ellos utilizaron la fuerza del ejército para reprimir; armaron a la juventud sandinista y los convirtieron en una especie de paramilitares y también fueron los represores del pueblo.
El diálogo es un arma que se utiliza recurrentemente. De hecho, en Venezuela, la tiranía castrochavista la ha utilizado cada vez que se ve en apuros o ahogada por la manifestación ciudadana. Lo peor es que este diálogo siempre es impulsado por lo que muchos llamamos falsa oposición, y posterior a esto, muy probablemente vengan elecciones. Y yo creo que, en Nicaragua probablemente, vayan a hacer un proceso electoral. ¿Usted creería en esos comicios que pueden venir?
Pues yo no estoy seguro si van a venir a elecciones, porque los regímenes dictatoriales nunca están a dispuestos a entregar el poder, de ninguna manera. Aquí lo que estamos haciendo es tratar de organizar al pueblo a pesar de las dificultades que tenemos. La represión es muy difícil en estos momentos, no nos permiten, siquiera, organizarnos y mucho menos nos permitirán ir a una campaña electoral como candidatos de oposición.
Entonces no vemos que el régimen esté dispuesto a dar unas elecciones competitivas porque el Consejo Supremo Electoral está viciado, de hecho, tiene magistrados sancionados por EE. UU, también tiene magistrados a los que se les ha vencido su periodo, según la ley. Además de eso, creemos que el régimen puede hacer un simulacro para decir que hay elecciones, pero en realidad nosotros no creemos en un proceso con este tipo de condiciones.
Así que nosotros en este momento, el movimiento campesino, se ha dado a la tarea de reorganizarse porque la mayoría de sus liderazgos territoriales se vieron en la obligación de salir de Nicaragua, tuvieron que exiliarse o irse de un lugar a otro para salvaguardar sus vidas. Y ya no los tenemos a disposición como antes.
Entonces estamos en ese proceso de reorganización, buscando alianzas estratégicas que recuperen los ánimos de este pueblo sufrido que muchas veces ha sido vapuleado por el régimen y que también ha sufrido traiciones de la política tradicional e incluso desde la misma oposición.
En Nicaragua cabe decir, un gran porcentaje de la ciudadanía no es sandinista, un aproximado del 70 %. Si bien el 30 % se puede considerar sandinista; hay muchos que se salieron del bando de Ortega por todos las injusticias y asesinatos que han perpetrado contra los estudiantes y los campesinos. Así que la fuerza popular del régimen es ínfima, pero las condiciones no están dadas para un proceso electoral.
Yo estoy de acuerdo con usted, de nada sirve un proceso electoral si este será amañado, Ortega tiene las fuerzas de seguridad y también controla la institución electoral. El apoyo popular sirve para rebelarse contra el régimen, no para ir a votar, es un error ir a comicios así; esta película la vivimos en Venezuela por eso lo considero de esta forma. No obstante, debo preguntarle, ¿usted cree en estos sandinistas “disidentes” que le quitaron su apoyo a Ortega? ¿creo que en ellos como oposición y que en realidad quieren salir del régimen de Ortega?
Yo creo en que también se suman a la causa porque también muchos de ellos han sido reprimidos. Pero, obviamente, el pueblo de Nicaragua conoce la trayectoria de todo este tiempo de muchos de ellos que se cambiaron de bando hace poco. Le damos la bienvenida por ser parte de la oposición en estos momentos, pero aquí, repito, nos conocemos todos; el hecho de hacer alianzas estratégicas es con el fin de presionar al régimen y apartar las diferencias entre nosotros para así enfrentar al que está matando al pueblo de Nicaragua.
Las alianzas estratégicas que nosotros estamos haciendo, por ejemplo, dentro de la coalición nacional, está apenas en construcción porque hay movimientos sociales, pero también partidos políticos, y aclaro: esto no es con el fin de someternos a otra organización. El Movimiento Campesino seguirá teniendo autonomía y la alianza para cuestiones estratégicas en pro de ejercer presión a este régimen y poder empujar juntos la presión.
Estas alianzas, además, son con miras al futuro; para que, cuando estén dadas las condiciones, sea el pueblo quién elija a sus representantes en cualquiera de los niveles. Que ya no sea la encerrona, por medio del amiguismo y con pago de favores, como históricamente ha hecho la política tradicional. Desde el movimiento campesino nosotros estamos promoviendo que sea la ciudadanía quién pueda elegir y proponer a sus autoridades, y esto es lo que hemos plasmado en el reglamento y los estatutos de la coalición que hemos conformado. No solo el Movimiento Campesino, sino también desde diferentes liderazgos desde la oposición que desde hace mucho tiempo están en esta causa y que son parte del pueblo que ha sufrido los atropellos del régimen. Pero también hay que reconocer una cosa, y es que la política tradicional nos ha traicionado muchas veces y también son culpables de lo que está pasando en nuestro país.
¿Cuáles políticos tradicionales o cuáles partidos pueden ser culpables de lo que está pasando hoy en Nicaragua?
Yo no pudiera señalar a los partidos porque, en realidad, los partidos no son la estructura nacional o las cúpulas; el partido se conforma de la militancia, pero sabemos que las personas o el pueblo que de alguna manera se ha identificado con los partidos opositores es porque hemos estado manteniendo la resistencia; desde las calles, desde cualquier trinchera que nos ha correspondido. Por eso yo no condeno la cuestión política partidaria, porque de alguna u otra manera las personas se han identificado. El pueblo muchas veces se ha decepcionado de la política tradicional, tanto que ni siquiera estábamos pendientes o pensábamos en candidaturas, obviamente el régimen aprovechó y se apoderó de todos los poderes del Estado, secuestró todo, pero también era por la misma decepción del pueblo y porque la oposición se dividió. Entones, no fueron los partidos que se dividieron, sino los presidentes de los partidos en ese entonces y, lamentablemente, hoy nosotros estamos pagando las consecuencias.
Entiendo que dentro del Movimiento Campesino no hay pugnas, pero sí hay un par de frentes abiertos, uno es el de Francisca Ramírez, conocida como “Doña Chica” y el otro es el suyo. Ella, como usted, ha sido una referente, pero últimamente se notan discrepancias y en la opinión pública ha calado un poco la retórica que el movimiento está dividido, aunque otros dicen que es una jugada de Mónica López Baltodano —asesora legal de Doña Chica— para acercar al Movimiento Campesino hacia la Articulación de Movimientos Sociales (AMS). Incluso hubo comentarios de Doña Chica hacia su persona. ¿Qué opina usted de esto?
Mira yo no quisiera caer en controversia. Yo creo en que todos somos humanos y podemos errar, pero también debemos rectificar. Y, además de rectificar, he hecho un llamado al pueblo de Nicaragua incluyendo a la clase política y al mismo sector privado —“el gran capital”, como los llamamos nosotros—, que piensen que dividiéndonos no vamos a lograr el objetivo; y de la misma manera, el gran capital debe entender que, mientras Ortega siga en el poder, la economía no se va a levantar. Y este pueblo sufrido debe entender que el régimen no va a dejar de violar derechos humanos mientras esté en el poder.
¿Qué quiero decir con esto? En que nos enfoquemos en identificar quién está matando al pueblo y no viéndonos entre nosotros mismos, buscándonos pretextos para reclamarnos mutuamente porque, en realidad, el movimiento campesino y mi persona, no está para entrar en disputas y preferimos que quede en la conciencia de cada quién si cree que con atacar a las demás personas logrará sacar a Ortega.
El Movimiento Campesino ya tiene más de seis años de su irrupción social y política, pasó primeramente por un coordinador llamado Octavio Ortega, posteriormente vino Doña Francisca y ahora me correspondió a mí y todos hemos dado la cara por el movimiento dentro de Nicaragua. Estoy consciente desde que salí de la cárcel que mi compromiso es por la libertad de los presos políticos y porque haya justicia y democracia en este país y, sobre todo, que no debemos de quitar de la agenda el tema de justicia; porque hay mucha gente que sacrificó su vida por la libertad de Nicaragua y esto no puede quedar impune.
Obviamente esto no es fácil, a los campesinos nos vienen asesinando de manera selectiva, a los jóvenes también, todas las víctimas del 2018, fue una masacre; pero nosotros tampoco hemos parado de contar los asesinatos de nuestros hermanos, hay dos o tres campesinos asesinados por semana, incluyendo hermanos indígenas, que también están en la lucha por defender a la propiedad privada. A ellos también los consideramos campesinos porque no solo defienden su derecho a propiedad sino también de los recursos naturales.
Creo que lo más importante en estos momentos es organizarnos y unificarnos sin diferencias alguna para poder enfocar nuestros esfuerzos en derrocar esta dictadura. Pero también enfocarnos en la necesidad del pueblo, apoyar en lo que se pueda y seguir luchando para que la gente pueda tener acceso a sus servicios básicos: derecho al agua, derecho a la luz y el derecho a la alimentación.
En estos momentos, sabemos que el régimen de alguna manera, trata de acaparar todo lo que se produce en el campo; embodegarlo para venderlo a un alto precio. Algo que es diseñado para sacarle la sangre a la gente si se considera que la ciudadanía está pasando hambre. Así que es el momento de exigirle al régimen que debe regresar la producción a los campesinos para que lo ponga al servicio del país.
Yo siento mucho lo que sucede con Nicaragua porque es un caso muy similar al de Venezuela, mi trabajo es ver, analizar y contar historias; y cuando veo las dos fotos, la venezolana y nicaragüense, veo casos muy parecidos, el cómo actúan el régimen sandinista y el chavista son calcos; la represión, la masacre, los secuestrados políticos y la violación sistemática de los derechos humanos; también veo que, dentro de la oposición —y esto es por mi trabajo de mi investigación y los testimonios que he recolectado para un ensayo que estoy escribiendo— hay una oposición nicaragüense que le hace juego al régimen de Ortega y es muy similar a lo que hace la “oposición” a Maduro en Venezuela. Yo quisiera saber si, con esta oposición y con este sistema tiránico que rige en Nicaragua lo mejor sería la unidad o también señalar a las vertientes que le hacen juego al régimen de Ortega. ¿Por qué le consulto? Porque hasta ahora, a los venezolanos, la misma falsa oposición ha truncado mucho en cada protesta, en cada manifestación, en los activismos: llevan a falsos diálogos, llevan a falsas elecciones y es como un círculo vicioso que se va repitiendo. Yo creo que Nicaragua no ha enfrentado ese proceso como Venezuela, pero va para allá.
Mira, el Movimiento Campesino está de buena fe en la coalición siendo humildes y con la intención de que nos unifiquemos todos. Pero también, no vamos a permitir que desde adentro o desde afuera nos arrebaten la autonomía del movimiento, pero además de eso, estamos adentro para fiscalizar todo proceso que se marque desde allí. Y cualquier maniobra que nosotros miremos desde dentro de la coalición, ya sea por un individuo o por una organización, estaremos con toda la disposición de denunciarlo hacia afuera también.
Porque nosotros queremos salir de esta dictadura, también nos enfocamos en el bienestar de este país, en pro del desarrollo, de defender los derechos humanos y para que pueda haber paz y tranquilidad nuevamente, tiene que haber justicia. Entonces, estaremos luchando desde dentro, para señalar lo que esté malo y también decir lo que esté bien. En el camino veremos si las cosas no van bien y lo señalaremos, así que estamos en búsqueda del fortalecimiento y la organización del movimiento campesino buscando alianzas estratégicas con los jóvenes que empezaron esta lucha en el 2018.
Ellos también intentan organizarse, pero, como te dije, la represión lo hace muy cuesta arriba. Así que vamos a organizarnos poco a poco pero también buscando estas alianzas que nos permitan marcar una ruta y yo creo que con ellos sí vamos a poder dar la batalla. Si las cosas no van bien, lo señalaremos y será el pueblo el que nos indicará por dónde tenemos que guiarnos; porque con ellos también es la alianza.
Yo espero que en verdad se logre una oposición fuerte y frontal en Nicaragua. Porque es lo que se necesita para deponer a una tiranía criminal, que reprime, tortura y asesina; así que, quería consultarle: ¿A dónde apunta el movimiento campesino particularmente? ¿Con quién se podrán hacer las alianzas para formar una oposición fuerte y unida?
Primeramente quisiera decirte y mandarle mensaje también a los venezolanos: yo considero como nuestros hermanos a los opositores que están siendo oposición en Venezuela, la verdadera oposición como dices, porque creemos que luchan igual que nosotros y han sido reprimidos y estamos siendo como una réplica de ellos. Ojalá podamos, en algún momento, tener intercambios de experiencias. Le deseamos la mejor suerte y los animamos a que continúen luchando por el sueño de liberar Venezuela; cómo también nosotros tenemos ese sueño de liberar Nicaragua. Que muy pronto, con nuestro esfuerzo y porque somos creyentes en Dios, vamos a poder liberar nuestra patria, igual que ellos, igual que Cuba, que también sabemos es un pueblo reprimido, creo que lo más importante es hacer las alianzas de cara a la presión internacional para que podamos juntar agendas y luchar contra los regímenes dictatoriales que reprimen a nuestros pueblos.
Retornando a tu pregunta, efectivamente, la alianza estratégica que creo que es la más ideal es la alianza interna con este pueblo sufrido, con los jóvenes que tienen ese sueño de libertad y tienen esas grandes capacidades y energía para ponerlas a disposición del desarrollo de nuestra nación. Pero, lo principal, es lograr la democratización de Nicaragua.