Por Jorge Enrique Gómez Pardo
Los hechos demuestran que el Socialismo del Siglo XXI de Chávez, Maduro y las FARC ha sido sinónimo de abusos y miseria para el pueblo venezolano. En Colombia, sin embargo, si nos unimos, aún estamos a tiempo.
Winston Churchill, en sus Memorias de la Segunda Guerra Mundial, escribió que “un día, el presidente Roosevelt me dijo que estaba pidiendo públicamente sugerencias sobre cómo debería llamarse a esta guerra. Dije inmediatamente `la Guerra Innecesaria´. Nunca hubo una guerra más fácil de detener que la que acaba de destruir lo que quedaba del mundo (…). Es mi ferviente esperanza que reflexionar sobre el pasado pueda orientar en los días por venir”.
A su vez, Nicolás Maquiavelo, respecto “a los asuntos de Estado”, escribió en El Príncipe que “ocurre lo que los médicos dicen de la tisis, que en los comienzos en fácil de curar y difícil de conocer, pero que más tarde, si no la discernieron en su principio, ni le aplicaron remedio alguno, es fácil de conocer y difícil de curar”.
Las anteriores reflexiones del estadista británico y del tratadista florentino captan la esencia del reto que tenemos por delante los colombianos, como consecuencia de la entrega del país por parte del gobierno Santos y sus aliados a las FARC y a su Socialismo del Siglo XXI de Chávez y Maduro.
Así, la situación política que sufre la hermana Venezuela, y que estamos comenzando a padecer en nuestro país, son alarma suficiente sobre lo que se nos puede venir en Colombia sino tomamos a tiempo las decisiones correctas.
En efecto, en las últimas semanas el mundo ha sido testigo del desprecio por la democracia y el Estado de Derecho del Socialismo del Siglo XXI. El golpe de Estado que dio Maduro al quitarle las facultades al parlamento a través del Tribunal Supremo de Justicia controlado por él, la brutal represión a las valientes y masivas protestas populares y la inhabilidad decretada por el régimen a uno de los líderes opositores, Henrique Capriles, son solo algunos ejemplos recientes.
Ello para no hablar de su desprecio por la dignidad humana y a los derechos humanos. El caso más representativo es tal vez el de otro líder opositor, Leopoldo López, y su valiente esposa, Lilian Tintori.
Además, el Socialismo del Siglo XXI ha traído para el hermano país violencia, atraso, falta de oportunidades, pobreza y corrupción. En cuanto a la violencia, el periodista colombiano Mauricio Vargas señaló en reciente columna para El Tiempo, que “Venezuela registró el año pasado una de las tasas de homicidios más altas del planeta, equivalente a casi cuatro veces la de Colombia”.
En cuanto al atraso y la falta de oportunidades, según reportó Fedecamaras — Asociación Civil de entidades económicas gremiales privadas— para La República, Venezuela ha perdido alrededor del 70 % de su tejido industrial y de lo que queda solo el 35 % de su capacidad instalada está operando. De allí el desabastecimiento del 80 %. Asimismo, dicho diario económico colombiano informó que 16 multinacionales han salido desde 2010, entre ellas Clorox, Bridgestone, Latam, AeroMexico y Kimberly-Clark.
Adicionalmente, en su particular defensa de la propiedad privada (también decía que no estaba en contra de ella), Hugo Chávez expropió, según El Economista de México, casi 1200 empresas durante 10 años.
En cuanto a la pobreza, el periodista colombiano Mauricio Vargas dice que aunque “alcanzó a descender en los primeros años de Chávez, gracias a que algo les llegó a las clases populares de la bonanza petrolera, volvió luego a crecer y ahora se disparó”.
Finalmente, en cuanto a la corrupción, Vargas recuerda el saqueo del régimen de “cientos de miles de millones de dólares del ‘boom’ de los precios del crudo”.
Ahora bien, en el caso colombiano, las FARC, a diferencia de sus compañeros de ideología en la región, ni siquiera tuvieron que ganarse las elecciones para tomarse la Constitución, el ordenamiento jurídico y las decisiones más importantes. ¡De hecho las perdieron con el plebiscito!
Sin embargo, junto al gobierno Santos y sus aliados, dieron un golpe a la voluntad popular y, por lo tanto, a la democracia y al Estado de Derecho en Colombia, configurando el Acuerdo ilegítimo. A través de éste y del subsiguiente procedimiento del dictatorial del Fast-Track, le están dando vida a la Constitución de las FARC y a la Justicia de las FARC, entre otras iniciativas. De este modo, les están entregando el país y nos están imponiendo política, jurídica y, por lo tanto, económicamente su Socialismo del Siglo XXI.
- Leer más: “Posconflicto en Colombia”: un militar asesinado y tres heridos por ataque de disidentes de las FARC
En últimas, las FARC están siguiendo el ejemplo de su referente Hugo Chávez. El coronel, quien protagonizó un fallido golpe de Estado en 1992 y luego fue elegido popularmente en 1999, perdió un referendo constitucional 2007 para, según la BBC, “completar la transición a una ´República socialista´”. Sin embargo, después de perderlo, lo impuso en su mayoría mediante el Congreso.
La moraleja para Colombia es clara: el Socialismo del Siglo XXI de Chávez, Maduro y las FARC es sinónimo de abusos y miseria. Todo lo contrario a la libertad que defendemos y sus efectos.
Sin embargo, para continuar con su traición a la democracia, ellos intentarán minimizar, tergiversar o ridiculizar estos hechos. Dirán que “hay que pasar la página” y “mirar hacía el posconflicto”.
No obstante, la cita de Maquiavelo ha sido probada por la historia una y otra vez. En el caso de Venezuela, el problema “es fácil de conocer y difícil de curar”. Pero por fortuna, para nosotros los colombianos, la situación todavía es relativamente “fácil de curar y difícil de conocer”.
La cura para evitar que sigamos el camino de la Venezuela chavista: unirnos para lograrla victoria de una coalición por la libertad en las elecciones de 2018 y para conseguir la aprobación del referendo que derogue la Constitución de las FARC y la Justicia de las FARC.
Parafraseando a Churchill, si alguno de los aliados de Santos y las FARC en la imposición del Acuerdo ilegítimo llega a la presidencia en 2018, probablemente en unos años estaremos llamando a un largo, triste y doloroso periodo de nuestra historia como el de “La Dictadura Socialista Innecesaria”.
Jorge Enrique Gómez Pardo es colombiano, abogado con opción en administración de empresas de la Universidad de los Andes y LL.M. en derecho penal internacional de la Universidad de Utrecht, Holanda. Ha sido activista político desde hace más de 15 años, lo cual ha combinado con su ejercicio profesional. Síguelo en @jegomezpardo