Nueva York, 20 dic (EFE).- La fiscalía dijo este lunes en su alegato final en el juicio contra la británica Ghislaine Maxwell, acusada de colaborar activamente en los casos de abuso sexual cometidos por el magnate Jeffrey Epstein, que el jurado debe usar su sentido común para declarar a Maxwell culpable.
La ayudante del fiscal, Alison Moe, tomó la palabra durante más de dos horas para describir pormenorizadamente las situaciones en las que las cuatro presuntas víctimas que se han prestado a declarar sufrieron abusos repetidos “durante años y años”, y que en todos los casos Maxwell “sabía lo que sucedía y era cómplice”.
Había un patrón de conducta que se repetía -razonó-: Maxwell elegía a chicas “menores, bonitas y vulnerables”, con familias en situación difícil, siempre con un padre ausente, y las seducía con su estilo “sofisticado” hasta llevarlas, siempre sin compañía, hasta las mansiones de Epstein.
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Maxwell se encargaba de desarmar todas sus defensas y servirlas a Epstein para abusos sexuales que ella llamaba “sesiones de masaje”, pero su intervención iba más allá: al menos en tres ocasiones, ella les palpó los pechos desnudos como una especie de preparación para esos abusos.
La fiscal citó a otros testigos, empleados de las mansiones de Epstein, que habían sido instruidos por Maxwell en la consigna de “no ver, no oír y no decir” nada de lo que allí sucedía, como una prueba más de que lo que allí pasaba no era legal.
Pero aunque faltasen los testimonios de esos empleados, la fiscal subrayó que las declaraciones de las cuatro mujeres, entonces menores, eran suficientemente consistentes porque coincidían en casi todos los detalles, negando así que haya existido manipulación en sus memorias, como ha tratado de demostrar la defensa de Maxwell.
En cuanto a la otra línea argumental de la defensa, sobre que las cuatro mujeres declaraban a cambio de dinero, la fiscal la intentó desmontar diciendo que ese dinero lo han recibido mucho antes de este juicio y, por lo tanto, no hay ninguna condicionalidad entre las indemnizaciones y el proceso.
Maxwell, que apareció vestida con un jersey claro y una mascarilla negra, se mostró serena: tomó algunas notas, departió brevemente con sus abogados y a veces bebía de un gran vaso que tenía delante, pero en ningún momento aparentó estar nerviosa ni pareció conmoverse con los testimonios.
Se espera que hoy tome la palabra la defensa para su último alegato y el caso quede listo para el veredicto del jurado.