Por Juan Pablo Uzcátegui:
Muchos pretenden dejar de lado la lucha que se está dando contra la dictadura venezolana, algunos incluso se atreven a criticar y culpar al gobierno de Iván Duque por la grave crisis económica y política que atraviesa Venezuela.
La última ofensiva estadounidense, en la que se ofreció una recompensa por información que lleve al arresto de Nicolas Maduro y otros cabecillas, confirma la firme intención de la administración Trump de acabar con el régimen. Como ya sabemos, este representa una amenaza regional a la seguridad, ya que alberga terroristas, financia el terrorismo con narcotráfico, causa la migración masiva a los países más cercanos y, especialmente, promueve su sistema político en Latinoamérica.
El caso de Colombia es el más complejo. Hoy en día viven alrededor de 1.630.300 venezolanos en Colombia, de los cuales solo 719.189 lo hacen de forma legal y el resto, es decir 911.714, de forma ilegal. Sin juzgar la condición en la que se encuentran, lo cierto es que ese porcentaje que se encuentra ilegalmente significa para Colombia un aumento en la informalidad laboral y una gran crisis social, especialmente en las zonas fronterizas donde se vive una situación de escasez de recursos para la atención médica y hospitalaria. Tal es el caso de la ciudad de Cúcuta, donde el Hospital Universitario Erasmo Meoz, diseñado para una capacidad máxima de 72 personas, ha llegado a tener 180 en la sala de urgencias y en donde el 70% de las personas atendidas son venezolanas. Debido a esta situación el gobierno de Iván Duque ha buscado ayuda internacional; pero, al parecer, no ha sido suficiente. Para dar otro ejemplo, sólo en Medellín hay 13.459 niños venezolanos cobijados en el sistema educativo según la Secretaria de Inclusión Social, Familia y Derechos Humanos, esta última información data de junio de 2019, por lo que es probable que este número ya haya aumentado.
En todo caso, el régimen de Maduro parece estar llegando a su fin y la esperanza de muchos venezolanos es poder volver a casa apenas se concrete un cambio político. Inmediatamente, esto aliviará la carga que hoy asume Colombia con la mejor disposición, pero que comprueba que los recursos no son infinitos. Recordemos que Colombia es uno de los pocos países de América Latina que no exige visa o algún tipo de permiso a los ciudadanos venezolanos y en el que más se ha recibido todo tipo de emergencias médicas, se han dado Permisos Especiales de Permanencia (permiso de trabajo), se les ha dado nacionalidad colombiana a los hijos de venezolanos nacidos en Colombia y se han recibido a los más pequeños en el sistema educativo sin importar su condición legal y económica. Las anteriores, son razones por las que como venezolano quisiera agradecer eternamente a Colombia, pues acá se nos ha reconocido como iguales a pesar de no estar en nuestro país de nacimiento.
Sumado a que la salida del régimen aliviará mucho al Estado colombiano, este cambio de régimen abrirá un mercado que había desaparecido debido a las políticas comunistas de Chávez y de Maduro. Empresas del conglomerado colombiano que han tenido que salir de Venezuela o han separado sus activos en este país, podrán regresar y reinvertir en Venezuela, tal como es el caso de Avianca, el Grupo Orbis y Soft Bolivar. Así mismo, empresas como Alpina y Colombina, que siguen manteniendo sus fábricas a poca producción en el territorio venezolano, podrán crecer de nuevo. Por otra parte, empresas que fueron expropiadas como los almacenes del Grupo Éxito, o plantas propiedad de Grupos Argos, probablemente sean devueltas en un gobierno de transición. Es por esta razón que las empresas colombianas deben prepararse para invertir en un país que, se espera, estará ávido de trabajo y completamente abierto al mercado internacional.
La economía colombiana puede crecer 4 o 5 dígitos más de lo que viene creciendo, las empresas tendrán un mercado completamente nuevo, la crisis migratoria disminuirá y el presidente Iván Duque será uno de los artífices de este cambio de régimen. La situación colombiana será mucho mejor sin una dictadura como vecina que, además, protege a terroristas de las FARC y el ELN, pues un gobierno democrático en Venezuela también significa la paz y estabilidad de Colombia. No nos engañemos más: si, hoy en plena crisis del coronavirus, la libertad de Venezuela es la mejor política pública para los colombianos.
Juan Pablo Uzcátegui, venezolano, es activista por la libertad de su país. Vive en Medellín, donde estudia Ciencias Políticas.