La adopción de técnicas insurgentes o terroristas por parte de grupos del crimen organizado en México preocupa al congreso de Estados Unidos, ya que esto se manifiesta en el uso de coches bombas, granadas y lanzagranadas durante los ataques o enfrentamientos con las fuerzas del orden.
Esto fue revelado en un estudio denominado “México: Crimen organizado y organizaciones de narcotráfico” que elaboró el Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos en donde se indica que tanto las grandes organizaciones del narcotráfico como las células que se han expandido cometen delitos como la extorsión, secuestro y robo de combustible.
June S. Beittel, analista en Asuntos para América Latina, indica que por más de diez años, congresistas estadounidenses han convocado a audiencias respecto a la asistencia que el gobierno estadounidense puede brindar a México ya que la preocupación de ellos se incrementaron cuando funcionarios de la Embajada de Estados Unidos en México fueron atacados en territorio mexicano.
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En el mencionado reporte se indica que “el Congreso ha expresado su preocupación por la violencia y buscó proporcionar supervisión en la cooperación de EU con la seguridad mexicana”, se aprecia en el documento publicado el pasado mes de abril”.
Beittel como autor del informe señala que “el uso ocasional de coches bomba, granadas y lanzagranadas propulsadas por cohetes, continúa planteando la preocupación de que algunos narcotraficantes mexicanos puedan estar adoptando técnicas insurgentes o terroristas”.
Y es que según la “Evaluación nacional de la amenaza de drogas” que se desarrolló en noviembre del 2016 por el Departamento de Justicia de Estados Unidos, el potencial daño que realiza el narcotráfico mexicano a su país son las rutas de transporte y células de distribución para repartir drogas además de su constante expansión, especialmente en el tráfico de heroína.
“Los grandes cárteles mexicanos son los principales mayoristas de drogas ilegales en Estados Unidos y están ganando cada vez más el control del país vecino a través de alianzas con bandas locales; sin embargo, sus operaciones son menos violentas en territorio estadounidense que en el nacional”, indica el documento.
El trabajo concluye advirtiendo que “muchos funcionarios gubernamentales y políticos estadounidenses tienen inquietudes sobre la capacidad del gobierno mexicano para disminuir la violencia en México y frenar efectivamente el poder de las organizaciones de tráfico de drogas, (DTO, por su sigla en inglés) del país. La dependencia del gobierno actual de una estrategia de apuntar a los capos de las drogas ha reducido la violencia en algunos casos, pero no de manera sostenible”.
Fuente: El Economista