El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, planteó días atrás la problemática que experimenta Suecia respecto a la política de puertas abiertas para los refugiados, estas aseveraciones del mandatario fueron desestimadas de manera apresurada por los escépticos, sin embargo solo se necesitaron dos días para que un hecho en un suburbio de Estocolmo le diera la razón al gobernante estadounidense ya que en la explosión provocada por un refugiado aunque no causó heridos de gravedad, si puso en perspectiva la situación que vive el país europeo.
Donald Trump no exageró en los problemas que enfrenta Suecia ya que como lo asegura, Jimmie Akersson y Mattias Karlson en su columna publicada en The Wall Street Journal “en todo caso los subestimó”. Ambos detallan que Suecia tomó alrededor de 275 mil solicitantes de asilo entre los años 2014 y 2016, más de lo que acogió cualquier otro país de Europa.
El 80 % de los que llegaron a Suecia en 2015 no contaban con documentos como pasaporte o identificación y la mayoría provienen de países musulmanes lo que ha llevado a que el Islam sea actualmente la segunda religión más importante de ese país europeo y en Malmö, la tercera ciudad sueca más importante, Mohamed sea el nombre más común para los bebés que nacen.
Donald Trump en su discurso mencionó un hecho que se había dado en Suecia promovido por refugiados, y ciertamente no habían reportes de prensa sobre la fecha exacta en que el mandatario lo refirió pero sí hay una serie de eventos que quienes sirvieron de detractores de las declaraciones del presidente estadounidense no tomaron en cuenta.
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Dentro de estos hechos se encuentra el incremento en crímenes sexuales que se han duplicaron de 2014 a 2015 según las encuestas realizadas por un organismo gubernamental. En dicho sondeo un tercio de las mujeres suecas indicaron que ya no se sienten seguras en sus vecindarios y el 12 % aseguró que no se sienten seguras al salir a la calle.
Hechos más crudos fueron reportados por Fraser Nelson, correponsal del medio londinense The Telegraph quien señala que a su llegada a Suecia un joven de 23 años fue asesinado en la plaza de Malmo. La víctima falleció por múltiples disparos en la cabeza frente a varios testigos. Este era el tercer asesinato en seis semanas y aunque la prensa local, indica Nelson, tiende a no reportar la etnicidad de la víctima o sospechosos en tales ataques, los suecos sí han aprendido a reconocer el crimen de pandillas relacionadas a inmigrantes cuando los ven.
Nelson asegura que los extranjeros que visitan la parte equivocada de Suecia pueden pagar un precio muy alto como lo hizo un niño británico de ocho años que el verano pasado murió por un ataque con granadas en Gotemburgo mientras dormía con su familia. Esta granada, según reportó The Spectator, provenía de una pelea entre pandillas de la comunidad somalí.
Una historia igualmente trágica y también reportada por The Spectator cegó la vida de una niña de cuatro años en 2015 quien perdió la vida por una explosión de un coche bomba en las afueras de la misma ciudad de Gotemburgo, hecho que también fue parte de la violencia que se vive producto de las pandillas conformadas por refugiados.
Otras alteraciones en la sociedad sueca reportadas por Akersson y Karlson son el incremento de protestas y el malestar social se han convertido en parte de la vida cotidiana de Suecia. Agentes de policía, bomberos y personal de ambulancias son regularmente atacados. Y a pesar de que las leyes de portación de armas de fuego son muy estrictas, la violencia armada actualmente ha incrementado cinco veces más que la que presentan otros países europeos.
Costos económicos
La seguridad no ha sido el único costo que ha enfrentado Suecia con la avalancha de refugiados ya que el gobierno de Suecia gasta ahora una enorme cantidad de dinero cuidando a los inmigrantes recién llegados cada año.
Por otro lado, la tasa de desempleo entre los inmigrantes es cinco veces más alta que la de los suecos nativos. Entre algunos grupos, como los somalíes, en lugares como Malmö el desempleo alcanza el 80 %.
Tove Lifvendahl del diario británico The Spectator indica que el costo de acomodar a niños refugiados es enorme ya que asciende a 160 libras esterlinas (USD $260) por niño al día, y este sería un dinero bien invertido si funcionara, pero hay mucha preocupación ya que en los refugios niños son víctimas de adultos depredadores que han mentido sobre su edad. Ya se han reportado casos de violaciones y asesinatos a menores.
El reportero británico conversó con Lasse Siggelin, trabajadora social que vive en Gotland, donde señaló que la población está alarmada por la cantidad de niños no acompañados que están siendo colocados en hogares de refugiados que parecen inadecuados para tal tarea.
El “superpoder” del que el Estado sueco mostró orgullo, está colocando en una seria situación de inestabilidad su país, mostrando que la apertura al ingreso de refugiados puede desestabilizar cualquier sociedad y agotar los recursos del erario.