Por José Rafael Avendaño Timaury
Las rutas que conducen a destinos determinados suelen presentar alternativas para la escogencia del sendero adecuado para llegar sanos, salvos y sin tropiezo alguno. Cuando no existen autopistas, los viajeros suelen toparse con las encrucijadas que a su vez ofrecen opciones. Los conductores entonces ponderan la disyuntiva viable y deciden el camino a seguir.
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Maduro y su combo tienen claro y definido el norte establecido desde hace mucho tiempo. Mantenerse a como dé lugar en el poder. Su determinación se reitera cansonamente de manera frecuente. Para ello disponen de todos los poderes públicos conformados de manera ilegítima –exceptuando la AN– y de los diversos cuerpos armados: los milicos, en franca minoría ya, dentro de los cuadros regulares de la Fuerza Armada; los componentes de la Milicia y los irregulares colectivos agavillados pertenecientes al PSUV.
El balde de agua helada –esperado por predecible– desparramado sobre los venezolanos por la cabeza del Ministerio de Elecciones (CNE) del poder ejecutivo no deja lugar a dudas: recolección de firmas para el referéndum revocatorio en el mes de octubre. Lo que significa que la celebración del mismo y la obligada elección presidencial y demás premisas constitucionales no tendrá lugar este año. Convirtiendo la figura del revocatorio en un simple saludo a la bandera… ¡Quien tenga ojos que vea!
Para la fecha de la elaboración de este escrito, la MUD no ha emitido una orientación precisa para enfrentar el nuevo desacato del gobierno a la Constitución Nacional. Solamente han reiterado como única propuesta la celebración de la llamada “Toma de Caracas”, mediante un –por ahora– ejercicio aeróbico nacional el 1° de septiembre, en una especie de acción retardada, dilapidando el tiempo… ¡Inaudito!
Es un secreto a voces que dentro del organismo pluripartidista opositor existen diversas opiniones contradictorias para el establecimiento de la estrategia y táctica tendente a solucionar la Crisis Nacional. La contradicción estratégica contrapuesta abarca la conveniencia de propiciar un cambio de gobierno total, por una parte. Por la otra, la procuración de un nuevo gobierno renovado parcialmente –no total– conformado por una especie de coalición donde continuaría participando en rol fundamental el partido de gobierno. Conjuntamente con personeros promocionados por la MUD. Hasta las elecciones presidenciales de 2018.
Los propiciadores dentro de la MUD de esta alucinante teoría tienen diseñado un “plan B” si en definitiva los radicales del gobierno se niegan a aceptar la aventurera y absurda propuesta. Este plan alternativo no es nuevo. Lo vienen manejando desde enero de este año. Se trata de aprobar una enmienda constitucional modificando los artículos que tengan que ver con las previsiones establecidas para la sucesión presidencial (en los casos puntuales ya conocidos), y otras consideraciones aleatorias. Aspiran abrirse paso a codazos brindando obsequiosamente un “puente de plata” mediante una turbia negociación política (dejó de ser un secreto a voces) garantizando impunidad y comodidades a determinados jerarcas oficialistas ante el naufragio inminente.
En las declaraciones del doctor Ramos donde manifestaba su disposición de participar en las elecciones primarias de la oposición, anunció también que no se había descartado la posibilidad de realizar la enmienda constitucional. De hacerla, señalaba, se podría modificar la opción de sucesión vigente, en el sentido de que el vicepresidente ejecutivo no continuara en ejercicio de la presidencia en el último bienio, si el presidente resultaba revocado. No deseo ahondar en las consideraciones jurídicas y políticas de su propuesta. Para lo teórico siempre habrá tinta en el tintero y espacio en el tiempo. Lo cierto es que no es hora de hacer disquisiciones diletantes.
Lo que deseo precisar es la intención manifiesta del parlamentario de continuar jugando en una mesa de póker donde las cartas están marcadas y el croupier es un bribón. Pretende con su proposición que –aceptando de hecho–, de celebrarse el revocatorio el próximo año, con la predecible subsiguiente elección presidencial, el presidente que sustituiría al revocado no sería el vicepresidente ejecutivo (para ello sería la enmienda constitucional) sino el electo eventualmente.
De manera aleatoria la Asamblea Nacional ha anunciado que se iniciará próximamente el procedimiento pautado para elegir a los dos nuevos miembros del organismo electoral para sustituir a quienes tienen el período vencido, de tal manera que el cuerpo electoral renovado dirija el proceso electoral en el 2017 de manera imparcial. Sin olvidar que la Sala Electoral del TSJ está “vivita y coleando”. (Acaba de ratificar medidas contra los diputados de Amazonas).
Este “cuento de hadas”, adormecedor y utópico para los crédulos y algunos incrédulos, obvia tozudamente el escollo que presenta la Sala Constitucional del TSJ. Pretenden correr la arruga, nuevamente, para insuflar falsas esperanzas a muchos venezolanos que aún piensan que se imponga el ineficaz, por no decir inexistente, estado de derecho en que vivimos. Que aún es posible que estos poderes públicos y demás instituciones pervertidas funcionen a cabalidad. Seguramente –si la absurda hipótesis se consolida– encontrarán en enero o febrero del año que viene nuevas elucubraciones justificadoras –especie de “parto de los montes”– para invocarlas.
Pareciera –para la fecha– que en la MUD existen dos bloques medianamente conformados y un sector –“nini”– aún por definirse por las dudas existenciales que les abruman. Los que desean continuar el pernicioso juego con las cartas marcadas prolongándolo hasta el año que viene, y así sucesivamente. Otorgándole al gobierno lo que tanto desea y necesita: … ¡Tiempo!
Los que piensan –acertadamente– que llegó la hora de invocar la aplicación del artículo 350 de la Constitución Nacional. Algunos de ellos han señalado que es necesario acudir combativamente a la calle de manera democrática, republicana y constitucional para ejercer la cierta y valedera presión social, económica y política mediante el legítimo apremio ejercido por los partidos y la sociedad civil organizada. Otros proponen diversos y oblicuos matices como la llamada desobediencia civil, que más o menos es lo mismo. Algunos pensamos que todo es perfectamente permisible y deben agregárseles, concatenándolos, con los tradicionales métodos de lucha social que siempre han sido efectivos en la historia de la humanidad.
Como los paros y las huelgas en sus diversas opciones aplicándolas de manera escalonada. Es decir, el pueblo en la calle con resolución; armónicamente combativo, con diáfana civilidad republicana para evitar las soluciones de carácter cruento que nos amenazan. ¡Para nada deseables! Con estrategia y táctica única simple. Excluyendo la preeminencia de intereses subalternos. Invocando el respeto pleno a la Constitución y su aplicación global sin más subterfugios.
José Rafael Avendaño Timaury es un abogado venezolano, fue Consejero Político en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela (1984-1987) y Director General de Política Interior en el Ministerio de Relaciones Interiores.