EnglishEl presidente de Rusia, Vladimir Putin, aprovechó su viaje a América Latina para hacer una visita relámpago a Nicaragua. El viernes pasado se reunió con el presidente de este país, Daniel Ortega, a quien hizo la propuesta de instalar una base de mantenimiento para las naves rusas que patrullan cerca del territorio nicaragüense.
Presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, llega a Nicaragua como parte de su gira por Latinoamérica! pic.twitter.com/cFW5waWmPV
— Viva Nicaragua (@VivaNicaragua13) July 12, 2014
La idea se venía cocinando desde el marzo pasado, cuando el embajador de Rusia en el país centroamericano, Nicolai Vladimir, sostuvo que su país estaba interesado en crear una base para “abastecer de agua y combustible a las naves rusas que realizan patrullajes largos y transitan en territorio nicaragüense”, dice El Nuevo Diario de Nicaragua.
El Canciller Serguei Lavrov dejó claro en mayo que no tienen intenciones de dejar fijos a militares rusos en América Latina, sin embargo, reconoció la necesidad de que la flota rusa “tenga la posibilidad de navegar por todo el océano mundial, algo que requiere la existencia de puntos de abastecimiento técnico y material, donde se pueda repostar, descansar y realizar pequeñas reparaciones”. En ese momento (hace apenas dos meses) la dirigencia rusa no aclaró en qué país le hubiese gustado ubicar estas instalaciones.
Ya los rusos tienen presencia en Armenia, Tayikistán, Kirguizistán, Siria, en la península de Crimea y Ucrania.
En febrero la cancillería rusa había dicho que Venezuela sería uno de los países candidatos, junto a Vietnam, Cuba, Seychelles y Singapur. Sin embargo, el primer país —que en 2013 compró casi el 80% de las armas que vendió Rusia a América Latina— rechazó la oferta. El Canciller Elías Jaua de Venezuel dijo en Brasil: “Nosotros, por la Constitución, no podemos permitir el establecimiento de ninguna base militar extranjera en nuestro país”. Y rechazó cualquier tipo de intervención militar en América Latina.
Pero hoy día, la promesa de Nicaragua de abrir en 2020 un canal interoceánico que compita con el Canal de Panamá, y que acepte buques más grandes, reaviva el atractivo para que Rusia ubique en ese país dichas bases de mantenimiento. La oferta de Putin surgió días después del anuncio del canal.
Sin embargo, tras la reunión del viernes, no se hicieron acuerdos de financiación a las obras del canal, algo que era esperado por muchos. Pero sí se propuso la instalación en Nicaragua del Sistema Global de Navegación por Satélite, conocido como Glonass (por sus siglas en ruso).
Un nuevo canal bajo el dominio chino
El Canal de Nicaragua iniciaría sus obras en diciembre; el proyecto contempla una ruta de 278 kilómetros de longitud y deberá estar finalizado en 2019 para comenzar a operar en 2020.
Se prevé que su capacidad sea aún mayor a la que tendrá la ampliación del Canal de Panamá, sin embargo aún no se entregan los estudios de factibilidad de la ruta, a pesar de que ésta ya fue aprobada por el gobierno de Nicaragua.
Otra cosa lo diferencia del Canal de Panamá: La administración de este gran canal quedará en manos del grupo constructor chino Hong Kong Nicaragua Canal Development Investment Co. Limited (HKND Group) por los próximos cincuenta años.
Aunque no se han detallado los fondos de financiamiento de la obra, el proyecto incluye facilidades como aeropuertos, carreteras y otras obras de infraestructura que ciertamente dinamizarían la economía centroamericana, y crearían mayor empleo.
¿Se afianza una nueva polarización en América Latina?
Para Luis Fleischman, consultor del Centro para Políticas de Seguridad, y autor del libro América Latina en la era post-Chávez: Una amenaza para la seguridad de Estados Unidos, la existencia de países hostiles a Estados Unidos ofrece una gran oportunidad a China y a Rusia para ejercer su poder militar y político en América, y convertirse en algo más que actores económicos.
En el caso de Rusia, Fleischman explica que desde la reciente crisis en Ucrania los líderes rusos repiten que Occidente los decepcionó al buscar la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a los países que antes pertenecían a la influencia soviética. “Dado el hecho de que Rusia se ve a sí misma como un imperio en competencia con Estados Unidos y el Occidente, es lógico que busque aumentar su influencia en los países que tradicionalmente pertenecieron a la esfera de influencia de Estados Unidos”, destaca el analista. Esto a pesar de que, a su juicio, el país norteamericano ya no tiene el interés imperial por controlar los gobiernos al sur de su frontera.
Para Fleischman, su tesis se consolida con la reciente visita de Putin a América Latina. “El Presidente se enfocó básicamente en los países que o son hostiles (Cuba y Nicaragua), o aspiran a reducir la influencia de Estados Unidos en el continente (Argentina), o compiten celosamente con Estados Unidos por estatus mundial (Brasil)”.