
La tensión diplomática entre Estados Unidos y México volvió a subir de tono este lunes luego de que el presidente Donald Trump asegurara que el presidente Enrique Peña Nieto le había llamado por teléfono para felicitarle por el endurecimiento de la política migratoria, sin embargo momentos después esto fue negado por el gobierno del país azteca.
“Me llamó, dijeron que muy poca gente está cruzando ilegalmente en su frontera sur porque saben que no podrán atravesar nuestra frontera”, indicó el mandatario estadounidense mientras elogiaba a John Kelly, quien será su nuevo jefe de gabinete en la Casa Blanca.
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Pero esta aseveración del gobernante estadounidense fue contradecida por la secretaría de Relaciones Exteriores de México la que por medio de un comunicado indicó que “Peña Nieto no ha sostenido recientemente comunicación telefónica con el presidente Donald Trump”.
También el gobierno azteca indicó que “el tema de migración fue abordado” durante la reunión que sostuvieron ambos mandatarios, el pasado 7 de julio durante la cumbre del G20 en Hamburgo (Alemania), e indicaron que fue ahí donde Peña Nieto “compartió” algunas cifras.
Dentro de las cifras que el presidente de México compartió según la cancillería de su país fueron “las repatriaciones de ciudadanos mexicanos desde Estados Unidos han disminuido 31 % para el período de enero a junio de 2017, comparado con el mismo lapso del año anterior; y que durante el mismo semestre la migración hacia México proveniente de Centro y Sudamérica ha disminuido alrededor de 47 %, en su comparación anual”.
La tensión entre Estados Unidos y México comenzó durante la campaña presidencial del magnate estadounidense cuando calificó de “criminales” y “violadores” a los inmigrantes mexicanos con lo que se desató la que ha sido calificada como “la peor crisis diplomática” de las recientes décadas entre ambos países que comparten una frontera de más de 3.200 kilómetros en donde Trump pretende construir un muro para detener la inmigración irregular así como el tráfico de drogas y armas.
Fuente: El Economista