EnglishLos estudiantes han sido un semillero de héroes, de valientes jóvenes que a lo largo de la Historia han defendido causas justas, con la rebeldía que les caracteriza y la pasión propia de su edad; han sido los primeros que en muchos momentos han levantado la voz ante injusticias.
Pero, en otros casos, han sido el escudo tras el cual se cocinan oscuros episodios de conflictos dirigidos por grupos sociales y políticos que buscan intereses propios, como introducir ideologías.
En la historia latinoamericana reciente hemos visto episodios como el de Tlatelolco en México, en el año de 1968 cuando en la Plaza de las Tres Culturas el gobierno masacró a un centenar de jóvenes que protestaban, historia que se repite, con otros tintes y diferentes coyunturas, en Ayotzinapa con 43 estudiantes normalistas; en Venezuela, han sido los estudiantes los que lideran manifestaciones contra el régimen castrocomunista de ese país.
Pero no todas las historias se pueden leer igual, no todas tienen el mismo trasfondo, el mismo origen o el mismo fin. Así sucede en Honduras, donde un grupo de estudiantes del Instituto Central Vicente Cáceres, el centro de educación media mas grande del país, se ha levantado en protestas desproporcionadas por el aumento de 5 minutos en la hora de clase, sin dar margen al diálogo con las autoridades, y además, con incoherencias entre sus dirigentes respecto a lo que exigen, siendo esto manifiesto en lo vacío de sus argumentos.
Institutos de todo el país han dialogado con sus autoridades correspondientes y han logrado acuerdos para que su jornada no se extienda hasta alta horas de la noche, reponiendo lo necesario los días sábados por la mañana. Esto fue corroborado por madres de algunos estudiantes de diferentes institutos, quienes además agregaron que no pensaron nunca en manifestar; el dialogo fue siempre fluido y abierto. ¿Por qué el Vicente Cáceres o el Instituto Luis Bográn, ambos de Tegucigalpa, no hicieron lo mismo?
A todas luces se ha percibido un componente político muy fuerte detrás de estas agresivas movilizaciones, de grupos que, lejos de querer sumar, pretenden dividir, renovar su lista de mártires, colapsar el país para luego presentarse como la solución mesiánica al desastre que ellos mismos promovieron,
¿Cómo se puede descifrar esto tan fácilmente? Porqué en todos los países en donde la “franquicia” del socialismo ha llegado, han aplicado la misma fórmula; y en Honduras, aunque sin arraigo, ya lo vivimos.
Tal es la incongruencia de estos grupos políticos y sociales que apoyan que se reprima y hasta se asesine a estudiantes en países como Venezuela y que se les suprima su libertad de expresión en Cuba; pero en Honduras auspician que se lancen al ruedo, usándolos como carne de cañón de potenciales tragedias. De ambas situaciones lo que se puede deducir es la poca importancia que tiene para ellos la vida humana de los mas vulnerables, ya que por sobre ella está el poder político y las ansias de ver arder en llamas un país.
El Doctor Marlon Escoto, ministro de Educación, manifestó que lamentaba que haya protestas y heridos, además dijo que “le indigna que haya cobardes que se aprovechen de los niños y jóvenes”. Luego de estas declaraciones, Escoto compartió en su cuenta de Twitter la prueba de que estas manifestaciones estaban siendo financiadas por grupos ajenos a los estudiantes.
Profesora del Luis Bogran entregando dinero a los estudiantes previo a las manifestaciones @JuanOrlandoH pic.twitter.com/uVouxCCU22
— Marlon Escoto (@escoto_marlon) March 17, 2015
Por otra parte, Escoto también denunció al Diputado Bartolo Fuentes, del Partido Libertad y Refundación (LIBRE) como uno de los dirigentes de las protestas en uno de los institutos capitalinos que posteriormente se unieron a las manifestaciones del Vicente Cáceres.
Diputado del Congreso Nacional dirige toma del Instituto Pineda Gómez en la Joya @juanorlandoH @anagarciacarias pic.twitter.com/eFa4cEA1CZ — Marlon Escoto (@escoto_marlon) March 18, 2015
Honduras no es Venezuela ni Tlatelolco; y tampoco es Ayotzinapa, ¿Por qué? Porqué no son los mismos escenarios, intenciones ni espontaneidad, y por otro lado no hay terreno fértil para sembrar mas mártires que alimenten ese romanticismo que a muchos engaña y atrae a las filas de un fracasado sistema político. Se debate, se construye, se suma con ideas que se discuten de frente, sin escudos humanos que no son más que jóvenes con ideales genuinos, pero que son tergiversados para llevar un mensaje que no es más que la inestabilidad, el desorden y la pobreza de razón.
Honduras no necesita estudiantes heridos, muertos o mártires. Necesita estudiantes conscientes, proactivos, llenos de vida que se traduzca en aportes para este país que intenta levantarse de sus problemas. Hoy la invitación para los estudiantes es a ser solución, no problema, diálogo y no enfrentamiento, a ser su propia voz, no la de nadie que solo los quiera para escalar peldaños sobre sus cadáveres, sobre sus ideas y su dignidad.