Pedro Castillo, un autodenominado marxista-leninista que encabeza la lista de Perú Libre, se ha asegurado un lugar en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 6 de junio en el país. La única persona que se interpone entre él y el poder es Keiko Fujimori, hija de un expresidente que asumió el control dictatorial en la década de 1990 y líder de Fuerza Popular, un partido político populista de derecha. Si llega al poder, Castillo amenaza con imponer en Perú el mismo tipo de políticas ruinosas que han diezmado a Venezuela.
La plataforma de Perú Libre aboga por una transformación económica que incluiría la nacionalización de las industrias de minería, gas, petróleo, hidroenergía y comunicaciones; una reforma agraria que incluirá la expropiación de tierras y podría implicar la redistribución de las mismas; la eliminación de pensiones privadas; la anulación de los contratos con las empresas que actualmente están a cargo de la administración de aeropuertos, ferrocarriles, puertos y carreteras, y transferir estas funciones a los gobiernos regionales y municipios donde se encuentran. Asimismo, Castillo ha prometido la revisión de todos los acuerdos comerciales con miras a derogar al menos algunos de ellos.
Algunas de estas medidas fueron ya implementadas y sin éxito por el gobierno militar del general izquierdista Juan Velasco Alvarado (1968-1975). Durante la llamada reforma agraria llevada a cabo por ese régimen, unas 15.000 propiedades (por un total de nueve millones de hectáreas) fueron arrebatadas a la fuerza a propietarios privados por las que recibieron una compensación inadecuada. Las tierras fueron mal administradas por los nuevos propietarios que carecían de la capacitación necesaria para supervisar con éxito dichos terrenos.
La plataforma Perú Libre nos trae a la memoria a la del socialista venezolano Hugo Chávez. Por ejemplo, Chávez nacionalizó la industria petrolera de Venezuela en 2005. No solo la mala gestión estatal resultó letal, sino que la falta de inversión privada también contribuyó a la desaparición de la otrora poderosa industria petrolera venezolana. Los planes de Castillo para nacionalizar la industria del cobre del Perú conducirán a resultados igualmente lamentables. Si Castillo se convierte en el próximo presidente del Perú, es muy posible que la producción nacional de cobre colapse por las mismas razones que la industria venezolana lo hizo.
El deterioro económico de Venezuela bajo Chávez también provocó una gran emigración a Perú y a otros países de América del Sur. De las aproximadamente cinco millones de personas que han huido de Venezuela, alrededor de un millón se trasladó a Perú, que ocupa el segundo lugar después de Colombia como destino para los emigrantes de la República Bolivariana.
Los venezolanos representan alrededor del 3 por ciento de la población que reside en el Perú. Muchos peruanos se quejan que ahora tienen que competir por trabajos con un gran número de venezolanos que están dispuestos a recibir un salario más bajo.
Aunque Castillo es un educador y tiene un título de posgrado en Psicología Educativa, no parece tener un entendimiento básico de economía. Cuando se le preguntó sobre su política antimonopolio en una reciente entrevista televisiva, el candidato identificó a una cadena líder de supermercados y a una cadena de tiendas departamentales importantes como monopolios, a pesar de que ambas tienen una fuerte competencia dentro del país.
Aparentemente, Castillo no es el cerebro detrás de Perú Libre. Mirko Vidal, un libertario peruano que ofrece comentarios políticos en YouTube, ha señalado que el líder del pensamiento del partido es Vladimir Cerrón, un exgobernador provincial. Cerrón fue destituido de su cargo luego de ser condenado por corrupción y abuso de poder en la adjudicación de un contrato de saneamiento en su función anterior como alcalde de La Oroya. Su condena en 2019 llegó con una sentencia de prisión de 56 meses y una sanción civil de PEN 850.000 (aproximadamente equivalente a USD $234.000).
La ideología política que están promoviendo Cerrón y Castillo será muy familiar para los peruanos adultos mayores, quienes recordarán el terrible daño a la población por parte de Sendero Luminoso. Esta organización terrorista maoísta ocupó grandes extensiones del interior del país a fines del siglo XX, y se cree que este conflicto causó la muerte de casi 70.000 personas en el Perú.
La ideología de Perú Libre se asemeja más a la de un grupo terrorista marxista rival, el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (cuyo acrónimo en español es MRTA). Tanto Perú Libre como MRTA se inspiraron en la obra de José Carlos Mariátegui, un influyente teórico marxista peruano activo en la década de 1920. Mariátegui reorientó el marxismo hacia las realidades peruanas, por ejemplo, argumentando que una revolución podía ser liderada por campesinos indígenas en lugar de obreros de fábrica, y que un sistema capitalista completamente desarrollado no era una condición previa necesaria para el comunismo, como había argumentado Carlos Marx originalmente.
La reformulación de Mariátegui resonó en los pueblos indígenas del Perú que fueron marginados y excluidos del poder político desde que España sustituyó el poder de los Incas. También se deshizo del ateísmo marxista, reconociendo la importancia del catolicismo para la población indígena.
Entre los miembros del MRTA se encontraba la socialista estadounidense Lori Berenson, quien regresó a Estados Unidos en 2015 después de cumplir una condena de 20 años de prisión. En 1997, el MRTA llevó a cabo una toma de control de la Embajada de Japón en Lima durante cuatro meses, manteniendo a cientos de rehenes. El enfrentamiento terminó cuando los militares peruanos asaltaron el edificio, liberando a la mayoría de los rehenes diplomáticos mientras mataban o capturaban a la mayoría de los operativos del MRTA. En 2001, el movimiento revolucionario había desaparecido, para ser reemplazado unos años más tarde por un partido político guiado por principios similares.
El hecho de que Castillo haya tenido la mayoría de votos puede deberse a dos razones muy importantes. El gran número de candidatos presidenciales, lo cual divide el voto general, como también el rechazo del pueblo peruano hacia el status quo político del país. Castillo salió a la cabeza en número de votos entre 18 candidatos, incluidos 9 que obtuvieron un total de votos significativos (de más de 700,000 o 5 % cada uno). Hernando de Soto, un economista con inclinaciones libertarias, ocupó el cuarto lugar con más de 1,6 millones de votos. Un 18 % de los votantes votaron en blanco o entregaron tarjetones electorales dañados.
Los votantes parecen estar consternados por el caos político y la mala gobernabilidad del Perú. Después de que el último presidente electo de la nación, Pedro Pablo Kuczynski (PPK), se viera obligado a renunciar a la presidencia en 2018 debido a una amenaza de juicio político, la nación peruana ha experimentado el paso rápido de tres presidentes no electos por el pueblo para completar lo que habría sido el mandato de cinco años de PPK.
La nación también ha sufrido terriblemente durante la pandemia de COVID-19. A pesar de implementar cuarentenas muy estrictas, el país ha experimentado una tasa de mortalidad por COVID de más del 0,17 por ciento, que es peor que los países fronterizos de Chile y Colombia, y no muy por detrás de los Estados Unidos. Las cuarentenas no lograron evitar el alto número de personas fallecidas y la economía se contrajo en un 11 % en 2020.
La segunda finalista fue Keiko Fujimori, candidata perenne que ha llegado a la segunda vuelta en las dos últimas elecciones presidenciales, solo para ser derrotada por un rival más popular. Aunque Keiko (que normalmente usa su nombre de pila) históricamente lograba poco menos del 50 por ciento del voto popular, es probable que este sea mucho menor este año debido a sus maquinaciones políticas y las de su partido desde 2016.
Al padre de Keiko, Alberto Fujimori, se le atribuye haber vencido a Sendero Luminoso y al MRTA, pero lo hizo a costa de disolver el Congreso y participar en una corrupción masiva. Después de huir del país, fue extraditado de Chile y ahora se encuentra en prisión. Keiko y su partido desempeñaron un papel fundamental en la destitución de PPK, lo que dio lugar a la reciente inestabilidad del país. También fue encarcelada temporalmente por sus propios presuntos delitos de corrupción.
El alto rechazo popular contra Keiko puede ser suficiente razón para que Castillo obtenga la presidencia en la segunda vuelta electoral que se celebrará el 6 de junio. Si eso ocurre, se puede esperar una emigración masiva, la calamidad económica y masivos disturbios sociales.
Por María Iberico y Marc Joffe – Este artículo fue publicado originalmente en inglés en la versión digital de la revista Reason. La Fundación Reason promueve una sociedad libre mediante el desarrollo, la aplicación y la promoción de principios libertarios, incluida la libertad individual, los mercados libres y el estado de derecho. Utiliza el periodismo y la investigación de políticas públicas para influir en los marcos y las acciones de los formuladores de políticas, periodistas y líderes de opinión.