Escribo con respecto a una columna del PanAm Post publicada el 19 de junio del 2017, acerca del ataque terrorista contra el Centro Comercial Andino en Bogotá, Colombia. Las preguntas razonables que presenta el artículo acerca de las acciones del gobierno tras el ataque han provocado varias respuestas críticas que atacan la credibilidad del medio y de su editor.
Dada mi experiencia personal en investigaciones de ataques terroristas, incluyendo bombas en Estados Unidos, en Irak y otros países, apoyo el análisis del PanAm Post y me uno a su cuestionamiento de la investigación del gobierno y de la credibilidad de las declaraciones oficiales de las autoridades colombianas.
Me dejó perplejo la escasez de información brindada al público para que éste le ayudara a las autoridades a identificar a los autores del ataque y a prevenir otro atentado. Las pocas horas inmediatamente después de un ataque terrorista son las más cruciales para encontrar a las personas involucradas mientras siguen siendo libres y probablemente planean su escape o algún otro ataque. Si la investigación inicialmente no produce resultados concretos, las autoridades pueden usar las múltiples cámaras de seguridad al igual que la información de teléfonos móviles de testigos y sus testimonios para identificar con imágenes a los individuos sospechosos en lugares cercanos al de la explosión.
Estas imágenes, transmitidas a través del país, han ayudado a identificar y ubicar con éxito a terroristas como aquellos responsables de detonar una bomba en la Maratón de Boston en el 2013. Alrededor del planeta ha habido casos similares.
Es extraño contemplar que ni una sola imagen del extenso sistema de cámaras de seguridad del centro comercial se haya emitido para ayudar a identificar a los responsables, a los testigos y a otras personas de interés en este caso. Aun más extraña fue la publicación y luego el retiro de los retratos hablados basados, supuestamente, en la evidencia de numerosos testigos. Los comentarios públicos y las conclusiones del Gobierno Santos parecen carecer de deducciones razonables o conclusiones creíbles a la hora de la publicación de esta carta.
El Centro Andino es un objetivo obvio para terroristas a raíz de sus negocios lujosos y su clientela. No obstante, el baño de mujeres no es un lugar lógico para plantar una bomba, ya que su construcción y ubicación prevendrían un número masivo de víctimas, destrucción física y atención mediática, el sello auténtico de un ataque terrorista. El baño de mujeres es un lugar excelente para ensamblar o armar una bomba. Las cabinas individuales proveen un escondite y una oportunidad para preparar el artefacto sin interrupción.
La conclusión del gobierno poco tiempo después de la explosión de la bomba de que el baño de mujeres era el objetivo de la detonación parece ser más una conjetura que una conclusión lógica basada en una investigación. El peligro de este diagnóstico erróneo es que puede causar que se descarte la posibilidad de que una o más mujeres que murieron en el ataque hayan podido estar involucradas en su autoría.
Al considerar los perfiles de las personas involucradas en ataque terrorista perpetrado por cualquier grupo —incluyendo a las víctimas— los investigadores se concentran en un análisis forense de la posición del cuerpo, terroristas asociados conocidos y viajes sospechosos entre otros factores. Según todos los relatos, Julie Hyunh murió instantáneamente tras la explosión y resultó con lesiones consistentes con haber estado en la cercanía del artefacto cuando estalló. Aparentemente, ella estaba en la misma cabina donde se detonó el artefacto. Las otras dos víctimas estaban en el baño y murieron después a causa de sus heridas.
El gobierno identificó el tipo de artefacto utilizado en el ataque como una bomba tipo amonal. El amonal es un material explosivo que consiste de nitrato de amonio, TNT y polvo de aluminio. Esta es una alternativa relativamente barata que reemplaza los explosivos comerciales o militares. No obstante, la mezcla requiere atención detallada a las proporciones y puede ser inestable si no es preparada apropiadamente, lo cual puede resultar en una detonación espontánea.
Dada la ubicación del artefacto cuando estalló en la cercanía de Huynh, es en efecto posible que ella o haya iniciado el artefacto a propósito o que lo haya detonado accidentalmente mientras preparaba o armaba la bomba.
La página de Facebook de Huynh mostraba un viaje reciente a Cuba, cuyo gobierno es un reconocido patrocinador de las FARC. También trabajó en una ONG que tiene contacto con excombatientes de las FARC. Podemos concluir lógicamente que estuvo expuesta a la ideología política de las FARC durante sus viajes. De nuevo, es en efecto posible que haya sostenido posiciones políticas violentas y que estuvo involucrada en el ataque no sólo como una víctima.
La declaración inicial de las autoridades de que no se encontraron restos de explosivos en los cuerpos de ninguna de las víctimas de la bomba no corresponde a la naturaleza de un material explosivo. Las bombas matan por medio de una ola explosiva de sobrepresión, de la metralla del artefacto y sus alrededores y de los efectos termales de la bomba.
Los expertos en explosivos que analizan el lugar de la detonación podrán encontrar evidencia de los tres elementos letales de la bomba. La evidencia de la ola explosiva, de la metralla y de los efectos termales frecuentemente se encuentra sobre los cuerpos heridos de las víctimas. El material explosivo del artefacto también deja residuos notables sobre la ropa, la piel y el pelo de las víctimas. Desafía la razón y las leyes de la física la afirmación que ninguna de las tres mujeres que estuvieron en cercanía de la bomba, incluyendo la que ocupaba la cabina donde estalló el artefacto, tenía residuos de material explosivos en su cuerpo.
El papel de Huynh en este ataque violento, ya sea como mera víctima o no, ha causado un debate digital considerable, con comentarios virulentos lanzados contra el PanAm Post y su equipo. No he encontrado ningún indicio de que ni el PanAm Post, ni su equipo, ni sus simpatizantes (entre quienes me incluyo) hayan concluido que Huynh fue culpable de haber perpetrado el ataque.
De hecho, su papel sólo se puede determinar por medio de una investigación y un examen forense profesional. Las declaraciones públicas del gobierno acerca del atentado son prematuras y claramente carecen de una investigación objetiva y basada en los hechos. Esto conduce a preguntas razonables acerca de la veracidad de los informes del gobierno y de la complicidad a la hora de manipular evidencia y declaraciones públicas para llegar a una conclusión predeterminada.
Algunas pistas serán útiles y otras no. Pero ninguna pista lógica se puede ignorar. Huynh puede ser una víctima inocente; lo mismo aplica a las otras dos mujeres que murieron en el ataque. Pero sin una investigación seria, la verdad jamás se conocerá. Esto le negaría a las víctimas y sus familias justicia y fomenta atrocidades similares en el futuro. El análisis del PanAm Post y sus preguntas han sido apropiadas y razonables.
Sinceramente,
Gregory A. Fowler
Gregory A. Fowler es un agente especial retirado del FBI. Fowler estuvo a cargo de la División de Portland (Oregón) del FBI. También fue el agente especial a cargo (SAC) de las operaciones en la lucha contra el terrorismo en la División de Nueva York del FBI. Previamente estuvo a cargo de la División de Chicago del FBI, incluyendo el Joint Terrorism Task Force. Sus responsabilidades incluyeron supervisar los programas de inteligencia, robótica y de técnica de bombas. También sirvió en Bagdad, Irak como comandante diputado en apoyo a la Operation Iraqi Freedom. Dirigió la oficina de Oregón del FBI antes de retirarse en el 2013.
Nota del editor: El PanAm Post aclara que el señor Fowler no fue la fuente que consultamos para nuestro artículo del 19 de junio.