Por Julio Zapata:
Un senador de las FARC —de esos que jamás se trabajó un curul sino que se lo dieron como premio de presumible buena conducta— demandó a la editora del PanAm Post, Vanessa Vallejo, por hablar en un agudo artículo con la verdad y la valentía que la caracteriza.
A ver: Carlos Lozada es un guerrillero de las FARC, hoy reconvertido en «honorable» congresista, acreedor del distinguido apodo de «tornillo». Le dicen tornillo porque supuestamente violó niños cuando las FARC los reclutaba —y digo supuestamente porque capaz lo contrario me gana una demanda—. La denuncia la ha hecho la organización Corporación Rosa Blanca; la víctima de las FARC, Lorena Murcia; la Fundación Únete y el periodista Herbin Hoyos. Todos concluyen lo mismo: en sus años mozos el honorable señor Lozada disfrutaba de penetrar menores de edad que las FARC secuestraba y reclutaba.
Entonces, ¿qué hizo Vanessa? Pues escribió que ahora en el Congreso hay un violador. Y el artículo, con la agudeza que caracteriza a Vanessa, le ganó una demanda (a ella y al PanAm Post) por parte del «honrado» y «respetable» señor de las FARC que lloriquea porque se ha vulnerado su «buen nombre».
Un juez, cuyo nombre no preciso pero tan «respetable» como el de las FARC, falló en contra de Vanessa y le ordenó retractarse. Lo hace sin haberle notificado jamás que existía un proceso en su contra y sin permitirle defenderse. Así de conveniente. El abogado de Vanessa, dada la iniquidad, solicitó anular el fallo «en tanto se violaron derechos». El juez admitió la solicitud, anuló la sentencia, reinició el proceso y, finalmente, este 10 de marzo falló a favor de Vanessa Vallejo y declaró improcedente la tutela.
Lo hizo a regañadientes, por supuesto. No le quedó de otra al juez. El primer fallo fue un escándalo que atentaba contra todo tipo de libertades y el Estado de derecho.
La declaración de improcedente de la demanda contra Vanessa y el PanAm Post es un triunfo de la libertad. Uno pequeño en medio de tantos fenómenos liberticidas; pero tremendamente significativo. Es la victoria del pensamiento libre y de la prensa independiente en contra de los que, con el Estado a su disposición, buscan intimidar a todo aquel que con coraje diga la verdad.
Se lo comenté en privado, pero insisto: a Vanessa siempre mi mayor admiración por su valentía y por la voluntad de enfrentar con su abogado al «honorable» senador de trayectoria terrorista y mañas gangsteriles. Se dice fácil, pero hablamos de las FARC. El primer round lo ganó el PanAm Post y si la pelea sigue, estoy seguro de que ahí nadie se intimidará.
Julio Zapata es un columnista y escritor estadounidense.