Prometer lo que no se puede cumplir y decir lo que las personas quieren escuchar, esa es la práctica habitual de la política hoy en Chile y en muchísimos países de América Latina. Lógicamente, así es fácil ser electo y popular, el problema es que el margen de error es cada día menor y Chile está en caída libre.
Un libro que explica muy claro este fenómeno es Camino a La Servidumbre de F.A. Hayek, quien señala y describe magistralmente por qué siempre somos gobernados por los peores.
Las elecciones son una competencia, entonces el ideal es llegar a la mayor cantidad de personas. Y si queremos llegar a un grupo grande y fuerte, cuyo pensamiento sea homogéneo, este no estará compuesto por los ciudadanos con mayor educación o los más inteligentes, estará conformado precisamente por los menos educados y los menos inteligentes. Miren el perfil social de los electores que prefieren a los candidatos comunistas o de izquierda.
Para esto buscarán un alto grado de uniformidad y gustos semejantes. Así se logrará un grupo lo suficientemente grande, una masa, la cual permite imponer su mayoría. Una mayoría bastante mediocre y analfabeta, pero una mayoría.
Lógicamente también atraen a los más débiles y crédulos, quienes con repetir las suficientes veces que el problema es el sistema, la AFP, el mercado, la competencia y los empresarios, serán convencidos con facilidad.
Por último usarán lo más bajo de la naturaleza humana, la envidia, el resentimiento y el odio. El nosotros contra ellos, dando paso a lograr adhesión a estar contra alguien en favor de proponer algo, o estar a favor de alguien. Muchos en las elecciones norteamericanas no votaron por Biden, votaron contra Trump.
Si nos tomamos el tiempo de analizar estas tres descripciones, explica bastante bien por qué llegan los Allende, Castro, Maduro, Fernández, Iglesias, Morales y tantos otros al poder.
La izquierda tiene su mercado objetivo y ahí trabaja, muchas veces gana pero lo hace apelando a los menos educados, débiles, envidiosos, resentidos y crédulos, es decir gana manipulado y mintiendo. Una vez que el paraíso prometido no es real y es un infierno, siempre la culpa será de otro. Jamás asumirán su responsabilidad y el fracaso del sistema que pretenden instalar.
¿Por qué escribo esta columna? Una para que cierta parte de mi país y la región reaccione, y salga de esta infección socialista que tanto daño le ha producido a nuestros países.
Segundo, para dejar muy claro que el enemigo es el socialismo y la esperanza la libertad, una libertad económica, social y política. Libertad para vivir en paz, libertad para emprender, libertad para trabajar, libertad para elegir y por supuesto el respeto irrestricto a la propiedad (cuerpo, pensamientos y por supuesto bienes materiales).
Javier Milei, gran economista, quien ha dado un tremenda batalla en la Argentina y Latinoamérica lo ha dicho en innumerables ocasiones, los países más libres son siempre más ricos y prósperos que los países menos libres, existe mayor esperanza de vida, los salarios son más altos, tienen mejor acceso a salud y educación, y en cualquier indicador que se le ocurra, mientras más libre sea un país más próspero será. La clave es la libertad y el socialismo es precisamente un atentado a la libertad.
No pueden existir derechos sin deberes y que los siempre escasos recursos son limitados. No es posible dar una renta universal de $700.000 a todos los Chilenos, tampoco es factible poner impuestos a los altos patrimonios, ya que se produce fuga de capitales, cayendo la inversión y afectando el crecimiento económico, menos aún subir el salario mínimo en recesión económica, ya que solo aumentará el desempleo.
Lamentablemente los ciudadanos no quieren escuchar esto pero hay que decirlo con fuerza, ya que las consecuencias serán graves y muy pronto. Acá están hipotecando el presente y el futuro de un país.
José Francisco Cuevas Vila es economista. Fundador y presidente de la Fundación Camino al Desarrollo.