Muy preocupados, algunos lúcidos intelectuales militantes, jefes de partidos y uno que otro “candidato a títere de la cuadra” enfilan su pluma y su lengua contra cualquier mensaje que les resulte disonante a sus oídos. Hoy más que nunca aspiran porque lo necesitan a convertirse en la única voz, esa que impone su voluntad y compromete el destino de miles de ciudadanos de un país a cambio de su bienestar personal, aunque de manera desvergonzada repitan una y otra vez que lo hacen por Venezuela. Saben muy bien lo que hacen y también por qué lo hacen, no hay nada inocente; se trata de brillantes, pero retorcidas mentes que prestan su verbo al servicio de mal.
Apuraditos y de manera desesperada intentan convencer sobre la “gran batalla” que están librando, una que supuestamente están ganando, pero la verdad es que ni lo uno ni lo otro es cierto; en México no hay una contienda, sino un reacomodo, y por ello no existe ninguna rivalidad, ni desafío de las partes.
Los venezolanos sabemos que lo único que aspiran es alcanzar un acuerdo de salvación personal con los violadores de derechos humanos, hoy reconocidos ante el mundo como criminales de lesa humanidad. En este contexto, pretenden hacernos creer que sentar a Maduro en México y firmar un memorando de entendimiento es un éxito, aun cuando las premisas acordadas sean todas las impuestas por el régimen. Ante este panorama, la palabra cínicos se queda corta, ¡vaya forma de ganar!
Fueron esas mismas plumas las que escribieron justificando la consulta popular de diciembre de 2020 y otras tantas sandeces. Así, se suman al asalto los aduladores que repiten que el éxito de Guaidó es el éxito de Venezuela, olvidando que durante todo este tiempo el Gobierno Interino, devenido en minterino, no solo se gastó el presupuesto y extravió la ayuda humanitaria, sino que no fue capaz de detener la inmensa diáspora que sigue abandonando el país al no encontrar en su gestión un incentivo para la esperanza. Ese Interinato fue el mismo que cedió la institucionalidad de una Asamblea Legítima y de su propia encargaduría a unos cuantos negociantes, que con el nuevo nombre de “plataforma unitaria” -otra mutación del comando transformer, es decir de eso que llamaron MUD- ahora se endilga la representación de los venezolanos. ¿Qué éxito puede tener aquel que, cual Chacumbele, se mató a sí mismo?
En su afán de convencernos de que no tenemos derecho a ser libres, invocan hechos fácticos como acudir a mecanismos operativos del Estado, tales como pagar IVA, sacar cédulas y pasaportes y el acceso a vacunas, como un reconocimiento del sistema. Pretenden con ello hacernos creer que ya los ciudadanos reconocimos al régimen y que no podemos reclamar entonces que la clase política haga lo mismo, pero olvidan una vez más de manera deliberada que hasta ahora el ciudadano acude a los órganos del Estado porque tuvimos un Gobierno Interino que no fue capaz de tomar un solo ministerio. Insisten en estas afirmaciones, junto a aquellas manidas frases como que “nadie nos va a invadir” o “no van a llegar los marines”, cuando lo cierto es que hace rato que Venezuela está invadida y que las valientes voces de los venezolanos en la calle dejaron muy claro que no es el coraje de los soldados estadounidenses el que hemos demandado, sino la valentía y el arrojo de una clase política que -aún con capital político, capacidades, presupuesto y respaldo internacional- se rajó.
Intentan callar las voces valientes, y por eso cada tanto escuchamos que María Corina Machado salió a decretar “la muerte del interinato”. ¿De cuándo a acá les interesa la voz de quien, según ellos, no reúne el 2% de las preferencias? ¿Por qué les molesta tanto el decreto en cuestión? ¿Será que no saben que el acta de defunción se firmó en México? ¡La firmaron ellos mismos! Cuánto les molesta el audio de María Corina en el que se dirige a los “venezolanos de bien”, llorando cual víctimas al preguntarse si son “venezolanos de mal” los que creen en el parapeto de México. Pretenden igualar herramientas de la diplomacia, como una verdadera negociación, con los objetivos de la capitulación que ellos firmaron, cuando la verdad es que bien clara ha sido María Corina al decir que el diálogo y la negociación no deben satanizarse, pero sí deben ser utilizados a favor de la libertad.
No solo María Corina piensa que la firma del memorando lo que hizo fue “reconocer al régimen de Maduro como gobierno legítimo”. Matan al mensajero, pero esa es la opinión mayoritaria de los venezolanos que entendimos bien quiénes son las partes sentadas en la negociación y a quiénes representan. Maduro y su comitiva no dijeron representar al Gobierno usurpador y Guaidó tampoco dijo representar al Gobierno interino. En esa mesa, quedó claro quién es el “gobierno” y quién se redujo a “plataforma unitaria”.
La verdad, es que se firmó una capitulación. Si ambos bandos están interesados en acordarse para salvarse, si el territorio no es neutral, si ya desistieron del cese de la usurpación, si lo que quieren es “elecciones” con las mafias y si es el mismo régimen quien lleva la batuta y les marca la pauta, les hace que se reconozcan como violentos y exhibe cual trofeo los puntos de la agenda con la cual de un plumazo se deshace del remoquete de usurpador y pasa a ser reconocido por las partes como “Gobierno de Venezuela”, ¿cómo y qué fue lo que ganaron?
Sentarse para “algo” que medio país desconoce por cuanto no busca la libertad no es suficiente, esa no es la negociación que se necesita Venezuela. Todo lo que sea a favor de la libertad es lo que debe hacerse, no todo lo que le parezca o les convenga a algunos. No oxigena al régimen quien lo adversa, pero sí lo consolida quien se le arrodilla, aunque en pleno siglo XXI algunos sigan tergiversando los mensajes e intentando matar al mensajero.
La propuesta de Vente Venezuela no es la invasión. Nos piden una propuesta punto por punto, algo así como “¿Cómo salir de la tiranía en tres pasos?”, y bien sabemos que no es la falta de propuestas nuestras lo que les perturba, pues la Operación para la Paz y la Estabilización de Venezuela, mejor conocida como OPE, fue y es la propuesta de Vente Venezuela. Eso no es una invasión y aunque no lo consideren una propuesta, lo que jamás le propondremos al país será la rendición o la sumisión. Venezuela necesita JUSTICIA Y LIBERTAD.
Finalmente, para aquellos que honestamente piensan que en México hoy está instalado un ring de boxeo en el que los contrincantes están luchando enardecidamente, y que además sienten que están ganando, sólo les informo: ahí no hay lucha, sino convivencia, y en este contexto ambos ganan y solo uno pierde: esta vez, otra vez, perdió Venezuela. ¿Será que las mentes lúcidas, los pregoneros de la sumisión, pueden decirnos cuántos rounds más faltan?
Dignora Hernández es licenciada en Educación egresada de la Universidad de Carabobo. Diplomada en Historia Contemporánea de Venezuela y Programación Neurolingüística y Docencia Universitaria. Actualmente es diputada a la Asamblea Nacional 2015, miembro de la Fracción Parlamentaria 16 de Julio. Secretaria política nacional de Vente Venezuela.