Por Guillermo Muttoni
Hay quienes dicen que la temática de las armas sólo le interesa a “los del palo”, como decimos en nuestro país. Y que si hablamos de desarme, cualquiera, sin saber, asentirá con la cabeza o levantará la mano como los Diputados hicieron unánimemente en el Congreso, hace un par de años.
Argentina es un país extraño, y con eso no pretendo desentrañar un misterio que lleva más de dos siglos. Cuando dos delincuentes asesinan a balazos a un chofer de colectivos, por ejemplo, los funcionarios de turno (bastante disfuncionales por cierto), sólo atinan a decir: “Las armas son malas, hay que desarmar a la sociedad”. Pero nadie dice que los malos son los delincuentes y que es a ellos a quienes habría que sacar de nuestra sociedad.
Así, todos los Legítimos Usuarios de armas, ciudadanos honestos que cumplen con más requisitos que en una carrera de obstáculos, quedan en la picota y pagan justos por pecadores. ¿O acaso alguien cree que cuando hablan de desarmar a la sociedad se refieren a los delincuentes?
Vamos a decirlo una vez más: quienes delinquen con sus armas de trabajo, jamás van a entregar su herramienta, al igual que un carpintero no entregaría su martillo ni su serrucho.
Pero es más fácil decir que van a sacar las armas de la calle e ir a buscar a los Legítimos Usuarios (aún a quienes tienen su credenciales vencidas), que a los ladrones. De hecho, no es más sencillo, sino lo único que pueden hacer, ya que carecen de la capacidad de desarmar a quienes realmente le causan un daño irreversible a la sociedad.
Los Legítimos Usuarios de armas no están involucrados en delitos. Ningún ladrón sale a robar con su arma o autos propios. Lógica pura.
Y tan terrible es la situación, que el Estado, representado en la Directora de la Agencia Nacional de Materiales Controlados (ANMAC), Natalia Gambaro, desconoce o miente, acerca de la cantidad de Legítimos Usuarios y armas registradas que hay en país. Para colmo, el otorgamiento de certificados psicofísicos para las credenciales fue transformado en un suculento negocio, y entregado de manera monopólica en todo el país a Dienst Consulting SA, una empresa que ostenta más prontuarios que curriculums.
Es de tal gravedad el escenario, que lleva a que los extremos se junten, ya que en este punto, coincidimos hasta con la Red Argentina de Desarme; habitualmente en las antípodas de nuestros planteos.
¿Por qué no acercar más usuarios al sistema facilitándoles los trámites en lugar de expulsarlos y perseguirlos?
Habría que pensar que el Presidente Mauricio Macri no sabe, no puede o no quiere. Lo que es imposible, es creer que semejante tema puede no ser de su interés, ya que es un tema que sí desvela a la sociedad toda: la que lo votó y la que no, los Legítimos Usuarios y quienes no lo son. Todos nos sentimos desamparados frente a los delincuentes que siguen de festejo.
Señor Presidente Mauricio Macri, necesitamos que actúe ahora. Necesitamos que nos proteja, con medidas serias, de los asesinos; y no, que nos deje a merced de ellos, como si los delincuentes fuésemos nosotros, los ciudadanos de bien.
Los que queremos vivir en paz y no somos violentos por el simple hecho de cumplir con los requisitos y tener un arma registrada, creemos que aún estamos a tiempo. Aunque a decir verdad, pareciera que el futuro llegó, hace rato.
Guillermo Muttoni es Director de AICACYP, la Cámara de la Industria del Aire Libre.