Por Iván Orellana:
Madrid es, sin duda, motor económico de España. Pero cuando la actividad económica apenas registraba un atisbo de recuperación, nuevas restricciones a la libertad le han asestado desde el viernes a las 22.00 un golpe peor que el de Iván Drago a Rocky Balboa en la legendaria Rocky IV.
Por orden del gobierno central, la comunidad de Madrid ha quedado nuevamente aislada. Se ha limitado el horario de funcionamiento de los comercios, prohibido el consumo en las barras, reducido los aforos, …
“El sentimiento es de frustración, ahogo y pérdida”, manifiesta el consultor empresarial Javier Muñoz, coordinador de la plataforma madrileña Autónomos Unidos Para Actuar (AUPA). Y continúa: “Es indignante. Los políticos no tienen ni idea de lo que es llevar un negocio y salir adelante. Nos van a arruinar.”
Puesto lo dicho en números, la Confederación Empresarial de Madrid-CEOE (CEIM) ha proyectado datos catastróficos: 600 millones de euros semanales de pérdida.
Todo sin ningún sentido, ya que conforme datos del Ministerio de Sanidad Británico, el 75% de los contagios se produce en centros educativos, sanitarios y asistenciales. Apenas un 3% de los casos es atribuible a interacciones en bares y restaurantes, obligados ahora a cerrar a las 23.00. Y como dice Jose Luis Yzuel Sanz, presidente de la Confederación Empresarial de Hostelería de España,: “¿Es que el coronavirus se convierte en un gremlin a partir de esa hora? No hay Dios que lo entienda. Yo ahora mismo estoy viajando en el AVE y está lleno, sin limitaciones. En los restaurantes sólo se permiten comidas con 6 personas y dejan clases con 25 alumnos, es que no es entendible. No dan pie con bola. Todo esto es una tomadura de pelo”.
Si golpeamos de tal forma a un sector de la economía que apenas representa un 3% de los contagios, nuestras prioridades lucen trastocadas. A este paso, podríamos esperar que el gobierno español se copie de las dantescas medidas del desgobierno argentino a cargo de Alberto Fernandez, y proceda a liberar las cárceles, donde según las estadísticas, se produce otro “significativo” 1% de contagios.
Como insiste Yzuel Sanz, “Si hicieran un estudio saldríamos como los más tontos de Europa: en economía, muertes, contagios, rebrotes…”
En una obra clásica del teatro del absurdo, “Esperando a Godot”, su autor, Samuel Beckett, hace aguardar a sus protagonistas el arribo de un personaje que nunca llega. Hoy en España también se vive una obra igualmente absurda que podríamos titular “Suicidando a Madrid”, en la que sus habitantes aguardan, desesperanzados, un rapto de lucidez de la corporación política… que tampoco llega.
Iván Orellana. Lic. en Dirección de Empresas, cursó estudios de Marketing y Behavioural finance en Wharton Business School y Duke University. Ha trabajado en mejora continua y metodologías ágiles en el área bancaria, escribe sobre economía y política. También es buzo profesional.