
Siguen creciendo las polémicas en torno al régimen comunista chino y la OMS. En este nuevo caso, no porque se haya detectado una complicidad entre la organización y el país asiático, sino porque en una entrevista a Sky News, el Dr. Gauden Galea, denunció que China no responde las solicitudes de la OMS para colaborar con las autoridades en la investigación para detectar el origen del virus.
“Desde nuestro punto de vista, creemos que no tienen una buena razón”, dijo el Dr. Galea al ser preguntado por las razones de China para no aceptar la participación de la OMS en la investigación.
Según lo cuenta el mismo Gauden en Sky News, la OMS hizo llegar reiteradas solicitudes a China para unirse a la investigación. Pero han sido en vano.
El representante se encargó de dejar claro que encontrar el origen del virus es realmente importante: “La OMS está realizando solicitudes a la comisión de salud y a las autoridades. Los orígenes del virus son muy importantes, la interfaz animal-humano es extremadamente importante y necesita ser estudiada”.
“Sabemos que está ocurriendo una investigación Nacional, pero no nos han invitado a unirnos”, señaló Gauden sobre el régimen chino y la investigación. “Esperamos recibir en un futuro cercano una sesión informativa sobre dónde está eso y discutir una posible colaboración”, añadió.
Polémica in crescendo por investigaciones estadounidenses y presiones australianas
Si bien la OMS y China claramente han tenido un alineamiento notorio a raíz de la pandemia, esta negativa del régimen a la cooperación de la organización se entiende con los eventos más recientes. El primero, la petición de Australia por una investigación independiente en el origen del virus, el segundo es la investigación de la Comunidad de Inteligencia de los EE.UU. por un posible origen del virus en un laboratorio de Wuhan.
De hecho, la Comunidad de Inteligencia de los Estados Unidos sacó un comunicado el pasado jueves donde señalaron que coinciden con el consenso científico que el virus no fue creado o manipulado genéticamente por el hombre, pero que seguirían investigando el origen. Si fue, como se dice, a través de los animales, o, en su defecto, un accidente de laboratorio en Wuhan, algo que no se ha descartado.
Mientras tanto, Australia exigió una investigación objetiva e independiente sobre los orígenes de la enfermedad. En este sentido, China no solo criticó duramente la postura australiana, sino que incluso su embajador en ese país, Cheng Jingye, amenazó con boicotear el consumo de productos australianos si la postura se mantenía. Australia hizo una escalada diplomática alegando que no es momento de amenazas sino de cooperación global.
Trump, otra figura incómoda para China
El avispero se alborotó cuando el presidente estadounidense admitió en una conferencia de prensa que ha leído informes sobre un posible origen del COVID-19 en el laboratorio de virología de Wuhan.
Trump reveló, en ese momento, que no leyó el comunicado recientemente publicado por la Comunidad de Inteligencia y que estaban trabajando de forma diferenciada con respecto al origen: “Lo estamos viendo en forma separada, de dónde provino (el virus) exactamente, de quién vino, cómo ocurrió esto. Separadamente y también científicamente. Vamos a encontrarlo”, señaló.
Uno de los periodistas preguntó si, con exactitud, Trump había visto un informe que indicara que el origen del virus provenía del laboratorio de virología de Wuhan; el presidente fue tajante: “Sí, lo he visto” y al momento señaló que no está autorizado para proporcionar detalles. Después de eso, el presidente de los EE.UU. espetó que “La OMS debería sentirse avergonzada. Son como la oficina de relaciones públicas de China”.
Trump, además, volvió a cargar contra China afirmando que son una “nación brillante” y pudieron frenar la expansión del virus, pero prefirieron dejar que se propagara. También hay serias disposiciones para elevar aranceles a China, como forma de represalia en su actuar en la pandemia.
De la presión estadounidense y australiana, a la complicidad europea
El Washington Post publicó un editorial de proporciones épicas criticando la labor de Josep Borrell, Alto Representante de la Unión Europea para Política Exterior, quién es señalado junto a la Unión Europea de suavizar un informa crítico con respecto a la campaña de desinformación que perpetra el régimen de China a nivel mundial; para así desviar la atención de su culpa en la explosión de la pandemia y de esa forma mejorar su imagen internacional.
The Post, es contundente, “China´s coronavirus censorship” espeta su titular; y la entradilla es aún más clara: “Los Estados Unidos no debe inclinarse ante los esfuerzos de Beijing por silenciar las críticas a su respuesta al brote”.
El @washingtonpost acusa a Josep Borrell de favorecer a China y eliminar de un informe las referencias a su deficiente gestión del coronavirus, también alude a bloqueo de información sobre el brote del mismo. Dice el diario que hizo lo mismo con Rusia. pic.twitter.com/Ho3txTLpEL
— Emmanuel Rincón (@EmmaRincon) May 1, 2020
El editorial fue publicado después que Josep Borrell saliera a desmentir la versión de que la UE fue condescendiente con China y suavizó el informe que contenía la siguiente cita: “China ha seguido una campaña de desinformación global para desviar la culpa en el estallido de la pandemia y mejorar su imagen internacional”, esto luego de que el New York Times mostrara una filtración del documento. El editorial del Washington Post agrega, además, que la condescendía no solo fue con China, sino también con Rusia.
Borrell, días atrás, salió a desmentir la filtración del New York Times señalando que “la Unión Europea no se doblegó ante ninguna presión” – tal y como se le acusa a la Unión – alegando que eran dos documentos distintos (sobre el informe filtrado al Times y el público) y que los procesos eran diferentes. Mientras tanto, analistas señalan que lo que hacen los eurodiputados es autocensurarse por miedo al deterioro de relaciones con el Partido Comunista de China.
El Washington Post en su editorial deplora que la Wolf Warrior Diplomacy de China esté funcionando en la Unión Europea. Todo mientras el régimen de China extorsiona y obliga a sus diplomáticos a amenazar a los países que piden mayor transparencia. El caso de Australia es el mejor ejemplo.
China entre la espada y la pared
No son casualidades que, en menos de una semana, Australia haya manifestado su pedido de investigación objetiva e independiente sabiendo que en China jamás va a salir a la luz el origen del virus si este afecta al Partido Comunista Chino. Tampoco lo es que la Comunidad de Inteligencia de EE.UU. manifestara la posibilidad de que el virus pudo surgir de un accidente de laboratorio en Wuhan, coincidiendo en parte con Trump. Mucho menos que, un alto representante de la OMS ante China, relevara a Sky News que la OMS está intentando colaborar con la investigación para determinar el origen del virus; y que las autoridades de ese país ignoran la organización sin razón aparente. A todo esto, la lista de países estafados con insumos médicos defectuosos provenientes de China sigue creciendo.
Y, por si fuera poco, la Unión Europea es acusada de descafeinar un informe que crítica la campaña de desinformación del régimen chino a nivel global. Si más países empiezan a tomar posturas como la australiana o la estadounidense, y, además, funcionarios de la OMS alzan su voz en contra de la nula transparencia, la espada y la pared se acercarán aún más apretando a Pekín.