El gobierno social comunista de Pedro Sánchez, con un apoyo inferior al 30% de la población española según una encuesta publicada en los medios de comunicación, cae a su nivel más bajo de popularidad con la sombra y el acecho de múltiples escándalos de corrupción que afectan a más de 30 personas relacionadas muy estrechamente con el presidente del Gobierno español, hasta el punto en el que hay incluso injerencias en asuntos con el régimen chavista de Venezuela vinculadas a los negocios del PSOE.
El comisionista, Víctor de Aldama ha tirado de la manta y ha entregado una documentación sensible a la fiscalía que pone nerviosa a toda la cúpula del Partido Socialista español, y así mismo lo ha asegurado el portavoz de Aldama. Y no olvidemos, que por mucho menos, se le hizo una moción de censura al expresidente del Gobierno, Mariano Rajoy y por muchas menos cuestiones en otros países de la eurozona, el ejecutivo radical habría claudicado ante la gravedad de la situación, pero en España el Gobierno sigue en el poder pese a asemejarse esto cada vez más a una película de Hollywood donde hay prostitutas, drogas, tratos de favor, periodistas comprados y dinero sucio.
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Todo es cutre, rocambolesco y esperpéntico y no se limita a España, en las investigaciones judiciales, Aldama apunta en sus informaciones también a la internacional socialista, asegurando que hubo financiación irregular a través de Zapatero y Venezuela. Declaraciones sin duda tremendas y que ponen los pelos de punta a cualquier ciudadano de bien. Incluso Zapatero, que es un hombre clave en el Grupo de Puebla y blanqueador de la dictadura de Nicolás Maduro, podría tener una cuenta bancaria en Rusia, según fuentes del caso.
No es el caso Koldo ni el caso Aldama, es el caso PSOE. Fíjense que actualmente ya se está barajando que Pedro Sánchez muy probablemente acuda en calidad de testigo, me explican agentes del orden, sin embargo en Moncloa ya temen con mucha preocupación que termine imputado más pronto que tarde ante la magnitud de los escándalos, que pasarán incuestionablemente a ser unos episodios negros de la Historia de España.
De hecho, en estos momentos, es un clamor popular en las calles españolas, que Sánchez y su ejecutivo extremista sustentado por fuerzas abiertamente antiespañolas abandonen el barco y se sometan al imperio de la Ley, que tanto están cuestionando interfiriendo en el poder judicial y legislativo, dinamitando la separación de poderes.
En definitiva, ni la censura ni la desinformación pueden tapar la crítica situación política española que está atormentado a todos los ciudadanos. Un contexto que produce vergüenza ajena y el sonrojo de los principales medios de comunicación internacionales ante el demencial panorama, convirtiendo a España no sólo en el hazme reír de Europa, sino también generando mucha desconfianza en todos los aliados occidentales.