Por Martín Sánchez
El sistema de salud en Colombia está encabezado por el Ministerio de Salud, entidad burocrática que regula la prestación de servicios de salud por parte de las Entidades Promotoras de Salud (EPS), los Instituciones Prestadores de Salud (IPS) y El Sistema de Selección de Beneficiarios Para Programas Sociales (SISBEN).
Como bien lo dice su nombre las EPS son unas entidades únicamente encargadas de promover la prestación de los servicios de salud, mientras que las IPS son las instituciones que prestan los servicios de salud. El SISBEN es un sistema encargado de seleccionar a las personas más vulnerables del país para enfocar el gasto social principamente en su salud y educación.
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Desligado de estos encontramos la medicina prepagada la cual es la prestación más eficiente, y a la cual solo puede acceder el 2 % de la población del país.
El problema de la salud en Colombia no depende del gasto sino del acceso a un sistema eficiente y bien administrado. Muchos culpan a las grandes fortunas que están en países como Panamá y Suiza de la lista de muertos gracias al “espere la orden de la EPS”, sin analizar que el gasto total en salud en el país se ha incrementado desde la entrada en vigencia de la Ley 100. Se pasó de invertir 9,49 billones de pesos en 1993 (USD$ 3.154 millones) a 30 billones de pesos (USD$ 9.973 millones) en el 2012, según las cifras del Ministerio de Salud.
La problemática del sistema de salud se divide en tres puntos
Primero la tercerización: en la prestación de los servicios de salud, burocracia innecesaria traducida en tiempos excesivos de espera que terminan decidiendo si una persona vive o muere.
Segundo el subsidiamiento de la oferta y no de la demanda: el Ministerio de Salud paga cantidades estrepitosas a las EPS y a las IPS sin importar si se está o no accediendo a los servicios de salud por parte de los pacientes, algo nocivo porque se debe subsidiar al ciudadano que necesita una cita médica, un medicamento, una cirugía, entre otros.
Tercero el Plan Obligatorio de Salud (POS): un libro que indica a qué servicios puede acceder un paciente y qué hacer en caso de cada servicio.
Más burocracia innecesaria que evita la relación médico-paciente, que es la que se está buscando con la prestación de los servicios de salud, y termina siendo paciente-POS o paciente-Estado. Esto hace que la prestación de los servicios de salud sea pésima, con médicos que terminan teniendo en una mañana más de 25 citas médicas de no más de 15 minutos cada una.
Cómo salvar el sistema de salud en Colombia
El primer paso es desmontar el POS, que cada paciente sea atendiendo de acuerdo a su caso, y no de acuerdo a los casos que el Estado desea plantear.
El segundo paso debe ser subsidiar la demanda y no la oferta, por lo cual se deben desmontar las EPS, y financiar directamente a las IPS, las entidades que verdaderamente son necesarias para el sistema de salud.
Es incoherente que una persona que no necesita acceso al sistema de salud esté pagando por este servicio, y es aún más incoherente que cuando tenga que acceder no tenga los recursos para lograrlo, por lo cual junto a la iniciativa privada se pueden crear fondos de ahorros únicamente redimibles en servicios de salud, una forma mucho más eficiente de gestionar el dinero de cada ciudadano dándole acceso al sistema de salud que desee, incluso el prepagado.
Con estas apreciaciones podemos pasar a un sistema de salud mucho más eficiente que se base en el ciudadano, y no en las instituciones que el Estado quiere imponer para la prestación de estos servicios. Muy bien lo dijo Frédéric Bastiat “Todo el mundo quiere vivir a expensas del Estado, pero olvidan que el Estado vive a expensas de todo el mundo”. Así la labor de los ciudadanos en temas como la salud es ponerle límites al Estado y velar por su mínima y eficiente gestión.