Por Luis Alejandro Cuéllar Sánchez
Con el país ad portas de una de las elecciones más decisivas de nuestra historia reciente; el plebiscito a los acuerdos de paz en La Habana, y con la baja calidad del debate vista hasta ahora, es necesario conmemorar la vida de Juan Mario Laserna en lo que sería hoy su cumpleaños número Cincuenta, como Tolimense, su admirador y, con humildad, su discípulo, es casi una obligación recordarle a la república en estos momentos de turbulencia y ansiedad la serena figura y legado del Senador, su mirada técnica, pragmática, ética y realistamente idealista de los problemas del país puede servirnos como ciudadanos a tomar la mejor decisión a la hora de votar por él “Si” o por el “No”.
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Tuve la fortuna de acompañar al senador Laserna tanto en Bogotá, como Practicante en su oficina del senado, como en el Tolima en calidad de hijo de uno de los alcaldes que apoyo su proyecto político, gratamente pude presenciar que el Senador Laserna era un todo indivisible, si en Bogotá era el economista juicioso y honesto que descollaba en la comisión tercera con sus debates económicos, en el Tolima brillaba por la confianza que generaba y por su visión del departamento, no pasaba con él lo que una vez escribió en la revista Semana María Jimena Duzán sobre el extinto Ex Senador Víctor Renán Barco a quien describía como el doctor Jekyll en Bogotá y el señor Hyde en Caldas, con el Senador Juan Mario uno estaba seguro que no habían estratagemas o personalidades ocultas, uno sabía que existía eso que los norteamericanos llaman “Accountability”.
El Senador Laserna fue participe en muchos de los debates y las decisiones más importantes del país, no tanto en su calidad de político, lo cual fue durante muy poco tiempo, sino como funcionario público, y es allí donde está, creo yo, su legado más trascendental, y es que para una persona con la formación del Senador (Economista con un B.A. de la Universidad de Yale, con posgrado en Economía y Seguridad de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad John Hopkins, Curso Integral de Defensa Nacional (Cidenal) en la Escuela Superior de Guerra, un MBA de Stanford con énfasis en finanzas y una especialización en Gestión Pública de la Universidad de Los Andes.) lo más fácil, confiable y lucrativo hubiese sido haber buscado una carrera en el sector privado, de perfiles como el suyo están llenas firmas internacionales como J.P. Morgan, Goldman Sachs o la city de Londres.
Pero como el mismo lo dijo en vida “a uno le interesa ‘el honor y la gloria’, y morir con las botas puestas”, su decisión de servir al estado, de vivir como un verdadero civil servant, me trae a la memoria lo que los libros describen sobre el servicio civil en Prusia o Inglaterra; que servir al estado es una vocación destinada a los mejores y que no hay más interés propio que el bienestar general, un triste recordatorio de lo que no tenemos en Colombia, donde algunos funcionarios públicos ni son técnicos, ni son idóneos, y solo piensan en como lucrarse a costillas de los impuestos de los contribuyentes.
Sin embargo todo hombre debe padecer para alcanzar la gloria su propia y temida “finest hour”; para el Senador Juan Mario, ese tiempo fue su paso por el senado, creo que el choque con esa realidad a veces triste y frustrante que es la política colombiana, lo formó para lo que sería un futuro más prominente; en el senado dejo de ser simplemente una eminencia gris en una oficina en Bogota para interactuar con el pueblo y volverse un estadista, en la política el Senador Laserna aprendió a pasar del power point al power people, sus debates nacionales sobre el monopolio de Claro, o su interés en el posconflicto lo ubicaron en el centro de la agenda del futuro.
Y es que su visión a futuro era una constante, siempre le gustaba estar rodeado de gente joven con ideas de cambio, en el Tolima le gustaba aprender sobre el territorio, sobre la realidad del país y tratar de llevar recursos al departamento, mientras que en Bogotá formaba mediante su ejemplo una nueva generación de ciudadanos consientes, tal vez emulando la labor formadora de su señor padre Mario Laserna Pinzón, y es que era tanta su confianza en el futuro que puso su segunda campaña al senado en manos de jóvenes entusiastas con más ideas que votos, creo que siempre lo llenó más eso, la conversación fundamentada sobre el futuro del país que la charla estéril de cábalas políticas.
Luego de las elecciones al senado del 2014, en las que perdimos su asiento en el congreso, hablé con el Senador Laserna sobre esa perdida, por supuesto le dolió mucho la “quemada”, había tratado al departamento del Tolima como su constituency, había sido catalogado como el mejor senador del partido Conservador, el mejor congresista del Departamento y aun así no le había alcanzado para retener su escaño, fue víctima como el mismo reconocía del gobierno que le “partía las piernas” dándole recursos a senadores clientelistas que mediante mermelada rasgaban votos en el Tolima para luego jamás volver, aun así siempre puso el país por encima de los partidos o la polarización, nunca se entregó ni al Uribismo ni al Santismo, su posición siempre fue serena e informada, uno podía no estar de acuerdo con sus decisiones pero él siempre tenía el argumentos para sustentarse.
Podría gastar mares de tinta hablando de alguien como Juan Mario Laserna, una persona que le hacía honor a la dignidad de hombre de estado, su perdida prematura es una tragedia para el país, pero haber formado jóvenes como él lo hizo significa que su legado seguirá presente en el futuro, como Tolimense siento que su perdida es doble, pero me reconforta saber que el Senador Laserna fue y vivió como un hombre ejemplar, y que los ejemplos nunca muren, los ejemplos se siguen.
Luis Alejandro Cuellar Sanchez, Tolimense, Abogado de la Universidad del Rosario, ha escrito para el portallaotraesquina.co/