Por Ramiro Grau Morancho.
Los españoles ya estamos curados de espantos, ¡y lo que nos queda por ver!
La penúltima es permitir que los okupas se empadronen en las casas ocupadas, “legitimando” así esa ocupación, que les dará un inexistente título sobre el que fundamentarla. ¡Algo parecido a lo que hicieron los sandinistas cuando echaron de sus casas a la clase dirigente de Nicaragua, y se instalaron en sus palacetes y mansiones, y hasta hoy!
Que yo sepa, y no creo que me falle la memoria, sobre eso hay dos títulos que permitan legalmente la ocupación de un bien inmueble: la propiedad, o el contrato de arrendamiento.
Puede haber una tercera figura, la posesión en precario, mediante una cesión consentida por el propietario, o situación similar.
Y punto.
Pero no contentos con esa “nacionalización” del derecho a la vivienda, reconocido por la Constitución del 78 en su artículo 33 (“se reconoce el derecho a la propiedad privada y a la herencia”), ahora pretenden mantenernos en prisión domiciliaria durante medio mes más, que es lo máximo que les permite la legislación vigente: art. 6º. Dos, de la Ley Orgánica 4/1981, de 1 de junio, de los estados de alarma, excepción y sitio.
El desgobierno actual ha usado y abusado de un supuesto “estado de alarma”, para cuya declaración inicial no necesitaba al resto de los partidos políticos, que representan a la mayor parte del pueblo español, adoptando una decisión arbitraria y dictatorial, más propia de un país bananero o de una dictadura, que de una democracia.
La propia Constitución prevé en su artículo 55, in fine, que: “La utilización injustificada o abusiva de las facultades reconocidas en dicha ley orgánica producirá responsabilidad penal, como violación de los derechos y libertades reconocidos por las leyes”.
Y, pásmense ustedes, ¡el PP no ha votado en contra de esta cuarta prórroga!
Han hecho como Pilatos, cuando crucificaron a Jesús: se han lavado las manos, absteniéndose y apoyando por tanto al desgobierno dictatorial, igual que hacen los merluzos que salen todos los días, a las ocho en punto, a apoyar directamente a los sanitarios, e indirectamente al Gobierno.
Para empezar, no estamos en un auténtico estado de alarma, sino en estado de excepción.
Qué gran verdad es esa frase cuya paternidad invoco, aunque es posible que solo sea padre putativo, de que: “El PP es un partido para ayudar…a los partidos de izquierdas”.
Después de esta penúltima traición del PP a sus votantes, solo me resta pensar que son tontos perdidos, o personas o cosas semovientes a las que les gusta que les engañen.
Por lo tanto, y cómo siempre me ha gustado ayudar al que no sabe, les propongo un eslogan electoral que les irá como anillo al dedo: si quieres que gobierne el comunismo bolivariano, ¡vota PP!
Ramiro Grau Morancho es graduado social, licenciado en Ciencias del Trabajo y en Derecho. Abogado en ejercicio y profesor Universitario de Derecho. Académico correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Autor de treinta libros y de miles de artículos en prensa, revistas jurídicas y sociales y diarios digitales.