Miami, 9 abr (EFE).- El español Daniel Rodríguez Moya, autor de un premiado documental sobre las protestas pacíficas de 2018, la represión y el exilio en Nicaragua que ha actualizado ahora con lo que llama “los estertores de la dictadura”, dice a EFE que sin una oposición unida en la acción no se puede recuperar la democracia.
Rodríguez Moya acaba de presentar la nueva versión de “Nicaragua, patria libre para vivir” en Miami en una proyección a beneficio de las organizaciones que ayudan a los presos políticos desterrados a Estados Unidos por el régimen de Daniel Ortega en febrero pasado.
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Algunos de los 222 desterrados y privados de la nacionalidad nicaragüense estuvieron presentes el sábado en la presentación del documental y otros aparecen en la cinta de casi dos horas, premiada en el Festival de Cine Invisible de Bilbao y traducida al francés, el inglés, el italiano y el alemán, dice con orgullo el realizador.
Para Rodríguez Moya, su documental, que financió vendiendo una participación que tenía en la editorial de poesía Valparaíso, obedece a su “compromiso personal” con Nicaragua, que se debe no solo a que se casó con una nicaragüense y tiene una hija “nicañola”, sino también a que se “enamoró” del país centroamericano, su historia y su cultura.
El parteaguas del papa Francisco
El periodista y realizador de cine de Granada (España) dice que en los últimos dos meses han sucedido cosas en Nicaragua de una “relevancia” comparable a las protestas de 2018, que él pudo grabar con su cámara durante un mes y fueron acalladas a sangre y fuego por el Ejército, la Policía y los “paramilitares de Ortega”, dice.
“Un parteaguas fundamental fueron las palabras públicas del Papa sobre Nicaragua (…) había mantenido un silencio que nadie entendía, pero cuando ha hablado lo ha hecho con mayor contundencia que ningún líder internacional y hablo del Papa como jefe de Estado”, dice.
La toma de postura de Francisco y el destierro, que “no liberación”, de los presos políticos “son elementos que van a ser muy definitorios en este camino hacia un resultado final”.
A juicio de Rodríguez Moya, estamos ante “una dictadura débil, una dictadura como pollo sin cabeza, que ya lo que hace son absolutos disparates como veíamos estos días persiguiendo a nazarenos que salían en Semana Santa a hacer sus procesiones”.
Es “una dictadura que es capaz de cualquier cosa. Me temo que va a haber un periodo de represión todavía”, subraya cuando se le pide su pronóstico acerca de lo que puede pasar ahora.
“Va a llegar un momento en que Ortega va a tener un país totalmente ingobernable, aunque creo que todavía falta para eso”, subraya y agrega que antes es fundamental lograr una “mayor presión internacional” y “trabajar de manera realmente generosa ” en pro de “esa unidad de la oposición que hasta ahora ha brillado por su ausencia”.
“Ahora hay un objetivo común que debe reunirlos a todos y deben de olvidarse de la lucha partidista, de las luchas de poder y de intereses que han sido lo que ha primado desde 2018 hasta ahora”. agrega.
“Cuando se consiga esa unidad de acción, sobre todo unidad de acción, van a suceder cosas. Creo que en el corto o medio plazo de tiempo”, subraya.
Pero, a su juicio, el objetivo no debería ser solo botar a Ortega sino cambiar “un sistema que perpetúa las dictaduras”.
Por lo que vio en 2018, cree que los jóvenes tienen muy claro que “la Nicaragua que tienen que construir es una que abrace la democracia en todos sus sentidos” y por eso gritaban en las protestas “patria libre para vivir”, una consigna -dice- que implica “un cambio de paradigma de verdad”.
La izquierda “idiota”
En su recorrido por Europa presentando su documental, que estrenó en París en 2020 un mes antes del estallido del covid-19 y debió guardar después más de un año, Rodríguez Moya dice que ha sido víctima de lo que la socióloga nicaragüense Sofía Montenegro llama la izquierda “idiota”.
“Especialmente eso me lo he encontrado en España. Sectores del Partido Comunista que andan bien despistados y que creen que en Nicaragua el sueño que fue la revolución sandinista sigue vivo, que Ortega es un revolucionario, que Ortega vale”, dice.
En algunas presentaciones ha recibido insultos e interrupciones y escuchado “ese mantra que repiten de mercenario de la CIA”.
La tesis doctoral de este granadino de 47 años versó sobre la participación española en la “cruzada alfabetizadora” que emprendió el Gobierno sandinista tras la caída del dictador Anastasio Somoza y ese fue además el tema de su primer documental.
El segundo fue sobre los talleres de poesía para niños con cáncer que impartía el sacerdote y poeta Ernesto Cardenal.
La Nicaragua que muestra en su tercer documental es la antítesis de la de las dos primeros, señala.