Cansados y desesperados, cientos de emigrantes, la mayoría cubanos que entraron a Colombia de forma ilegal, están varados cerca de Panamá, una semana después de que este país reforzara los controles fronterizos para frenar el flujo de indocumentados que tratan de llegar a Estados Unidos, informaron autoridades.
La Defensoría del Pueblo de Colombia “ha constatado que a la fecha hay aproximadamente 250 migrantes en situación irregular en el municipio” de Turbo, en el golfo de Urabá, una zona cercana al punto selvático del Darién, donde Panamá blindó desde el pasado 9 de mayo la frontera para evitar que migrantes que tratan de llegar ilegalmente a Estados Unidos entren a su país.
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Las autoridades locales hablan de medio millar de migrantes “hacinados” en esta pequeña localidad costera sin infraestructura para acoger a los extranjeros que, hasta ahora, pasaban por Turbo y continuaban su ruta por Centroamérica.
“El número de migrantes va subiendo día a día. Hoy hay unos 500, pero mañana amanecerán 550 o 600”, declaró a la AFP Emélides Muñoz, secretario de gobierno del municipio.
En videos e imágenes difundidas por la Defensoría, que vela por los derechos humanos en el país, se ve a decenas de personas amontonadas a las puertas de la sede de Migración Colombia de la localidad, situada en una violenta zona del departamento de Antioquia (noroeste) con fuerte presencia del tráfico ilegal de personas.
Gracias a lo que el defensor del Pueblo de la región de Urabá, William González, llamó una “flexibilización administrativa”, Turbo era sólo un punto de paso para los migrantes, pero esto cambió con el aumento de controles por parte de Panamá.
“Nos tienen en sus GPS, pero antes nadie los bloqueaba. Se podían hospedar, comprar comida, sus tiquetes y seguir la travesía”, contó a la AFP el alcalde del municipio, Alejandro Abuchar, que se desplazó a Bogotá para pedir al Estado colombiano y a organismos internacionales que contribuyan a solucionar una situación “insostenible”.
“Se van desesperando porque cada día que pasa es un golpe a su economía”, afirmó Muñoz, quien dijo que sólo les han podido ofrecer una chocolatada y la caridad, mientras los emigrantes cubanos, haitianos, paquistaníes e indios, además de varias nacionalidades africanas, según la Defensoría, duermen a la intemperie en calles o playas.
Fuente: La Nación.