Por Andrés Villota Gómez:
Alguna vez existió un mensaje publicitario en el que, de manera arrogante, la empresa que publicaba los directorios de telefonía fija decía que lo que no estuviera registrado en sus páginas amarillas, no existía.
Hoy vemos cómo la mayoría de los medios de comunicación tradicionales del mundo han dado muestras de padecer el síndrome de las páginas amarillas, creando una realidad paralela en la que solo existe lo que los comunicadores sociales de esos medios consideran que es su verdad con base a sus gustos, preferencias y creencias personales.
Lo anterior explica la caída vertiginosa en la audiencia que, al final, quedó reducida a las minorías que quieren ver y oír lo que publican en los medios personas afines con su visión subjetiva de la realidad. Sin embargo para los tomadores de decisiones verdaderamente importantes, las fuentes de información, dejaron de ser los medios de comunicación tradicionales, precisamente, por la falta de seriedad y de objetividad en la información que publicaban o que ocultaban.
Aunque jamás las redes sociales fueron consideradas como fuentes confiables de información, la creación de los “tribunales de la verdad” y con la ola de censura desatada por los recientes acontecimientos en las elecciones presidenciales en los Estados Unidos que pretenden ocultar la verdad sobre las graves acusaciones sobre fraude electoral.
Redes sociales como Twitter, Facebook y Youtube han sido rápidamente desplazadas por redes libres de censura como Parler y Rumble, y en canales como OAN y Newsmax la audiencia crece de manera exponencial por tratarse de canales de TV que no ocultan los hechos ni irrespetan la inteligencia de su audiencia advirtiéndoles sobre lo que es verdad o lo que es mentira.
Ha llegado a tal nivel el fundamentalismo informativo que canales como ABC, NBC y CBS interrumpieron la alocución del presidente Trump cuando denunciaba el fraude electoral ocurrido en las elecciones del 3 de noviembre. CNN lo transmitió sin interrupciones pero incluyó un aviso en el que advertía que lo dicho por el presidente era falso y ese mismo canal noticioso tiene un “muro de la infamia” en el que reportan a todos los senadores republicanos que no han “reconocido” a Biden como presidente, parecen desconocer que al presidente lo eligen los colegios electorales, no las proyecciones de los medios de comunicación.
La red Instagram, también, incluye en todas las publicaciones de los que apoyan al presidente Donald Trump un aviso en el que dice que el presidente electo es Joe Biden sin tener en cuenta que, en este momento, ya no lo es por estar en disputa varios estados.
Joe Biden fue despojado de los votos de los colegios electorales que son objeto de reconteos y litigios por las denuncias de fraude, por lo que no cuenta con el mínimo de votos necesarios (270) para ser el presidente electo de los Estados Unidos. Instagram debería modificar su anuncio.
Las personas en el mundo no confían en los periodistas de los grandes medios a los que consideran poco éticos e incompetentes según una encuesta publicada por Edelman, precisamente, por no ser coherentes y ocultar la realidad. Lo que está pasando con la información sobre las elecciones en los Estados Unidos raya en la esquizofrenia colectiva por la negación sistemática de la realidad.
Este proceso electoral, independiente del resultado final, significa la debacle de los grandes medios de comunicación y, posiblemente, la quiebra financiera de las redes sociales que se dedicaron a censurar los contenidos de sus usuarios a los que se les está violando su derecho a la libertad de expresión. Asistimos a la implosión del totalitarismo mediático.
Andrés Villota Gómez es consultor en temas de inversión responsable y sostenible, y es excorredor de bolsa con más de 20 años de experiencia en el mercado bursátil colombiano.