Quizás lo que más han leído en los últimos días son críticas hacia López Obrador y Jair Bolsonaro por sus pésimas acciones frente a la pandemia. Tanto el mandatario brasilero como el mexicano han actuado de forma negligente y nada racional frente al peligro inminente del COVID – 19. Pero, ¿dónde dejamos al régimen socialista de Daniel Ortega?
Hasta ahora, el manejo del régimen de Nicaragua es idéntico – y hasta más irresponsable – con respecto al de los gobiernos de Brasil y México. Nicaragua, es uno de los dos países de la región centroamericana que todavía no toma ni una sola de las seis medidas de los especialistas y expertos para combatir al COVID – 19.
Es, por ejemplo, el único país en todo el continente que todavía no suspende las clases, incluso ya lo hicieron México y Cuba.
Las fronteras de Nicaragua siguen abiertas, los eventos masivos continúan sin restricciones – siempre y cuando no vayan contra el régimen, cabe acotar –, las escuelas siguen funcionando, el transporte público va repleto y las aglomeraciones son el pan de cada día en plena crisis mundial por la pandemia.
A diferencia de otros países, donde la información está al alcance de la mano, en Nicaragua no sucede lo mismo. La falta de transparencia del régimen de ese país obliga a buscar con mayor paciencia y detenimiento la información con respecto a cómo el país está afrontando la lucha contra el COVID – 19.
Justamente, la noche del 24 de marzo, Fernando del Rincón, periodista de CNN, entrevistó a Félix Maradiaga, miembro del Consejo Político de la Unidad Nacional de Nicaragua.
Maradiaga denunció no solo la inacción del régimen socialista de Ortega, sino que además resaltó la irresponsabilidad de convocar manifestaciones masivas en todo el país, una de ellas con el lema “Amor en tiempos de covid-19” para mostrar “solidaridad al mundo” que está enfrentándose a una terrible crisis debido a la enfermedad. Todo esto, saltándose por todo lo alto los protocolos y recomendaciones de evitar a toda costa las aglomeraciones.
Lo que contó Maradiaga es contundente y preocupante, “El régimen de Ortega ha desatendido las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS)”. Destacó, además, que la oposición en Nicaragua ha dejado de lado las pugnas políticas y está promoviendo una campaña de información para que los nicaragüenses entiendan la gravedad del asunto y hagan el ejercicio de prevención consciente.
El opositor señaló que están trabajando de la mano con distintas organizaciones y personalidades de la sociedad civil para promover una “Cuarentena ciudadana voluntaria”. Esto en vista que Nicaragua tiene el riesgo inminente de pasar de la fase 1 a la fase 2 en cuanto a la escalada del virus COVID – 19.
En Nicaragua, hasta los momentos, se han confirmado dos casos, pero solo se han detectado porque las personas pidieron asistencia médica al presentar síntomas de enfermedades respiratorias. No hay datos certeros de cuantas personas están en vigilancia.
Inacción en un país altamente vulnerable
Nicaragua, peleando el lugar con Venezuela y Haití, es quizás el país menos capacitado para enfrentar al COVID – 19 y el más vulnerable ante la escalada de la pandemia. Según cuenta Maradiaga, el país solo cuenta con 19 hospitales y en camas ni siquiera llegan a una por cada mil habitantes. Los respiradores no llegan a 160 y ya la gran mayoría están ocupados por casos de otras enfermedades.
Otro enorme problema al cual se enfrenta Nicaragua, es el escaso acceso al agua. En el portal 100 % Noticias nicaragüense, se explica en un revelador reportaje que “el agua potable sólo llega al 70 % de la población urbana y a un 35 % de la rural”.
Una buena parte de la ciudadanía no puede siquiera lavarse las manos para prevenir contagios. El lavado de manos, por cierto, es el lema que el régimen de Ortega está promoviendo para combatir al COVID – 19.
La inacción e irresponsabilidad del régimen socialista de Ortega se puede contrastar con el esfuerzo de parte de la sociedad civil en generar conciencia. Bien podría tomarse el ejemplo de los 200 estudiantes de odontología de la Universidad Autónoma de Nicaragua, estos alumnos dejaron de asistir a clases para prevenir contagios y desacelerar el crecimiento que podría tener la enfermedad del COVID – 19. Lastimosamente, la universidad no se puso del lado de sus estudiantes y seguirán con las actividades educativas. De esta forma, se están alineando con el discurso de Ortega de continuar con normalidad para mantener la mayor “estabilidad” posible. Todo esto en un país condenado y a merced de la enfermedad que somete a super potencias y países de primer mundo.
También se puede tomar el ejemplo de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, que, conscientemente y con responsabilidad, canceló o suspendió todo tipo de actividades litúrgicas.
La empresa privada contra el régimen socialista
En una entrevista al Confidencial, El Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), en voz de su presidente José Adán Aguirre, destacó que Nicaragua “es el único país del continente que no ha tomado ni una de las seis medidas de prevención que está adoptando el resto del mundo”.
“El mundo te está diciendo no salgas, salvo que sea necesario, quédate en tu casa; mientras que en Nicaragua el mensaje es: vamos a la playa. El sector privado, actuando de manera responsable, ha estado trabajando sobre dos líneas: prevención y abastecimiento. Es vital que la gente entienda que, quedándose en su casa, no va a dejar de haber el suministro, el hecho de que haya cuarentena, porque esa es una realidad que ya está pasando en la región centroamericana; o que haya toques de queda en Panamá, Honduras, República Dominicana, se ha trabajado para asegurar que ese abastecimiento no se detenga”, reza Aguirre ante la pregunta sobre los dos casos detectados en Nicaragua, la incertidumbre de cuántos están en vigilancia y la nula prevención del régimen socialista de Ortega que sigue promoviendo actividades masivas en el sector turístico, en ferias o con el plan playa.
Mientras el mundo está preocupado, en Nicaragua el régimen insta a manifestarse y continuar con la vida normal
El mundo en estado de alarma, la región de Centro América toma medidas drásticas – caso de El Salvador –, Suramérica se encuentra en pleno combate frente al aumento exponencial de los casos con acciones históricas, super potencias y países de primer mundo están azotados y atormentados por el COVID – 19. Ante este panorama, al tirano Daniel Ortega solo le interesa mantener la apariencia de tener todo controlado a costa de la salud de los propios nicaragüenses.
El mundo tiene que saberlo: en Nicaragua no hay transparencia y una gran parte de la ciudadanía no tiene acceso a la información, el país se encuentra huérfano de un gobierno que vele por la prevención mínima o, al menos, tenga la capacidad básica de tratar a los enfermos, una buena parte de los nicaragüenses no cuenta con agua potable, y, por si fuera poco, no solo están en manos de un régimen criminal que no le importa en absoluto la salud de los ciudadanos, sino que están a merced del COVID – 19 gracias al socialista Ortega.