Sin máscaras, sin guantes, con escasez de desinfectantes y alcohol y, lo que es peor, sin agua y sin electricidad en muchos hospitales, así deben enfrentarse los venezolanos al COVID-19 que ataca al mundo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dado una medida principal y sencilla para evitar el contagio del coronavirus: lávese las manos con jabón. ¿Fácil, cierto? Pues sí usted vive en cualquier país medianamente normal sí, pero si usted vive en un país devastado tras 21 años de socialismo, es muy probable que abra la llave del grifo y no salga agua. Al menos 70 % de los hospitales de Venezuela denunciaron tener problemas para el abastecimiento de agua, ¿entonces?
El 10 de marzo Nicolás Maduro decía que su “gobierno” (tiranía) contaba con todos los recursos necesarios para que el país esté dotado y enfrentar la pandemia, pero solo una semana después, el 17 de marzo, su canciller le solicitó al Fondo Monetario Internacional (FMI) 5 000 millones de dólares para poder combatir al coronavirus. El pedido fue inmediatamente rechazado, esto, evidentemente pasaría porque desde hace más de una década el chavismo viene despotricando contra el FMI, tildándolo de “instrumento del demonio”. De hecho, hace tan solo cuatro meses el mismísimo Maduro dijo que “América Latina se levantó contra el FMI y el capitalismo salvaje”, luego de acusarlos recientemente de ser los “sicarios del mundo”. Tiempo después el tirano diría: “Si hay que ir hasta el mismo infierno para pedir ayuda por Venezuela lo haré”, tras esto, afirmó que todo estaba bajo control.
No hay equipos ni insumos para enfrentar la pandemia
A la falta de elementos tan sencillos para combatir una crisis de sanidad, como el agua y el jabón, se suman otros no menos gratificantes, como la falta de camas, áreas de aislamiento y, lo más importante, médicos, pues solo en 2018 más de 26 000 médicos emigraron del país, época en la que se dio la última medición. En el 2020 la cifra es mucho más abultada; esto tomando en cuenta que tal como lo reportó el portal Efecto Cocuyo, más del 80 % de los médicos recién graduados piensa emigrar.
A esta dura realidad se debe agregar el hecho de que en el país dirigido de facto por Maduro la escasez de medicamentos se ubica en el 80 %. En Venezuela es difícil encontrar hasta los antibióticos más comunes como la amoxicilina, cualquier tipo de antidepresivo o pastillas anticonceptivas, y ni que hablar de los medicamentos más específicos. Por ende, en la nación socialista enfermedades tratables en cualquier parte del mundo, como la difteria, el sarampión y la malaria continúan propagándose y afectando gravemente a la población, a las que ahora hay que sumarles el coronavirus.
Sin agua, sin jabón, sin electricidad, sin hospitales en buen estado, sin médicos y, por supuesto, sin medicinas, enfrentar una pandemia es de todo menos sencillo. De hecho, en el hospital más grande de Venezuela, y uno de los más grandes de América Latina, el Pérez Carreño de Caracas, los enfermos, médicos y personal sanitario deben “lavarse las manos con tobos”, de manera completamente insalubre, tal como reportó el portal Caraota Digital.
A este cúmulo de circunstancias adversas se le debe sumar el hecho que los trabajadores de la salud también han reportado una escasez de ambulancias, y si a esto sumamos que en el país también falta la gasolina, pues las posibilidades de atender a personas en estado grave de salud se minimizan por completo. Maduro dijo que contaban con 46 hospitales centinelas, pero no dijo dónde se encontraban, y nadie sabe de su existencia.
Según voceros del régimen, en la actualidad se han presentado 42 casos de coronavirus en Venezuela y ningún fallecido, pero estos números son pocos fiables, pues el propio Maduro desmintió sus estadísticas al decir: “Por cada caso conocido hay 27 casos por conocer”, si usted multiplica 42 por 27, el número no es para nada alentador, pues serían más de 1 000 casos.
La tiranía termina de ahogar financieramente a los venezolanos en medio del coronavirus
El apartado económico no puede dejarse de lado, puesto que precisamente la falta de todo tipo de recursos para combatir la pandemia se debe a las ineficiencias de las políticas socialistas de la tiranía de Maduro. Cosas tan sencillas como los limones subieron abruptamente de precio tras la pandemia, por lo que muchos venezolanos no se pueden dar el “lujo” de comprarlos. Si es difícil adquirir limones, qué se puede esperar de tener una dieta sana que permita mantener un sistema de defensas fortificado.
Una encuesta de médicos realizada por la ONG local Médicos Unidos, arrojó que dos tercios de los encuestados manifestaron no tener guantes, máscaras, jabón, gafas o exfoliantes. Según reportó The Guardian, en el Hospital Universitario de Caracas, el 80 % de los trabajadores de la salud no tienen equipos de protección para tratar a los pacientes que podrían ser contagiosos.
El desastre económico no tiene tintes políticos, es simple, si no hay producción, si no hay una economía sana, hasta lo que puede parecer más sencillo, como una caja de antibióticos, un jabón o agua, se complica por completo, lo que empeora cualquier situación pandémica que ya es de por sí bastante alarmante.
En días recientes el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció que destinaría 800 000 millones de dólares para ayudar a los norteamericanos durante el coronavirus, congeló los créditos hipotecarios y redujo impuestos. Mientras tanto, Maduro ahogado financieramente, y con el rechazo del FMI, optó por incrementar tasas tributarias por 30 veces su valor, en medio de una economía que ya estaba paralizada y que se congelará todavía más debido al virus, para terminar de asfixiar a los pocos ciudadanos que medianamente producen y terminar de aniquilar una economía que anda por inercia en silla de ruedas.
El coronavirus es la peor pandemia que ha enfrentado el mundo en el presente siglo, pero sin duda alguna la peste del socialismo la hace todavía más terrible.