
Ottawa, 29 abr (EFE).- El Partido Liberal de Mark Carney gana las elecciones legislativas celebradas este lunes en Canadá, aunque tras horas de escrutinio es cada vez más evidente que tendrán que gobernar en minoría.
Pasada la medianoche, más de tres horas después de que cerrasen los colegios en las provincias de Ontario y Quebec –donde se decide siempre el resultado por la acumulación de población y de escaños–, se habían contado algo más de 11 millones de votos.
A esa hora, las proyecciones daban al Partido Liberal 163 curules –la mayoría absoluta está en 172–, frente a 149 de los conservadores, y estas cifras no se movieron durante una hora. Aunque la ventaja fue durante toda la noche para los liberales, era más clara al inicio del escrutinio, pero el Partido Conservador fue poco a poco recortando esa diferencia.
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Esto se debe en parte a que sobre todo en Ontario hay muchas circunscripciones donde la diferencia entre el primero y el segundo candidato es muy pequeña, de solo unas decenas de votos, y en el sistema canadiense solo gana el candidato más votado, así sea por una ventaja de un voto.
El Bloque Quebequés está consiguiendo 23 escaños, según las proyecciones, 10 menos que los que tenía en el anterior parlamento, pero se salva de la debacle que algunos sondeos le anticipaban.
Mucho peor le ha ido al Nuevo Partido Democrático (NPD, socialdemócrata), que de los 25 escaños que tenía puede pasar a solo siete, habiendo perdido sobre todo sus feudos en Vancouver, donde era más fuerte.
Su líder, Jagmeet Singh, reconoció en un emotivo discurso que dimitirá tras ocho años al frente de la formación política al haber perdido su curul, toda vez que en su circunscripción está en tercer lugar, por debajo de los candidatos conservador y el liberal. “Dimitiré como líder del partido tan pronto como un líder provisional sea nombrado”, declaró Singh.
Las veladas electorales que los partidos habían programado en distintos lugares de Ottawa iban languideciendo conforme pasaban las horas, ante la lentitud del escrutinio.
Con estos resultados, ningún partido tiene verdaderos motivos para festejar: los liberales, porque no lograrán la victoria que los sondeos les prometían casi sin excepción; los conservadores, porque no pudieron evitar la cuarta victoria consecutiva de los liberales; y los partidos minoritarios, porque en ambos casos pierden apoyos.
Los liberales, de confirmarse las extrapolaciones, mejorarán ligeramente el resultado de las últimas elecciones (164 escaños), mientras que los conservadores subirían mucho de sus previas 119 curules, sin por ello llegar a acariciar el poder y romper un largo ciclo de gobiernos liberales.
Los comentaristas ya están hablando de la previsible victoria de Mark Carney como de “un regalo envenenado”, pues ese Gobierno que se vislumbra en minoría no parece el más adecuado para negociar con el presidente estadounidense, Donald Trump, en un momento en que este último ataca a Canadá casi a diario, ya sea con los aranceles o con su alusión a que debe desaparecer como país y ser anexado como el estado 51 de Estados Unidos.