Por Ramón Parellada
De nuevo sale a la palestra la intención de algunas personas en la conveniencia de devaluar el quetzal. No me extraña. La apreciación afecta a algunos negocios de exportación, obviamente pero también la devaluación de nuestro vecino del norte, México, ha provocado un ingreso de mercancías de ese país hacia el nuestro en forma de contrabando.
Pero, es la apreciación del quetzal ¿manipulada o verdadera? No estoy del todo seguro debido a que siempre ha habido intervención del Banco de Guatemala. Esta intervención ha sido en los últimos años “no discrecional” en apariencia, es decir, que se compran o venden dólares si el tipo de cambio sobrepasa cierta apreciación por un lado o devaluación por el otro. Pero también es cierto que el tipo de cambio depende principalmente de la demanda y oferta de dólares y en los últimos años la oferta de dólares ha tenido una tendencia creciente siendo superior a la demanda. Por lo tanto, cabría esperar una apreciación mayor del quetzal en relación al dólar y no se ha dado precisamente por las intervenciones del Banco de Guatemala.
Ahora bien, si la tendencia es a seguir apreciándose por la mayor oferta y demanda de dólares y el Banco de Guatemala lo ha estado frenando de alguna manera con su política cambiaria “no discrecional” (basta con ver el incremento de reservas monetarias internacionales debido principalmente a esta política), entonces podríamos decir que el quetzal está subvaluado o devaluado por decirlo de otra forma. Es decir, el tipo de cambio ahora está en Q$ 7,60 por dólares a pesar de todas las compras de dólares realizadas por el Banco de Guatemala, cuando a lo mejor debería estar a Q$ 7,00 o menos.
Esto no lo toman en cuenta quienes piden que el quetzal debiera devaluarse artificialmente a Q$ 8,00 por dólar, por ejemplo. La intención es que las exportaciones ganen competitividad aunque sea a costa de las importaciones y de las futuras distorsiones en la estructura productiva del país que esto causaría.
Ahora bien, es posible que el tipo de cambio actual no esté ni apreciado ni devaluado. Lo digo porque no existe un mercado informal o negro para el tipo de cambio entre el quetzal y el dólar. Así que mientras esto no ocurra puedo suponer que en efecto, el tipo de cambio actual es el de mercado. Esto es a pesar del mecanismo de compra y venta de divisas del Banco de Guatemala.
Las autoridades del Banco de Guatemala no deben hacerle caso a quienes proponen una devaluación artificial. Si se quiere que mejoren las exportaciones se debe hacerlo por la vía de la productividad, mejorando las ventajas comparativas, y no por la de un tipo de cambio artificialmente devaluado.
Si el tipo de cambio se aprecia naturalmente porque la oferta de dólares es mayor que la demanda entonces esto provocará que los productos importados bajen de precios en moneda local, incrementando así su cantidad demandada. Esto será la causa de que comience a incrementarse la demanda de dólares presionando nuevamente al tipo de cambio hacia una devaluación. Un tipo de cambio libre, sin manipulación, tenderá a ser el del mercado en la medida en que se permita que las importaciones y exportaciones como parte de la demanda y oferta de dólares se ajusten libremente.
Esperemos que estas presiones por devaluar el tipo de cambio no prosperen. Más bien, quienes presionan por el tipo de cambio deberían hacerlo por eliminar todos los aranceles que quedan y las regulaciones que impiden que seamos más productivos.
Ramón Parellada es guatemalteco, empresario y catedrático universitario. Síguelo en@MonchoParellada.
Nota previamente publicada en República GT